Carta desde Sado · Parte ii (2/3)


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El hierro se convierte en una magnífica espada cuando es sometido al fuego y a los golpes. Los venerables y sabios son puestos a prueba ante el insulto. Mi actual exilio no se debe a ningún crimen secular; su único propósito es que yo pueda expiar en esta existencia mis graves faltas del pasado y, en la próxima, verme liberado de los tres malos caminos[3].[4]

LA FE ES LA MÁXIMA EXPRESIÓN DE UN ESPÍRITU INVENCIBLE

El Daishonin señala: «El hierro se convierte en una magnífica espada cuando es sometido al fuego y a los golpes».[5] La lucha contra la adversidad templa nuestra vida, así como se templa una filosa espada.

El Daishonin declara, asimismo: «Los venerables y sabios son puestos a prueba ante el insulto».[6] Se puede conocer a un auténtico venerable o a una persona realmente sabia por su postura ante las críticas y las calumnias. Todas las figuras históricamente aclamadas por su grandeza han sufrido, casi invariablemente, persecuciones y oposición.

Verse expuesto a dificultades es, en cierta forma, una prueba de fortaleza interior. Enfrentar las situaciones más difíciles con determinación inquebrantable y perseverancia, negándonos a retroceder un solo paso, nos permite forjar un espíritu fuerte, que se convierte en una fuerza motriz irreemplazable para conducir una vida victoriosa. La fe en el budismo Nichiren es la máxima expresión de este espíritu invencible.

UNA RELIGIÓN QUE BRINDE FORTALEZA, BONDAD Y SABIDURÍA A LA GENTE

En mi conferencia «El budismo Mahayana y la civilización del siglo XXI»,[7] que ofrecí en la Universidad de Harvard, planteé algunas preguntas: ¿Fortalece la religión a las personas o las debilita? ¿Fomenta en ellas lo bueno o lo malo? ¿Las torna más o menos sabias?

La esencia del budismo Nichiren es brindar fortaleza, bondad y sabiduría a las personas. En esta época en que la falta de humanidad está tan extendida, hace falta como nunca una religión centrada en el ser humano.

Todo comienza por la transformación interior del individuo. A medida que practicamos sostenidamente el budismo Nichiren, tomamos conciencia de la dignidad y el valor de nuestra vida. Activamos nuestra sabiduría y fuerza inherentes y nos ponemos en acción para crear el máximo valor posible, contribuyendo al bienestar y la felicidad de los demás y de la sociedad. La Soka Gakkai es la organización que está construyendo y expandiendo este movimiento de revolución humana en todo el mundo.

[…] Nichiren Daishonin escribe: «Aunque ocurran calamidades, pueden ser convertidas en buena fortuna»;[8] «Cuando ocurre un gran mal, sobreviene un gran bien»,[9] y «[E]l invierno siempre se convierte en primavera».[10]

Nuestros miembros en [la región que sufrió el devastador terremoto y tsunami de marzo de 2011,] Tohoku, tomando seriamente la convicción que transmite el Daishonin, han mostrado la fortaleza inherente al espíritu humano de no darse por vencidos, y han acumulado infinidad de «tesoros del corazón».[11]

Su indómito «espíritu de Tohoku» ha inspirado a gente de todo Japón y el mundo, y su valiente ejemplo ilumina el siglo XXI como un faro de esperanza.

UN ESTADO DE VIDA TAN NOBLE COMO EL DEL BUDA

En Carta desde Sado, el Daishonin escribe: «Mi actual exilio no se debe a ningún crimen secular».[12] Y explica que la verdadera razón de las tribulaciones que estaba sobrellevando era su transformación kármica. Asimismo, enseña el principio de transformar el karma basado en la función de causa y efecto que expone el budismo Nichiren.

La teoría de causa y efecto postulada por las escuelas budistas establecidas en la época del Daishonin tendía al pesimismo. Se centraba en las causas que el individuo había hecho en vidas pasadas y que determinaban su infelicidad y desventura en la existencia actual. Planteaba el presente como algo fijo o inmutable.

Sin embargo, el principio de la transformación kármica expuesto por el Daishonin se asienta en una lectura más profunda y expansiva de la causalidad, revelada en el Sutra del loto.

Basarnos en el Sutra del loto significa reconocer que nosotros y todas las personas poseemos un noble estado de vida igual al del Buda. Cuando el sol se eleva en el cielo, disipa la oscuridad e ilumina vivamente la tierra. De manera análoga, cuando entonamos Nam-myoho-renge-kyo hacemos que se eleve en nosotros el sol de nuestra budeidad inherente, que existe desde el tiempo sin comienzo. Como resultado, la oscuridad de la ignorancia fundamental[13] se despeja, el karma pasado se transforma y lo que prevalece en nosotros es la fuerza primordial para trascender cualquier sufrimiento o dificultad.

En ese momento, cambia el sentido del karma. Nuestra vida de sufrimiento provocado por el karma se transforma en un nivel profundo, convirtiéndose en una vida de desafío al karma adverso, en la que resplandecen genuinamente el valor humano y la dignidad. Esta es la esencia del budismo Nichiren, que nos enseña el principio de «cambiar el karma». Y aquí hallamos la clave para revitalizar nuestra existencia y crear un futuro más luminoso.

TRANSFORMAR EL KARMA EN MISIÓN

Como hacía notar el maestro Toda, el Sutra del loto enseña que el Buda también padecía enfermedades. En su deseo de liberar a todos los seres del sufrimiento —nos decía—, el Buda necesitó experimentar las mismas dolencias que la gente. De otro modo, nadie se habría identificado con él ni escuchado su enseñanza. De esta forma fácilmente comprensible, nos explicó un principio budista y una visión de la vida de gran profundidad.

