Una nueva ruta


Del volumen 10


Durante su visita a Portugal en octubre de 1965, Shin’ichi Yamamoto y sus acompañantes admiran el Monumento a los Descubridores, inaugurado en Lisboa cinco años antes con motivo del 500.º aniversario del fallecimiento del príncipe Enrique el Navegante. | Ilustración: Cortesía de Seikyo Shimbun

Tal y como se anunció en la entrega de marzo de esta sección, este mes seguimos centrándonos en el tomo que abarca los volúmenes 9 y 10 de La nueva revolución humana.

De acuerdo con lo señalado en la sección «Este mes» de este número de Civilización Global, en junio tradicionalmente muchos miembros de la SGEs se esfuerzan de manera más consciente en la ofrenda budista a través de la actividad de aportación. Además, entre otras fechas significativas para la Soka Gakkai –a las que se alude también en «Este mes»–, el 6 de junio se conmemora como Día de la Inseparabilidad de Maestro y Discípulo de Europa.

Con este trasfondo, se propone la lectura del tercer capítulo del volumen 10, «Una nueva ruta». En él, Daisaku Ikeda escribe sobre una campaña de aportación que se llevó a cabo en Japón en octubre de 1965, destinada a la construcción del Sho-Hondo, un edificio cuyo significado se desgrana en el texto.

Aunque en 1965 Japón estaba sufriendo la mayor recesión económica desde el final de la Segunda Guerra Mundial, los miembros de la Soka Gakkai se lanzaron con emoción a realizar contribuciones, que, aunque en algunos casos fueran pequeñas desde un punto de vista cuantitativo, desbordaban espíritu de agradecimiento y sentido de misión.

Aunque en 1965 Japón estaba sufriendo la mayor recesión económica desde la Segunda Guerra Mundial, los miembros de la Soka Gakkai se lanzaron con emoción a realizar contribuciones que […] desbordaban espíritu de agradecimiento.

En «Una nueva ruta» también se narra el viaje que, pocos días después de la conclusión de esa campaña, llevó a Shin’ichi Yamamoto a Francia, Alemania Occidental, Italia y Portugal. En cada uno de estos países se reunió y alentó a pioneros del kosen-rufu de nuestro continente, que en su mayor parte eran valerosas mujeres japonesas casadas con europeos. En el capítulo, leemos:

Viviendo en una tierra extranjera, sin ningún apoyo, ellas cultivaron la confianza y la amistad de las personas, y compartieron la Ley Mística mientras batallaban para superar las diferencias de idioma, costumbres y cultura. Seguramente, fueron criticadas debido a la incomprensión y el prejuicio. Era una tarea que de verdad requería una perseverancia tremenda.[1]

La referencia del capítulo para España es:

IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, vols. 9 y 10, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2015, págs. 299-246.

 ¡Buena lectura!


[1] ↑ IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, vols. 9 y 10, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2015, pág. 316.

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