Jóvenes fénix · A los miembros del Departamento Futuro de la SGEs ·
Entrega de la serie Remonten el vuelo hacia el cielo de la esperanza, por Daisaku Ikeda (Extracto)
YA EMPEZAMOS el segundo mes del año. ¿Están todos de buen ánimo? En esta época del año, sigue haciendo mucho frío […], así que les pido que se cuiden de los estados gripales.
Para la Soka Gakkai, febrero es un mes significativo, en el cual tradicionalmente redoblamos los esfuerzos por dialogar con los demás sobre el budismo de Nichiren Daishonin.
Y aunque suele hacer mucho frío, a mí me gusta febrero, porque el 11 de ese mes es el cumpleaños de mi mentor, Josei Toda, el segundo presidente de la Soka Gakkai. Mi esposa y yo festejamos esta fecha todos los años.
Un mes de febrero, cuando era joven (en 1952), colmado de agradecimiento a mi mentor, me esforcé al máximo por transmitir el budismo del Daishonin a la mayor cantidad posible de personas; esta dedicación batió nuevas marcas en los resultados de propagación. Así nació la tradicional Campaña de Febrero de la Soka Gakkai, que es uno de los orgullos de mi juventud.
Por favor, sigan desafiándose con optimismo y sin desanimarse ante el frío, no solo en sus estudios, sino también en la lectura y en las actividades extraescolares.
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El maestro Toda solía decir a los jóvenes: «Voy a lograr el kosen-rufu. ¿Quieren ayudarme?» Nunca obligaba a nadie a participar. Estaba decidido a lograr el propósito del kosen-rufu por sí solo, si era necesario. Nosotros, sus discípulos, lo acompañamos en esa contienda, dispuestos a hacer todo lo que fuera necesario para ayudarlo.
«¡Yo asumiré la plena responsabilidad!». Esta es la postura de un auténtico líder del kosen-rufu.
De mi maestro, heredé ese firme sentido de la responsabilidad, que en mi opinión es un tesoro sin precio. Me puse de pie y decidí consagrar mi vida a hacer realidad el kosen-rufu; en otras palabras, la paz mundial y la felicidad de todas las personas.
«¡Yo asumiré la plena responsabilidad!». […] De mi maestro, heredé ese firme sentido de la responsabilidad.
«¡Lo haré, aunque nadie más lo haga!»… Espero que ustedes, mis jóvenes amigos –que, en el futuro, serán líderes magníficos–, desarrollen también esta conciencia de la responsabilidad.
Verán que no es difícil. Pueden empezar por algo sencillo, como mantener su cuarto ordenado. Algunos de ustedes quizá piensen: «¡Eso sí que es imposible!». Pero «ordenar» significa ocuparse de las cosas uno mismo. Si pueden incorporar este hábito, empezarán a cultivar una actitud responsable. […]
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No sé si conocerán la historia budista de un hombre muy rico llamado Sudatta. Fue quien construyó el célebre Monasterio de Jetavana –un edificio similar a los actuales centros culturales de la SGI– para su maestro, el buda Shakyamuni, y para sus compañeros practicantes.
Sudatta tenía una cualidad: disfrutaba haciendo las tareas que otros buscaban evitar a toda costa. De modo que, todas las mañanas, este hombre acaudalado madrugaba y se ponía a barrer los enormes jardines del monasterio.
Un día, Sudatta tuvo que salir de viaje con urgencia y no pudo llevar a cabo el aseo acostumbrado. Pero Shakyamuni, que venía observando la dedicación silenciosa de Sudatta, tomó la escoba y empezó a barrer en lugar de su discípulo. Cuando los demás practicantes vieron al Buda barriendo, se apresuraron a imitarlo.
Y al rato, cuando todos hubieron terminado, Shakyamuni les dijo: «Cuando uno limpia un lugar, también limpia su corazón y ayuda a purificar el alma de los semejantes. Uno adquiere belleza y cosecha la protección de los budas y deidades celestiales».
A la mañana siguiente, cuando Sudatta fue a retomar su labor habitual, Shakyamuni y un grupo de seguidores lo saludaron con una profunda reverencia, con ánimo de transmitirle cuánto agradecían su noble compromiso cotidiano.
Limpiar y ordenar no solo son actividades beneficiosas para nosotros mismos; también alegran y dan tranquilidad a nuestros amigos y familias. […]
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Las personas que mantienen ordenado su ambiente suelen, también, ser mentalmente organizadas. Y creo que esto ayuda a tener un buen rendimiento académico.
Notarán que, en las bibliotecas, los libros se guardan en su debido lugar, para que todos puedan ubicar rápidamente el volumen que quieren leer.
Ya que hablamos de libros, la historia de la Soka Gakkai empezó con la publicación de un texto que se creó a partir de un gran trabajo de organización y de ordenamiento.
Como sabrán, el fundador y primer presidente de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, era director de escuela primaria. Cada vez que le sobraba un minuto, anotaba sus reflexiones e ideas sobre la educación en papeles sueltos o al dorso de sobres usados. El resto de la gente no podía apreciar la enorme importancia de cada una de estas notas. Pero su discípulo Josei Toda las cuidó como un tesoro, las compiló, ordenó y editó, y de este esfuerzo salió esa obra capital de la educación que es El sistema pedagógico de la creación de valor.
Gracias a la organización magistral de Toda Sensei, salió a la luz una nueva teoría educativa, publicada de una forma totalmente fiel al espíritu del señor Makiguchi.
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Ser ordenados y organizados también nos permite evitar accidentes. Por ejemplo, durante un terremoto los objetos sueltos o mal ubicados pueden caer de los estantes y causar lesiones graves si impactan sobre la cabeza de alguien.
Cada vez que visito alguno de nuestros centros comunitarios, me ocupo personalmente de verificar la seguridad de todas las instalaciones. Me fijo que todo esté acomodado y en orden, que las puertas y ventanas estén bien cerradas, que no haya focos potenciales de incendios ni otras causas de posibles percances.
«Ordenar» significa ocuparse de las cosas uno mismo. Si pueden incorporar este hábito, empezarán a cultivar una actitud responsable. […] Es fundamental prestar atención a las pequeñas cosas.
Es fundamental prestar atención a las pequeñas cosas. Para mí, garantizar la seguridad de nuestros miembros es una enorme responsabilidad personal.
(Artículo extraído del ensayo publicado en la edición del 1 de febrero de 2013 de Boys and Girls Hope News). |