Cuando afrontamos las enfermedades y los problemas y logramos superarlos damos un ejemplo inspirador a los demás y, con ello, brindamos esperanza y valentía.

Hay una escena en el Sutra del loto en la que los bodisatvas juran aparecer en el mundo en una época futura, caracterizada por la impureza, para guiar a la gente a la felicidad. En otras palabras, eligen por propia voluntad adoptar un karma que los lleve a renacer en una época turbulenta y, mediante su propio ejemplo, alientan a otras personas que sufren. Este es el principio conocido como «adoptar voluntariamente el karma apropiado».[14]

Viendo el ejemplo de estos bodisatvas, las personas se arman de coraje para ponerse de pie y hacer lo mismo. Descubren que el poder de superar la adversidad es inherente a su vida y lo activan. Fortalecidos por esta fuerza interior que proviene de la fe en la Ley Mística, repelen todos los sufrimientos kármicos que los abruman y se convierten en personas capaces de inspirar y alentar a quienes los rodean.

Esta forma de vida, orientada a convertir el karma en misión, puede expresarse en términos contemporáneos como la labor de empoderar a los demás y fomentar su capacidad de resiliencia.

Esa es la fuerza del juramento de los bodisatvas.

[…] [En noviembre de 2020], el activista de los derechos humanos y Premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel envió un mensaje de felicitación a la Soka Gakkai por su nonagésimo aniversario. En él, observaba que la pandemia del coronavirus exigía a la humanidad una gran fortaleza de ánimo.

«No dejen de sonreírle a la vida —exhortó—. En los momentos más difíciles hay que seguir. Siempre está esa “fuerza de la esperanza” para poder construir un mundo mejor […]. Ustedes [los miembros de la Soka Gakkai] van sembrando, van transmitiendo un sentido de vida, y creo que esto es lo importante. Y todavía les queda una tarea larga por hacer, porque esto no termina. […] Y otros van a tener que seguir el mismo camino [en el futuro]».[15]

Los miembros de la Soka Gakkai en todo el mundo tienen la firme y esperanzadora convicción de que es posible convertir el destino en misión. El doctor Pérez Esquivel expresó su profundo apoyo a las actividades que desarrollan, alentando constantemente a sus semejantes.

Y hoy, en el Departamento Futuro sigue manando sostenidamente una corriente de sucesores, jóvenes abanderados de la justicia. Cada uno de ustedes es un valor humano que inspira grandes esperanzas. En todo el mundo, numerosas personas de conciencia que simpatizan con nuestro movimiento aguardan con entusiasmo el desarrollo de cada uno de ustedes.

HACER CRECER SUS JÓVENES ALAS

Estoy seguro de que ustedes, mis jóvenes amigos del Departamento Futuro, tendrán toda clase de problemas y preocupaciones. Pero quienes han sufrido pueden entender el sufrimiento de los demás y alentarlos. Superar el dolor y la adversidad los hace más fuertes y hace crecer sus jóvenes alas para que puedan volar alto. Ningún esfuerzo es en vano.

La clave está en seguir avanzando con paciencia y valentía, a la vez que dialogan sabiamente con buenos amigos y predecesores en la fe que los aprecian.

Sobre todo, sean constantes en la fe budista y practiquen toda la vida.

El siguiente pasaje de Carta desde Sado enseña la importancia de tener el «corazón de un león rey», para poder lograrlo.

(Continuar leyendo la parte 3/3).


[3] Tres malos caminos (también «malos caminos de la existencia»): Son los estados de infierno, de las entidades hambrientas y de los animales. En la clasificación de los diez estados, son los tres inferiores. Representan estados de sufrimiento en los que se cae un sujeto como resultado de sus malas acciones. Aquí, «camino» denota un estado de vida o ámbito de la existencia.

[4] Carta desde Sado, en END, pág. 322. Esta carta, redactada el 20 de marzo de 1272 en Tsukahara, isla de Sado, fue dirigida a todos los discípulos del Daishonin, con ánimo de disipar cualquier duda que pudiese haber surgido en ellos a raíz de la persecución de Tatsunokuchi y del posterior destierro de Nichiren Daishonin a Sado seis meses antes. El texto también brinda importantes palabras de orientación y de aliento.

[5]Ib.

[6] Ib.

[7] Daisaku Ikeda dio dos conferencias en la Universidad de Harvard: «La época del soft-power», el 26 de setiembre de 1991, y «El budismo Mahayana y la civilización del siglo XXI», el 24 de setiembre de 1993.

[8] How the Gods Protect the Place of Practice (La forma en que las deidades protegen el lugar de la práctica), en WND-2, pág. 669.

[9] El gran bien y el gran mal, en END, pág. 1165.

[10] El invierno siempre se convierte en primavera, en END, pág. 561.

[11] Las tres clases de tesoros, en END, pág. 893.

[12] Carta desde Sado, en END, pág. 322.

[13] Ignorancia fundamental (también «oscuridad fundamental»): La ilusión más hondamente arraigada en la vida, que da lugar a las demás ilusiones. Se refiere a la incapacidad de ver o reconocer la verdad suprema de la Ley Mística, así como los actos negativos que surgen de dicha ignorancia.

[14] Adoptar voluntariamente el karma apropiado: Alusión a los bodisatvas que, aunque están calificados para recibir las recompensas puras de la práctica budista, renuncian a ellas y juran, en cambio, renacer en una tierra impura para salvar a los seres vivos.

[15] Del texto publicado en el Seikyo Shimbun el 26 de noviembre de 2020.

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