Carta desde Sado · Parte ii (3/3)


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Además de estas personas, hubo otras que aparentaron creer en mí, pero comenzaron a dudar cuando vieron que yo era perseguido; no solo han abandonado el Sutra del loto, sino que incluso se creen lo bastante sabias para aleccionarme. Lo lamentable es que esta gente perversa deberá sufrir en el infierno Avichi[16] aún más tiempo que los creyentes del Nembutsu. […] «Aunque el sacerdote Nichiren es nuestro maestro, actúa con excesiva vehemencia. Nosotros difundiremos el Sutra del loto de una manera menos agresiva». Cuando hablan así son tan ridículos como una luciérnaga que se ríe del sol y de la luna, o como un hormiguero que se mofa del monte Hua,[17] como las fuentes y arroyos que desdeñan a los ríos y océanos, o como una urraca que se burla del ave fénix.[18]

LA GRANDEZA DEL MAESTRO QUE PROPAGA EL SUTRA DEL LOTO

Cuando el Daishonin escribió esto, sus discípulos de Kamakura también estaban siendo perseguidos. Como resultado de ello, algunos comenzaron a dudar de sus enseñanzas y, por miedo, abandonaron la fe.

Desde la perspectiva de las escrituras budistas, era inevitable que surgieran persecuciones contra el Daishonin, el devoto del Sutra del loto. Pero cuando este fue desterrado a la isla de Sado, algunos de sus discípulos no solo abandonaron sus enseñanzas, sino que alegaron saber más que él y comenzaron a criticarlo.

Esos seguidores arrogantes no habían aceptado, realmente, las enseñanzas del Daishonin. En cambio, seguían sus propias ideas arbitrarias. El Daishonin dice que eran como el asura que pretendió superar al Buda exponiendo diecinueve elementos, cuando el Buda había enseñado solo dieciocho,[19] o como los maestros no budistas que decían conocer noventa y cinco formas de lograr la iluminación,[20] mientras que el Buda solo ofrecía un camino.[21] De la misma manera, algunos de los discípulos del Daishonin en ese período lo censuraron diciendo: «Aunque el sacerdote Nichiren es nuestro maestro, actúa con excesiva vehemencia. Nosotros difundiremos el Sutra del loto de una manera menos agresiva».[22]

Pero el Daishonin respondió con serena confianza, diciendo que tales individuos eran «tan ridículos como una luciérnaga que se ríe del sol y de la luna, o como un hormiguero que se mofa del monte Hua, como las fuentes y arroyos que desdeñan a los ríos y océanos, o como una urraca que se burla del ave fénix».[23]

UN ESTADO DE VIDA DE ILIMITADO AMOR COMPASIVO, FORJADO EN LA RESISTENCIA ANTE LAS DIFICULTADES

Aquí, el Daishonin ilustra la inmensa diferencia en el estado de vida entre él y sus detractores, valiéndose de comparaciones entre las luciérnagas con el sol o la luna; entre un hormiguero con un monte; entre las fuentes y arroyos con los ríos y océanos.

Desde el momento en que proclamó su enseñanza por primera vez, el Daishonin inició una contienda resuelta para aliviar el sufrimiento de todas las personas, por toda la eternidad. Declaró que no había abandonado este juramento ni siquiera después de su exilio en Sado, y que jamás lo abandonaría en ninguna época futura.

Siguió librando una lucha benevolente la felicidad de las personas y la paz. En esta tarea sostenida, su visión se expandió desde quienes lo rodeaban a toda la sociedad, desde un país al mundo entero, desde el presente al futuro eterno.

El Daishonin definió su vida como una serie interminable de obstáculos y de dificultades: «Así como las montañas se depositan sobre montañas, y las olas secundan a las olas, las persecuciones se suceden unas a otras y las críticas se suman a las críticas».[24] Nadie podía comparársele en este sentido. Pero sabía que esas adversidades habrían de suceder; por eso, ninguna persona arrogante que lo atacó pudo destruir jamás su vasto estado de vida.

