Un cambio en nuestra perspectiva puede cambiar todas las cosas


A continuación se presente un extracto de la orientación brindada por Daisaku Ikeda en la reunión de la sede central para responsables celebrada en el Centro en Memoria de Tsunesaburo Makiguchi, en Hachioji, Tokio, el 16 de diciembre de 1996. El vídeo de este discurso se retransmitió en la reunión de la sede central para responsables del pasado 17 de noviembre.

El monte Fuji me recuerda a la novela Miyamoto Musashi. Hay un pasaje de esta obra que tengo siempre presente; contiene una profunda verdad, y lo he citado muchas veces en mis discursos:

Más que preocuparte por tu futuro pensando: «Quizá deba convertirme en esto. O tal vez en aquello», primero adquiere compostura y construye una identidad firme e inamovible como el monte Fuji.[1]

No tambalearnos, pase lo que pase o digan lo que digan los demás. No entrar en pánico; no perder la confianza. Este es el modo en que debemos esforzarnos por vivir. Esta actitud, de por sí, es prueba de una genuina personalidad.

Una vez, en mis tiempos en el Departamento de Jóvenes de la Soka Gakkai, estando el maestro Toda y yo solos contemplando el monte Fuji, me dijo: «Daisaku, el monte Fuji parece siempre tranquilo y sereno, pero su cumbre es azotada por vientos feroces. La persona que llega a lo más alto en la vida debe soportar también vientos feroces». Jamás olvidaré esas palabras.

Sea como fuere, hoy quería transmitirles a todos ese inolvidable pasaje de Miyamoto Musashi.

Toda Sensei declaró: «Lo que construirá el nuevo siglo será la pasión y la fuerza de los jóvenes».

Toda Sensei declaró: «Lo que construirá el nuevo siglo será la pasión y la fuerza de los jóvenes». […] Con este espíritu, hago un llamamiento a los miembros de los departamentos de Mujeres y de Hombres a hacer todos los esfuerzos posibles para apoyar y capacitar a la juventud.

La Soka Gakkai ha entrado en un momento de transmisión del testigo, en el que la juventud debe asumir plena responsabilidad del kosen-rufu. El Departamento de Jóvenes está adquiriendo un papel crucial. Los tiempos cambian, y así debe ser. De otro modo, no se podrá abrir una nueva época.

Con este espíritu, hago un llamamiento a los miembros de los departamentos de Mujeres y de Hombres a hacer todos los esfuerzos posibles para apoyar y capacitar a la juventud, de modo que puedan abrir un camino realmente magnífico como sucesores.

Espero que los jóvenes también avancen con esta determinación. Mi deseo es que hereden correctamente la misión de la Soka Gakkai, una organización sin igual surgida en respuesta al propósito del Buda; un noble movimiento dedicado a hacer realidad el kosen-rufu. También cuento con la juventud para abrir rutas hacia una espléndida nueva era de la Soka.

Daisaku Ikeda recibe a Natalia Saats, directora del Teatro Estatal Moscovita de Música para Niños, en la antigua sede del Seikyo Shimbun en Tokio, en mayo de 1989; desde su primer encuentro en mayo de 1981, en Moscú, ambos se reunieron en siete ocasiones, y en dos el Teatro presentó funciones en Japón por invitación de la Asociación de Música Min-On | Foto: Seikyo Shimbun

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Hace poco, recibí un libro desde Moscú: una autobiografía de Natalia Sats (1903-1993), la célebre madre del movimiento de arte infantil en Rusia, amada por niños y niñas de todo el mundo, quien falleció […] a los noventa años. Viktor Prokhorov, presidente del Teatro Estatal Moscovita de Música para Niños, fundado por Sats, fue quien me envió el ejemplar. Esta obra póstuma incluye referencias a los encuentros que mantuvimos su autora y yo.

En una ocasión, Natalia Sats señaló que la visión budista sobre la eternidad de la vida de la que yo le había hablado le había dado infinita esperanza.

