A continuación presentamos un reciente ensayo de Daisaku Ikeda, perteneciente a la serie Nuestra brillante revolución humana.
Recuerdo una tarde de mucho ajetreo, poco después de haberse fundado el Seikyo Shimbun, en medio de los preparativos para la ceremonia de asunción del maestro Toda como presidente de la Soka Gakkai.[1] Tras el trabajo, varios compañeros del Departamento de Hombres Jóvenes y yo fuimos a la casa de uno de ellos para estudiar juntos La apertura de los ojos. Éramos todos muy serios, y estábamos llenos de esperanza y de pensamientos sobre el futuro.
Esa misma noche, escribí en mi diario: «Aunque [La apertura de los ojos] es difícil de entender, lo que me conmueve es la firme convicción del Daishonin. En esta época convulsionada, ¡cuán noble es la imagen de un grupo de jóvenes pobres estudiando la filosofía de Nichiren Daishonin en una modesta vivienda!».[2]
Los integrantes del Departamento de Hombres Jóvenes, dispuestos a dar un nuevo paso [tras la designación de nuevos responsables nacionales en Japón], son continuadores de esa misma tradición. Siguen demostrando la pasión y la fuerza de los jóvenes Bodisatvas de la Tierra, mientras se esfuerzan «en los dos caminos de la práctica y el estudio»[3] como verdaderos camaradas de fe, sin buscar el prestigio o la reputación. Mi orgullo y mi tesoro son los jóvenes de la Soka, que luchan y avanzan con brío, enarbolando las enseñas de la religión humanística y del budismo del pueblo establecido por Nichiren Daishonin.
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El historiador francés Jules Michelet (1798-1874) escribió: «El cimiento esencial de la historia es el pensamiento popular».[4]
Las creencias y las acciones de cada uno de nosotros, como personas comunes, pueden transformar el mundo.
Nuestro movimiento de estudio Soka ha conducido al florecimiento de una pujante filosofía «del pueblo, para el pueblo y por el pueblo». En noviembre, realizaremos el tradicional examen introductorio del Departamento de Estudio de la Soka Gakkai en Japón, que hacía cuatro años que no se llevaba a cabo, tras aplazarse su convocatoria debido a las restricciones impuestas por la pandemia de COVID. En todo el país, los miembros se están reuniendo en cada localidad, en pequeños encuentros grupales, para estudiar y repasar juntos los textos.
La primera vez que se puso en práctica esta prueba de nivel introductorio, en medio de una importante expansión de la membresía, fue hace setenta años, en diciembre de 1952, ocho meses después de que la Soka Gakkai, por iniciativa de mi mentor Josei Toda, publicara la versión en japonés de Nichiren Daishonin Gosho Zenshu (obras completas de Nichiren Daishonin).
Aquel año, habiendo estudiado con entusiasmo para poder transmitir la grandeza del budismo Nichiren, los compañeros del distrito general Kamata y yo logramos un resultado histórico que abrió nuevas fronteras de propagación, durante la Campaña de Febrero.[5]
La publicación del Gosho Zenshu en abril dio nuevo ímpetu a nuestras iniciativas para transmitir la práctica a otros. Y en diciembre –cuando se realizó el examen introductorio del Departamento de Estudio–, nuestra membresía, que era de unas 5700 familias a comienzos de ese año, ya se había elevado a 22 000.
La edición del Seikyo Shimbun del 1 de enero de 1953, dedicada a destacar los resultados y la trascendencia del examen, incluyó un artículo que escribí para la ocasión, titulado «La alegría de estudiar la mejor filosofía del mundo». En él, planteaba que la vida era el factor esencial, sin el cual no había universo ni sociedades o naciones; por eso, para los individuos y para la paz mundial, era decisivo contar con una filosofía de la vida.
La alegría que nos produce aprender esta insuperable filosofía de la vida –más allá de aprobar el examen o no– es el verdadero objetivo del estudio budista, ya que es la fuerza impulsora para vencer en la vida, tanto uno mismo como los demás, y para construir una sociedad pacífica y armoniosa.
Setenta años después, cuando nuestro movimiento por el kosen-rufu mundial sigue desarrollándose sin fronteras, nos complace enormemente estar compartiendo esa alegría con las personas que acaban de empezar a profundizar en las enseñanzas del budismo Nichiren. Hoy, en momentos en que la humanidad está frente a una encrucijada, esforcémonos por iluminar a más y más ciudadanos globales con la luz de la filosofía de la vida que ofrece el budismo del sol.
