¡Este es el momento! ¡Generemos un torbellino de diálogo!


A continuación, presentamos un reciente ensayo de Daisaku Ikeda, perteneciente a la serie Nuestra brillante revolución humana.

El viento anima una alegre conversación, en la que participan tanto hojas arreciadas por el tiempo como hojas jóvenes, con un brillo –el de sus diversas tonalidades de verde– que es el de la vida misma: fotografía tomada por Daisaku Ikeda este mes de mayo, en Tokio | Foto: Seikyo

El tiempo no es más que el ritmo místico de la vida cósmica. Así pues, cuando entonamos y propagamos la Ley Mística, nuestra existencia se alinea con la época, y el tiempo obra de nuestro lado. Podemos vivir pletóricos de felicidad y victoria a lo largo de las cuatro estaciones.

Nichiren Daishonin, el Buda del Último Día de la Ley, declaró con firme determinación: «Yo, Nichiren, consciente de la época en que vivimos, deseo ahora propagar ampliamente esta doctrina [de las tres grandes leyes secretas]».[1]

En 1952, hace siete décadas, en ocasión de celebrar el séptimo centenario[2] del día en que el Daishonin proclamó públicamente su enseñanza, reafirmamos este rugido de león. Liderados por el maestro Toda, emprendimos una marcha histórica por el kosen-rufu con una decisión compartida: «¡El momento de propagar la Ley Mística es ahora!».

Ese fue el año de la Campaña de Febrero en el distrito general Kamata de Tokio.[3] Como discípulos espiritualmente unidos a Toda Sensei, con el juramento de saldar nuestra deuda de gratitud con él y con Nichiren Daishonin, alcanzamos resultados sin precedentes en las actividades de la Soka Gakkai orientadas a la propagación compasiva de la Ley Mística. Nuestra organización en Kansai también se puso en marcha alrededor de esa misma época.[4]

Ese año, la Soka Gakkai publicó su edición del Nichiren Daishonin gosho zenshu (Obras completas de Nichiren Daishonin) en abril, mes recordatorio del establecimiento de su enseñanza; con ello consolidamos nuestro compromiso de basarnos eternamente en los escritos del Daishonin.

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El autor, fotografiado junto a su esposa Kaneko Ikeda en la antigua sede del Seikyo Shimbun en Shinanomachi, Tokio, en mayo de 2002 | Foto: Seikyo

Gracias a la profunda consideración y amabilidad de nuestro maestro, mi esposa Kaneko y yo nos casamos en una sencilla ceremonia el 3 de mayo de 1952 [primer aniversario de la asunción de Toda Sensei como presidente de la Soka Gakkai], e iniciamos nuestro viaje compartido como pareja.

En ese momento, nos dijo: «Oro para que los dos trabajéis por el kosen-rufu mano a mano durante las largas vidas que tenéis por delante». Y solicitó que se cantara «Dainanko» (El gran héroe Kusunoki).[5]

La canción describe la despedida entre Kusunoki Masashige, el padre guerrero, y su hijo Masatsura, quien bajo «las verdes hojas de Sakurai»[6] hace un juramento [de cumplir con las aspiraciones de su progenitor]. Se cree que esta escena tuvo lugar en mayo, según el calendario lunar.

«Yo, tu padre, marcho rumbo a Hyogo», dice Masashige, preparado para encontrar la muerte en ese lugar. El joven hijo responde: «Marcharé contigo».[7] Pero aquel se lo prohíbe y, en cambio, lo insta a convertirse lo antes posible en un excelente adulto y a proteger al pueblo con su trabajo. Le confía el porvenir a Masatsura y lo envía de regreso con su madre en su ciudad natal.

Desde que adoptó al señor Makiguchi como maestro, a los 19 años, Toda Sensei lo apoyó con la postura de Masatsura descrita en esta canción. Después de que Makiguchi Sensei muriera en la cárcel defendiendo sus creencias, decidió luchar como un campeón indomable de la justicia y la humanidad para vindicarlo. Y se puso de pie solo, en medio de la devastación del Japón de posguerra, para cumplir el gran juramento de propagar la Ley Mística.

Cuando sus empresas entraron en crisis, Toda Sensei y yo batallamos juntos como Masashige y Masatsura, superando cada obstáculo con la fuerza de dos leones a la carga. Tras dejar atrás todos esos impedimentos, mi maestro se convirtió por fin en segundo presidente de la Soka Gakkai el 3 de mayo de 1951.

Conociendo más que nadie mi compromiso y determinación inquebrantables, tiempo después Toda Sensei eligió el 3 de mayo [primer aniversario de su mandato] como fecha de mi boda y comienzo de una nueva etapa en mi vida. Y, en la ceremonia, pidió que un coro cantase «Dainanko».