En su juventud, su esposo, que era inocente de todo delito, había sido ejecutado durante las purgas de Stalin. Ella misma había sido falsamente acusada y condenada a cinco años de cárcel, que pasó mayormente en un campo de trabajos forzados en Siberia.

En la celda donde estaba recluida había otras convictas inocentes, consternadas por el miedo y la tristeza. Pero, aunque su situación era igual de sombría, ella no se dejó arrastrar por la pesadumbre. De inmediato se puso a pensar cómo levantar el ánimo de sus desesperadas compañeras. A través de pensar en el bien de otras personas, el sol de la esperanza comenzó a elevarse de nuevo en su corazón.

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En la autobiografía de Natalia Sats leemos: «Debo ayudarlas a sobrevivir. A ellas y a mí. Necesito cambiar mi manera de pensar; tratar de creer que esta realidad actual no es, de ninguna manera, el fin».[2] Determinó que, por desalentadoras que fuesen sus circunstancias en ese momento, su vida no iba a terminar, y que lucharía hasta el final.

Toda Sensei una vez me dijo: «Se puede convertir una derrota en la causa de una futura victoria. Y también se puede convertir una victoria en la causa de una futura derrota».

El budismo Nichiren es el budismo de la verdadera causa, el budismo del presente y el futuro. No vivimos en el pasado. Siempre nos desafiamos de hoy hacia el mañana. «¡Tenemos todo el futuro por delante! ¡Acabamos de empezar!». Porque avanzamos con esta postura, jamás nos estancamos.

Cuando cambiamos nuestra actitud o estado interior, también cambia nuestro entorno. El budismo enseña esto a través de las doctrinas sobre «la inseparabilidad entre la vida y su ambiente» y «los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital».

Cuando cambiamos nuestra actitud o estado interior, también cambia nuestro entorno. El budismo enseña esto a través de las doctrinas sobre «la inseparabilidad entre la vida y su ambiente» y «los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital».

En el presidio, mirando a su alrededor, Sats descubrió a mujeres con talentos maravillosos y diversos. De nada servía lamentarse de su situación. En cambio, pensó: «Aprovechemos esta situación para aprender unas de otras, cada una compartiendo aquello en lo que destaca. Creemos una escuela. Esta compañera puede dar clases de ciencia; esta otra puede enseñarnos medicina…». Ella misma tenía una voz hermosa y, en una ocasión, recitó un poema de Pushkin que conmovió y alentó a las otras reclusas.

La cárcel era oscura y estaba aislada del resto del mundo. Pero esto hacía de ella un lugar ideal para estudiar sin distracciones. También la convirtieron en un escenario donde disfrutar de las artes escénicas. Un cambio en nuestra perspectiva puede cambiarlo todo… Sats trató de que cada jornada fuese lo más amena y significativa posible. Las personas realmente sabias son capaces de crear valor en cualquier circunstancia.

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La celda de Natalia Sats era pequeña, pero en ella se gestó una historia grandiosa.

Los encuentros de pequeño formato pueden marcar una gran diferencia. Las reuniones de diálogo, las visitas hogareñas y los diálogos de orientación personal son lo que de verdad importa.

Los responsables de genuino valor son los que se relacionan con otras personas de vida a vida, entablando diálogos cuyo cálido aliento las inspira a renovar su convicción en la fe. Estos encuentros tienen la capacidad de motivar decisiones perdurables, y generan reacciones en cadena que se extienden para conmover a muchos otros.

Solo los esfuerzos sostenidos para visitar a cada miembro y mantener diálogos sinceros, de corazón a corazón, generan esa clase de oleaje de aliento. Tales esfuerzos han sido el secreto de nuestro desarrollo hasta el día de hoy. Si tomamos la decisión de redoblar nuestro compromiso con ellos, podremos crear una nueva y poderosa onda expansiva. Este es el camino que conduce al eterno avance del kosen-rufu.

Los encuentros de pequeño formato pueden marcar una gran diferencia. Las reuniones de diálogo, las visitas hogareñas y los diálogos de orientación personal son lo que de verdad importa. Los responsables de genuino valor son los que se relacionan con otras personas de vida a vida.

