Martina Loiarro · Bilbao
En 2019, estando de viaje en Australia tras concluir mis estudios de Bellas Artes en Italia, empecé a practicar el budismo Nichiren en la Soka Gakkai. Una vecina de mi tía en Melbourne me inspiró tanta confianza que pude hablarle de los problemas que llevaba años atravesando y que me hacían sufrir mucho.
Lentamente, durante un año y medio de práctica, algo fue cambiando y pude comenzar a ver la luz detrás de las nubes, adquiriendo estabilidad personal y también una inesperada beca para completar mis estudios en España.
Desde mi llegada a Bilbao, ciudad que desconocía y donde afronté mi absoluta falta de confianza en mi capacidad de aprender el idioma, empecé a participar en las reuniones de la SGEs, esforzándome. Comencé a recibir Civilización Global, a través de la cual pude profundizar en las orientaciones de Ikeda Sensei y, así, seguir puliendo mi vida.
Numerosos son los párrafos de la revista que me han llegado al corazón y me siguen alentando e inspirando. Entre ellos, este que encontré en la revista de junio: «El momento y el modo de florecer diferirá según la persona. No necesitan envidiar a otros. ¡A partir de hoy, […] comiencen a escribir su propia historia personal de crecimiento a lo largo de las cuatro estaciones!».
Mi maestro me recuerda que cada persona, si persevera siendo fiel a sí misma y sin prisas, llegado el tiempo podrá enseñar a los demás los colores más brillantes y peculiares de su individualidad.