Setenta años han pasado desde entonces; en todo este tiempo, he seguido adelante con infinita gratitud a Toda Sensei, como un hijo que recorre el mismo camino que su padre –la senda de maestro y discípulo– para cumplir el gran juramento del kosen-rufu. A lo largo del camino, he ampliado nuestra membresía y he forjado numerosos sucesores.

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Una década después del histórico séptimo centenario, la Soka Gakkai dispuso que 1962 fuese el «Año de la victoria».

En enero de ese año, fui absuelto en el juicio relacionado con el incidente de Osaka,[8] en que fui arrestado por cargos falsos de violar la ley electoral. En el transcurso de 84 audiencias judiciales, combatí el intento de las autoridades de desacreditar a la Soka Gakkai –un movimiento popular en plena expansión–, y finalmente demostré la verdad ante todos.

El 3 de mayo de 1962, escribí estas palabras en un shikishi:[9]

Incidente de Osaka.
Primera audiencia judicial, 18 de octubre de 1957.
Alegatos finales, 16 de diciembre de 1961.
Veredicto: Sobreseimiento, 25 de enero de 1962.

Debajo, agregué: «Con mi más sincera gratitud a todos nuestros nobles miembros por su sincero apoyo y esfuerzo […]. Jamás los olvidaré».

Incontables camaradas tuvieron fe en mi victoria –en particular, las integrantes del Departamento de Mujeres de Kansai– y entonaron daimoku sin descanso. Cada una de estas personas, unidas en corazón y mente, pervivirá conmigo y con mi esposa para siempre.

La noche antes del veredicto, dije a los jóvenes de Kansai que se habían reunido en Amagasaki, en la prefectura de Hyogo: «Puesto que he prometido continuar la labor de los presidentes Makiguchi y Toda, no escatimaré mi vida». Y los alenté: «Emprendamos una nueva travesía con dignidad y confianza como aliados de los que sufren, dedicados a la felicidad de las personas como primer y eterno cometido».

Mi mayor orgullo y honor es que, desde ese momento, nuestros valientes Bodisatvas de la Tierra de la Poderosa Kansai y de todas las otras regiones han heredado espléndidamente el espíritu de Masatsura y han creado una historia triunfal de lucha conjunta de maestro y discípulo.

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En 1962 se intensificó el conflicto entre Oriente y Occidente. El año anterior se había construido el Muro de Berlín, que dividió la capital de Alemania, y en octubre se había producido la crisis de los misiles cubanos, en que los Estados Unidos y la Unión Soviética protagonizaron una tensa situación de amenaza nuclear. Esta despertó el temor en los corazones de personas de alrededor del mundo. En ese estado de incertidumbre y ansiedad, muchos medios japoneses optaron por publicar predicciones o comentarios sobre la probabilidad de una guerra nuclear o una tercera guerra mundial.

En lo personal, ese tipo de especulaciones no me interesaban. Mi determinación como discípulo de Josei Toda –quien había denunciado el armamento nuclear como mal absoluto– permaneció imperturbable: «¡Jamás debemos permitir que estalle una tercera guerra mundial!». Entonando un daimoku fervoroso con esa decisión, en medio de ese período de tensión, en la Soka Gakkai nos prometimos unos a otros abrir el camino hacia la paz mundial.

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Comencé 1962 visitando Hokkaido [la región más septentrional y fría de Japón], todavía en pleno invierno. Luego, tras una gira por Oriente Medio, viajé extensamente por Japón. Fui a Chugoku, Shikoku, Tohoku, Kanto, Kyushu, Tokaido, Chubu, Kansai, Shin’etsu y Okinawa. Aunque no pude llegar a Hokuriku, la región de donde era oriundo mi maestro,[10] me mantuve en estrecho contacto con los compañeros de allí. Durante esos viajes, aprovechaba cada momento libre para entonar Nam-myoho-renge-kyo intensamente, con el espíritu de estar enviando daimoku a cada uno de los miembros.

Apelé a mis compañeros con todas mis fuerzas.

En Tokio, dije: «¡Esfuércense al máximo en su práctica budista basados en el gran objetivo del kosen-rufu!».

En Saitama, dije: «¡Avancen con la gran convicción de que podemos lograr el kosen-rufu sin falta!».

En Fukuoka, dije: «¡Con firme unión, ofrezcan una prueba de labor pionera, que sorprenda a la gente alrededor del mundo!».

En Kanagawa, dije: «¡Seamos los pilares del Japón y hagamos de este país un lugar realmente maravilloso y feliz donde vivir!».

En Aichi, dije: «¡Digan lo que digan los demás, venzamos sin falta y sigamos trabajando por la paz y la seguridad!».