Natalia Sats y sus compañeras en la cárcel decidieron que nadie debería sufrir a solas. La soledad solo agrava la tristeza y la torna más difícil de superar.

Somos seres sociales. Lo que nos vuelve realmente humanos son las interacciones con los demás; solo así podemos enriquecernos mutuamente. Crecemos mediante tales intercambios, compartiendo los altos y bajos, las alegrías y penas, del vivaz mundo humano.

Para ser humanistas no necesitamos profesar elevadas teorías. Lo único que hace falta es creer de verdad en las personas y tratar de unirlas. Ese es el verdadero humanismo: cultivar lazos de amistad.

La amistad es fuerza. La fortaleza subyacente de la Soka Gakkai, también, es la amistad, la camaradería y la sólida unión en la fe. La estructura organizativa va después. Recordemos que la organización es un medio para profundizar la amistad, la camaradería y la fe.

La amistad es fuerza. La fortaleza subyacente de la Soka Gakkai, también, es la amistad, la camaradería y la sólida unión en la fe. La estructura organizativa va después.

Las actividades nos permiten adquirir tesoros en la vida, día tras día, porque promueven la amistad, tanto en nuestras comunidades locales como en la sociedad.

Somos practicantes del budismo Nichiren. Vivamos de un modo que inspire a los demás y les haga sentir el deseo de emularnos, protagonizando cada uno la saga de su revolución humana siendo fiel a sí mismo.

No hay mejor forma de vivir que dedicarnos día tras día a nuestra revolución humana, a la manera –propia y única– de cada cual. El crecimiento que alcancemos en este proceso es una magnífica forma de transmitir a otras personas la grandeza del budismo Nichiren.

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Quiero citar aquí un conocido pasaje de La apertura de los ojos:

Aunque mis discípulos y yo encontremos toda clase de dificultades, si no albergamos dudas en nuestro corazón manifestaremos la budeidad en forma natural. No duden [del beneficio de practicar el Sutra del loto] tan solo porque el cielo no les brinde su protección; no se desalienten tan solo porque en esta existencia su vida no sea cómoda y segura. Es lo que he venido enseñando a mis discípulos día y noche, y sin embargo, han comenzado a albergar dudas y a abandonar la fe.

Cuando llega el momento crucial, los necios tienden a olvidar sus promesas.[3]

El Daishonin nos asegura que, si seguimos esforzándonos en la fe a lo largo de nuestras vidas, manifestaremos la budeidad sin falta; por eso nos anima a perseverar, sin permitir que las dificultades que encontremos en el camino se conviertan en un obstáculo.

«No duden tan solo porque el cielo no les brinde su protección», advierte el Daishonin. A largo plazo, es seguro que obtendremos beneficios. Aunque la situación parezca negativa, tengamos la certeza de que podemos convertir el veneno en medicina.

«No se desalienten tan solo porque en esta existencia su vida no sea cómoda y segura», nos enseña. Una vida fácil y acomodada no nos hace más fuertes.

La práctica budista está llena de difíciles retos, pero nos permite experimentar la enorme alegría de la revolución humana, algo que jamás sería posible en una vida totalmente relajada. Por eso el Daishonin nos advierte estrictamente de que, en los momentos cruciales, no debemos olvidar las promesas que hemos hecho en la fe.

¡Juntos, hagamos que el año próximo también esté lleno de grandes victorias!

(Traducción del artículo publicado el 1 de diciembre de 2024 en el Seikyo Shimbun).


[1] ↑ YOSHIKAWA, Eiji: Miyamoto Musashi, Tokio: Rokko Shuppan-bu, 1965, vol. 5, pág. 8.págs. 56 y 57.

[2] ↑ SATS, Natalia: Zhizn, yavlenie polosatoye (La vida, con uniforme a rayas), Moscú: Novosti, 1991, pág. 288.

[3] ↑ La apertura de los ojos, en END, pág. 300.

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