Aquí vemos de qué modo el Daishonin intentaba transmitir a sus discípulos ese estado de inconmensurable amor compasivo, inseparable de su juramento de guiar a todos los seres a la felicidad. Aprendiendo del espíritu de su maestro, los practicantes de Kamakura expuestos a persecuciones seguramente habrán sentido que en su corazón fluía un torrente de valentía.

La comunidad de seguidores de Nichiren Daishonin, ejemplo de inseparabilidad entre maestro y discípulo, se construyó cuando los discípulos se pusieron de pie con el mismo juramento y compromiso incondicional que él.

LA SOKA GAKKAI AVANZA CON EL «CORAZÓN DE UN LEÓN REY»

El coraje es la clave para no alejarse de la fe.

La arrogancia es una mera expresión de cobardía. Los cobardes no pueden derrotar las funciones demoníacas que hay en su interior. Por eso es tan importante armarse del valeroso «corazón de un león rey» y luchar al máximo.

Nuestros dos primeros presidentes, Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda, superaron todos los obstáculos y dificultades que encontraron con el «corazón de un león rey», tal como enseñó el Daishonin, para abrir el gran camino del kosen-rufu.

El señor Makiguchi dijo: «Cuanto más luchamos, más fuertes nos volvemos, y más pronto podemos demostrar la grandeza del budismo Nichiren». También señaló: «Pongan en práctica en su propia vida el principio de “convertir el veneno en medicina”».[25]

Los miembros de la Soka Gakkai en todo Japón y el mundo han avanzado con vibrante valentía, haciendo propio este espíritu.

Los maestros y discípulos de la Soka, atesorando cada palabra de Carta desde Sado, se han puesto de pie con la misma postura que el Daishonin y han llevado a cabo la gran del kosen-rufu.

EL MUNDO ENTERO ES SU ESCENARIO

Basados en este espíritu de Gakkai, estamos dedicando la vida al noble propósito de concretar el kosen-rufu global –en otras palabras, la paz del mundo–. No hay forma más admirable de vivir. Ustedes, integrantes del Departamento Futuro que participan en esta loable tarea desde su juventud, están presentes en cada continente del planeta. El mundo entero es su escenario.

Sean cuales fueren los problemas que surjan, sigan armándose del «corazón de un león rey» y superando cada escollo con espíritu de dedicación altruista a propagar la Ley Mística. Cuando posean esa fe resuelta, su vida resplandecerá de victoria y honor.

«LES CONFÍO POR ENTERO EL KOSEN-RUFU»

Ustedes, nuestros jóvenes «abanderados de la justicia», son nuestra esperanza en el futuro. Para terminar, me gustaría transmitirles unas palabras que dirigí a los miembros del Departamento de Estudiantes de Enseñanza Media con quienes estudiamos Carta desde Sado tiempo atrás: «Espero que jamás olviden, mientras vivan, que el espíritu de la Soka Gakkai es el puro espíritu de lograr el kosen-rufu. Y espero que lo transmitan también a sus compañeros más jóvenes. ¡Les confío por entero el kosen-rufu!».

(Traducción del artículo publicado en la edición de abril de 2021 de Daibyakurenge).


[16] Infierno Avichi: El infierno del sufrimiento incesante.

[17] Monte Hua: Una de las cinco montañas sagradas en China.

[18] Carta desde Sado, en END, págs. 324-325.

[19] Dieciocho elementos: Concepto integral formado por tres categorías interrelacionadas, que son los seis órganos sensoriales (ojos, oídos, nariz, lengua, cuerpo y mente), los seis objetos que perciben y las seis conciencias o funciones perceptivas correspondientes a los órganos sensoriales en relación con los objetos percibidos.

[20] Basado en un pasaje del Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría. El término «noventa y cinco» probablemente pueda atribuirse a las noventa y cinco escuelas no budistas que había en los tiempos de Shakyamuni.

[21] Véase ib.

[22] Carta desde Sado, en END, pág. 324.

[23] Ib., pág. 325.

[24] La apertura de los ojos, en END, pág. 254.

[25] El término «convertir el veneno en medicina» se refiere a utilizar el poder de la Ley Mística para transformar una vida dominada por los tres senderos de los deseos mundanos, el karma y el sufrimiento en una vida que exprese las tres virtudes del cuerpo del Dharma, la sabiduría y la emancipación.

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