En Kansai, dije: «¡Esforcémonos para crear una sociedad donde todas las personas puedan vivir sintiéndose seguras y en paz interior!».

Durante esos viajes, en cada oportunidad disponible di conferencias sobre los escritos del Daishonin y mantuve sesiones de preguntas y respuestas, con el fin de estudiar el budismo Nichiren con compañeros imbuidos de sincero espíritu de búsqueda.

En una ocasión, me referí a la frase que habla de «ser maestros de nuestra mente, en lugar de permitir que ella nos domine»,[11] para confirmar la importancia de basarnos en el Gohonzon y en los escritos del Daishonin.

En otra ocasión, estudiamos el pasaje «[A]unque haya una enseñanza admirable como el Sutra del loto y aunque exista el buda Shakyamuni, la gente común no se percata de ello»,[12] profundizando con ello nuestra conciencia de ser nosotros quienes debemos emplear la voz y transmitir este gran budismo a quienes todavía no han oído aún hablar de él.

En otra oportunidad, una responsable de distrito preguntó sobre el significado de la afirmación «Nam-myoho-renge-kyo es la mayor de todas las alegrías»,[13] en relación con nuestra vida cotidiana. A su sincera pregunta, respondí diciendo: «Cualesquiera sean los problemas que la aflijan, si sigue entonando Nam-myoho-renge-kyo considerando “el sufrimiento y la alegría como hechos de la vida”,[14] la alegría emergerá desde su interior. Cuando rebosamos de alegría, encendemos esa misma chispa de alegría en todas las personas que nos ven. No solo usted disfrutará de un estado de vida de alegría, sino que ayudará a otros a hacer lo mismo. ¿No cree que esta es “la mayor de todas las alegrías”?».

Los miembros de todo Japón se pusieron de pie con energía y dinamismo, asumiendo mi espíritu como propio. Ese año, la Soka Gakkai alcanzó una membresía de tres millones de familias, la meta que mi maestro me había encargado cumplir, y con ello abrimos una nueva página triunfal en los anales de nuestro movimiento Soka.

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«Mi amada Okinawa…»: fotografía tomada por Daisaku Ikeda en febrero de 1994 | Foto: Seikyo

Otros diez años más tarde, en enero de 1972 –designado «Año de la comunidad» por la Soka Gakkai–, viajé a mi amada Okinawa. Ese año Okinawa fue restituida a Japón (el 15 de mayo), y junto con mis compañeros de fe renovamos nuestra determinación de hacer que cada isla de Okinawa fuese un lugar de genuina felicidad para todos. Basado en el principio budista de la inseparabilidad entre el sujeto y su ambiente, les aseguré: «Si nosotros, que practicamos el budismo Nichiren, vivimos de manera activa y enérgica, la sociedad florecerá y avanzará en dirección a la paz y la seguridad».

En los cincuenta años posteriores, nuestros nobles y preciados camaradas de Okinawa han superado cada desafío con el espíritu «amable y paciente» que se enseña en el Sutra del loto.[15] Esforzándose «con todas sus fuerzas y con dedicación inquebrantable»,[16] han creado un mundo ideal del kosen-rufu con la radiante sabiduría budista del Camino Medio.

El Daishonin escribe: «La sinceridad que usted ha mostrado […] es más firme que la tierra y más vasta que el cielo»;[17] y «[M]e pregunto si el bodisatva Prácticas Superiores [líder de los Bodisatvas de la Tierra] no se habrá alojado en su cuerpo para asistirme a lo largo del camino. ¿O no habrá sido, quizá, un designio del buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas?».[18] No puedo sino sentir que estos y otros pasajes parecidos son palabras de reconocimiento y de elogio a nuestra espléndida familia Soka de Okinawa.

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«Piensa globalmente, actúa localmente»: el microbiólogo René Dubos (1901-1982) abogó por esta guía para la acción. Su enfoque nunca ha sido tan necesario como ahora.

Aunque el camino sea largo y complejo, la acción comprometida de cada uno de nosotros en su entorno inmediato es una fuente de esperanza en cambiar el mundo en su conjunto.

El doctor Dubos fue uno de los muchos intelectuales que conocí por recomendación del historiador británico Arnold J. Toynbee.

Al término de mi diálogo con el profesor Toynbee, que también transcurrió en el verde mes de mayo, juré corresponder a su confianza en que yo podría crear un torbellino de diálogo en el mundo para allanar el camino hacia la paz duradera.

Para nosotros, la forma de generar el tiempo propicio para expandir nuestro movimiento es valorar cada relación humana y establecer lazos de confianza de persona a persona.

