A continuación se presenta un resumen del discurso pronunciado por Minoru Harada, presidente de la Soka Gakkai, en la 7.ª reunión de la sede central para responsables de la organización alusiva al 3 de mayo, Día de la Soka Gakkai y Día de las Madres Soka. El encuentro se llevó a cabo en el Auditorio en Memoria de Josei Toda, en Sugamo, Tokio, el pasado 12 de abril.

¡Enhorabuena a todos por esta séptima reunión de la sede central para responsables en conmemoración del 3 de mayo, Día de la Soka Gakkai y Día de las Madres Soka!
También quiero dar una cálida bienvenida a los 156 miembros de 19 países y territorios que han viajado desde muy lejos para acompañarnos en esta actividad.
Este año celebramos el 45.º aniversario de la designación del 3 de mayo como Día de la Soka Gakkai, una fecha del más hondo significado para nosotros. Tanto el maestro Toda como el maestro Ikeda asumieron la segunda y tercera presidencia de la organización un 3 de mayo (en 1951 y 1960, respectivamente).
Al establecer el 3 de mayo como hito más importante de la Soka Gakkai –nuestro “Día de Año Nuevo”– el maestro Ikeda nos enseñó con rotunda firmeza y claridad que el espíritu de maestro y discípulo constituye la savia vital, la corriente sanguínea de la organización.
La decisión de convertir el 3 de mayo en Día de la Soka Gakkai se aprobó en febrero de 1980, el año siguiente a la renuncia de Ikeda Sensei como presidente de la organización. En mayo de ese año, después de una visita a Kyushu, nuestro maestro se trasladó a Kansai y, el 3 de ese mes, dirigió una ceremonia de gongyo en la cual, por primera vez, se celebró formalmente esa fecha conmemorativa. En dicho encuentro histórico, dio la siguiente orientación:
La marcha del kosen-rufu es una lucha incesante contra las funciones destructivas. En sus escritos, el Daishonin recalca la importancia de avanzar con brío por el gran camino de la fe, sin ser arrastrados por los «ocho vientos».[1]
Estos «ocho vientos» son funciones que agitan la mente de las personas y las desvían de la fe, como las ganancias inmediatas, el reconocimiento mundano, la alabanza, la censura, el sufrimiento, el placer, y otras fuerzas semejantes.
Nuestra revolución humana, mediante la cual cultivamos la autodisciplina, es la clave para establecer nuestra propia felicidad y promover el kosen-rufu. ¡Triunfemos sobre los «ocho vientos» con fe resuelta y demos nuevos pasos llenos de esperanza hacia el siglo XXI!
Sensei también pasó por el salón anexo, donde había muchas personas, ya que no cabían todas en la sala principal. Allí, les dijo en voz alta: «¡Ustedes son los verdaderos campeones del kosen-rufu! ¡Avancemos juntos, con un mismo corazón y sentido de propósito!».
Esa noche inscribió la famosa obra caligráfica donde se lee «3 de mayo» y, en el margen derecho, agregó: «Esta fecha es el punto de partida de la Soka Gakkai».
Al establecer el 3 de mayo como el hito más importante de la Soka Gakkai –nuestro «Día de Año Nuevo»– el maestro Ikeda nos enseñó con rotunda firmeza y claridad que el espíritu de maestro y discípulo constituye la savia vital, la corriente sanguínea de la organización. Como muestra tangible de ello, recalcó que la actitud más firme y fundamental en la fe se encontraba en «nuestra revolución humana, mediante la cual cultivamos la autodisciplina». Juró esforzarse por toda la eternidad al lado de las personas anónimas y comunes a quienes consideraba sus genuinos compañeros en la noble gesta del kosen-rufu.
Nunca olvidemos el sublime anhelo y el espíritu de lucha que Ikeda Sensei infundió en esta fecha al designarla Día de la Soka Gakkai. En vísperas de un nuevo 3 de mayo y como orgullosos discípulos, decidamos tomarlo como un nuevo comienzo, una poderosa oportunidad de reafirmar nuestro juramento con determinación renovada.
Nichiren Daishonin escribe que “el kalakula crece de tamaño cuando el viento sopla con más fuerza”. Tal como nos recuerdan estas palabras, las adversidades y las dificultades son una prueba contundente de que estamos recorriendo la senda de la justicia.
Nichiren Daishonin escribe que «el kalakula[2] crece de tamaño cuando el viento sopla con más fuerza».[3] Tal como nos recuerdan estas palabras, las adversidades y las dificultades son una prueba contundente de que estamos recorriendo la senda de la justicia; son el trampolín que nos permite dar un gran salto hacia nuestra revolución humana. Como fénix en vuelo, sigamos arremetiendo sin retroceder un solo paso, por muchos obstáculos que surjan. ¡Expandamos y profundicemos aún más nuestro estado de vida a medida que los vientos se hacen más fuertes! ¡Y, con esta postura, logremos una victoria absoluta!
(Traducción del artículo publicado el 20 de abril de 2025 en el Seikyo Shimbun).
[1] ↑ Ocho vientos: Ocho situaciones que impiden a la gente avanzar por el camino correcto hacia la iluminación. Según el Tratado sobre el «Sutra del nivel de la budeidad», los ocho vientos son: prosperidad, decadencia, deshonra, honor, alabanza, censura, sufrimiento y placer. En Los ocho vientos, carta dirigida a Shijo Kingo, el Daishonin escribe: «Los sabios merecen ese nombre porque no viven a merced de los ocho vientos. […] Las deidades celestiales sin falta protegerán a aquel que no se incline ante los ocho vientos». Véase END, pág. 834.
[2] ↑ Kalakula: Insecto imaginario cuyo cuerpo, según la creencia, se inflaba rápidamente cuando soplaban fuertes vientos, hasta volverse lo suficientemente grande para tragarse a cualquier ser vivo.
[3] ↑ La dificultad de mantener la fe, en END, pág. 493.