Sobre el epílogo


La nueva revolución humana, volumen 30


Este mes culminamos el movimiento de lectura y diálogo en torno al volumen 30 de La nueva revolución humana propuesto por la SGEs para este 2021 y apoyado desde las páginas de esta revista a través de la publicación de artículos mensuales en esta sección. Lo hacemos centrando la atención en su epílogo. En él, Daisaku Ikeda explica que redactó la última entrega de la obra en una fecha y un lugar llenos de significado, con la decisión de que se terminara de publicar en otra fecha igualmente llena de significado:

Comencé a trabajar en La nueva revolución humana el 6 de agosto de 1993, en el Centro de Conferencias de Nagano. La ciudad de Karuizawa, donde se encuentra este edificio, es un lugar entrañable para mí; allí pasé mi último verano junto con el señor Toda, en agosto de 1957, y fue en dicha ocasión cuando me prometí que escribiría una novela sobre la vida de mi mentor. El 6 de agosto de 1993, por otro lado, fue el 48.° aniversario del bombardeo atómico de Hiroshima, el primer ataque con armas nucleares que hubo en nuestro planeta. […]
.
Terminé el sexto y último capítulo del volumen 30, «El juramento», el 6 de agosto de 2018, exactamente 25 años después de haber iniciado la novela. Lo hice en el mismo Centro de Conferencias de Nagano donde había escrito el primer trazo. Cuando empecé la redacción de este capítulo, ya había decidido que la entrega final debía aparecer en el Seikyo Shimbun el 8 de septiembre, aniversario de la histórica «Declaración para la abolición de las armas nucleares» que mi maestro había hecho en 1957. Esa jornada había sido el punto de partida de todo nuestro movimiento por la paz; en respuesta al alegato pacifista de mi maestro, yo había viajado por el mundo y había trabajado junto a los miembros para generar una marea creciente del humanismo Soka. (Pág. 291)[1]

El mismo 8 de septiembre, Ikeda Sensei firmó, «En el complejo edilicio de la sede central de la Soka Gakkai», el epílogo. De eso hace ahora aproximadamente tres años. En este tiempo, el volumen 30 ha sido traducido y publicado en castellano y, quizás, empezamos a poder ver con cierta perspectiva su trascendencia histórica. Pero sigue estando reciente el momento en el que se publicó en el Seikyo Shimbun aquella entrega 139 de «Juramento», y de que no pocas personas que durante años habían seguido con entusiasmo la novela en dicho periódico, al leer la dedicatoria final, derramaran lágrimas sobre sus páginas. Consciente de ello, el propio Sensei observó en un ensayo escrito en los días posteriores: «si hay algo que no tiene fin es el reto de la revolución humana a la cual estamos dedicados, como maestro y discípulos. […] [A]vanzar siempre hacia lo que sigue, tomando este momento como punto de partida, es el corazón del budismo Nichiren. El telón que cae al final de un desafío es el telón que se abre para dar paso al acto siguiente».[2] A ello apunta también el tramo final del epílogo:

El escritor ruso León Tolstói observó que un espíritu inmortal requiere actos inmortales. Mi sincero deseo es que los miembros de la Soka Gakkai consideren la culminación de La nueva revolución humana como un punto de partida personal, y se pongan de pie como «Shin’ichi Yamamoto» para trabajar por la felicidad de los semejantes. Oro para que, con su trabajo tenaz e incansable, escriban su propia historia resplandeciente de revolución humana. (295)

El texto de la placa principal del monumento Manos por la Paz, donado por la SGEs a la ciudad de Rivas-Vaciamadrid, se abre con la frase inicial de La nueva revolución humana | Foto: Civilización Global

[1]Este y el siguiente número de página se refieren a IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, Vol. 30, Parte 2, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2021.

[2]Civilización Global, n.º 164, diciembre 2018, pág. 8.

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