Podemos transformar nuestro karma y convertir el veneno en medicina poniéndonos de pie valientemente en tiempos de crisis. Este es el «corazón de un león rey» que fluye en los maestros y discípulos de la Soka.

Hoy, nuestros miembros, como el bodisatva Jamás Despreciar, que trataba a todos con respeto, se desafían valerosamente en entablar amistad con la gente en sus comunidades. Creo firmemente que los vínculos forjados mediante el diálogo sincero son una fuerza de cambio.

El doctor Dubos dijo: «Las crisis son, prácticamente siempre, una fuente de enriquecimiento y renovación, porque nos alientan a buscar nuevas soluciones».[19]

Podemos transformar nuestro karma y convertir el veneno en medicina poniéndonos de pie valientemente en tiempos de crisis. Este es el «corazón de un león rey»[20] que fluye en los maestros y discípulos de la Soka.

En este año crucial, en que celebramos el octavo centenario del nacimiento de Nichiren Daishonin[21] y el 770.° aniversario de la proclamación de su enseñanza,[22] ¡trabajemos con actitud resuelta en pos de nuestro esperanzador ideal de construir una sociedad pacífica y floreciente basada en la filosofía humanística del budismo Nichiren! ¡Y generemos con audacia un torbellino de diálogo, para que los brillantes estandartes de la felicidad y la victoria de todas las personas flameen bien alto en el cielo del mañana!

(Traducción del artículo publicado el 24 de mayo de 2022 en el Seikyo Shimbun).


[1]On the Receiving of the Three Great Secret Laws (Sobre el otorgamiento de las tres grandes leyes secretas), en WND-2, pág. 988.

[2]Esto responde a la forma tradicional de contar los años en Japón. Nichiren Daishonin proclamó públicamente su enseñanza el 28 de abril de 1253.

[3]Campaña de Febrero: En febrero de 1952, Daisaku Ikeda, quien por entonces era asesor del distrito general Kamata, en Tokio, inició una dinámica campaña de propagación del budismo. Junto con los miembros locales, batió las marcas preexistentes, que eran de unos cien ingresos mensuales, y logró que doscientas una nuevas familias se sumaran a la práctica del budismo Nichiren en la Soka Gakkai.

[4]El distrito general Osaka se fundó el 15 de enero de 1952. Giichiro Shiraki, un miembro del distrito general Kamata a quien Toda Sensei había nombrado responsable interino del flamante distrito general, viajó a Kansai en febrero de 1952 y desarrolló a partir de entonces la labor de difundir el budismo Nichiren. Fue quien transmitió el budismo a la primera persona que ingresó en el distrito general Osaka, inaugurando así el movimiento de expansión por el kosen-rufu de Kansai. Tiempo después, Shiraki fue nombrado responsable titular del distrito general Osaka.

[5]«Dainanko» se entonaba en las primeras épocas de la Soka Gakkai como expresión de la inseparabilidad de maestro y discípulo.

[6]Cita de uno de los versos de la canción.

[7]El diálogo está tomado de la letra de la canción.

[8]Incidente de Osaka: Episodio en el cual Daisaku Ikeda, por entonces responsable del grupo directivo del Departamento de Jóvenes, fue arrestado e injustamente acusado de violar la ley electoral, en 1957, durante las elecciones de renovación parcial de la Cámara de Senadores (Cámara Alta) de Osaka. A ello siguió un juicio, que duró casi cuatro años, tras los cuales fue exonerado de todos los cargos, el 25 de enero de 1962.

[9]Shishiki: Cartulina gruesa para caligrafía.

[10]Josei Toda nació en la prefectura de Ishikawa, en la región de Hokuriku (hoy, Chubu), situada en el centro oeste de la isla principal del Japón.

[11]Frase del Sutra de los seis paramitas citada en Carta a los hermanos, en END, pág. 526.

[12]El exilio a Izu, en END, pág. 37.

[13]OTT, pág. 212.

[14]La felicidad en este mundo, en END, pág. 715.

[15]SL, cap. 10, pág. 164.

[16]Letra de la canción de la Soka Gakkai «Héroes de Okinawa».

[17]One Horseload of Salt (Una alforja de sal), en WND-2, pág. 783.

[18]Una exhortación a no mezquinar los feudos, en END, págs. 864-865.

[19]DUBOS, René: Beast or Angel?: Choices That Make Us Human (¿Bestias o ángeles? Las elecciones que nos definen como humanos), Nueva York: Charles Scribner’s Sons, 1974, pág. 209.

[20]Carta desde Sado, en END, pág. 320.

[21]Nichiren Daishonin nació el 16 de febrero de 1222.

[22]Esto responde a la forma tradicional de contar los años en el Japón. Nichiren Daishonin proclamó públicamente su enseñanza el 28 de abril de 1253.

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