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«Hasta los cuarenta años: perfeccionar mi práctica y estudio de las enseñanzas de Nichiren Daishonin». Cuando estaba a punto de cumplir 30 años, estudiaba los escritos del Daishonin con esta postura, en cada momento libre que encontraba, incluso mientras esperaba a alguien o en mis traslados en tren. Asumí el liderazgo de nuestro movimiento, unido espiritualmente a mi maestro, abrazando con firmeza la «estrategia del Sutra del loto».[6] Tenía la edad que hoy tienen muchos de nuestros compañeros del Departamento de Hombres Jóvenes.
Estudiar los escritos del Daishonin enciende en nosotros un intrépido espíritu de lucha y hace que nuestro corazón se alinee con su gran amor compasivo para aliviar el sufrimiento de todas las personas. Cuando leemos los escritos del Daishonin, extraemos de nuestro interior un coraje ilimitado y pasión y sabiduría inmensas para encontrar el camino a seguir, sean cuales fueren los problemas u obstáculos que estemos enfrentando.
Toda Sensei una vez declaró, con absoluta convicción: «Estaré bien, aunque caiga en el infierno. ¿Por qué? Porque incluso allí me dedicaré a transmitir a los demás la Ley Mística y convertiré ese lugar en una Tierra de la Luz Tranquila».
El budismo Nichiren no es una teoría abstracta. Tiene, en términos prácticos, el poder real de transformar el corazón y la vida de las personas, y de mejorar la sociedad.
En toda la Campaña de Osaka[7] de 1956, tomé como base los escritos de Nichiren Daishonin, sabiendo que solo podría alcanzar la victoria si estudiaba los principios de liderazgo que enseña el Daishonin para prevalecer en cada lucha o reto.
Cuando surgía algún escollo desalentador y cundía el desánimo, transmitía a todos las palabras de aliento del Daishonin que nos instan a orar «con el fervor del que busca hacer fuego con leña húmeda o extraer agua de la tierra reseca».[8] De esa manera, reavivaba en nosotros la determinación rugiente del rey león de hacer posible lo imposible.
También cité estas palabras del Daishonin para confirmar que podríamos cumplir nuestro gran juramento sin falta si nos uníamos con un mismo objetivo: «Cuando en el pueblo predomina la unión de distintas personas con un mismo propósito, estas podrán lograr todas sus metas; en cambio, cuando son iguales en apariencia pero albergan distintos pensamientos, no serán capaces de obtener nada digno».[9]
Hubo muchos pasajes inspiradores de los escritos del Daishonin que los miembros de Kansai y yo grabamos en nuestra vida y que nos impulsaron a lograr una hazaña inimaginable. Leyéndolos juntos, esclarecíamos nuestras metas diarias y nos lanzábamos a conseguir en un día los resultados equivalentes a una semana o diez días de esfuerzos. Esa unión basada en los escritos del Daishonin nos permitió escribir una historia de magníficos triunfos.
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Este año, el material de estudio para el examen introductorio incluye tres pasajes que he estudiado entrañablemente con mis camaradas en muchas oportunidades, desde la época de mi juventud.
Por ejemplo, hace 65 años, cuando inauguramos el bloque general Katsushika en septiembre de 1957, recuerdo haber citado estas palabras de El logro de la budeidad en esta existencia: «Haga surgir una profunda fe y lustre su espejo [es decir, el espejo de su vida] día y noche, con ahínco y esmero. ¿De qué manera lustrarlo? Tan solo entonando Nam-myoho-renge-kyo».[10]
En ese encuentro, mencioné la forma de crear una organización ejemplar, reafirmando que la clave –tal como el Daishonin enseña en ese pasaje– yace en hacer el gongyo y entonar Nam-myoho-renge-kyo. En respuesta a mi llamamiento, todos se desafiaron en ayudar a sus compañeros a mantener firme el ritmo de la fe de realizar el gongyo y daimoku cada día. Tres años más tarde, Katsushika logró expandirse a tres bloques generales.
Y en una actividad a fines de 1969, durante una visita al Centro Comunitario de Matsusaka, en la prefectura de Mie, los miembros de Chubu y yo grabamos en nuestro corazón estas palabras de oro de La apertura de los ojos, con profunda determinación: «Aunque mis discípulos y yo encontremos toda clase de dificultades, si no albergamos dudas en nuestro corazón manifestaremos la budeidad en forma natural».[11] En ese momento, la Soka Gakkai estaba enfrentando una avalancha de obstáculos, y yo mismo afrontaba problemas de salud. También he transmitido este pasaje en varias oportunidades a nuestros compañeros de las islas periféricas y de diversas agrupaciones de valores humanos.
Se trata de una cita muy valorada, asimismo, por una miembro de 103 años que integra el grupo Muchos Tesoros en la ciudad de Tsukuba, en la prefectura de Ibaraki, y que apareció en un reciente artículo del Seikyo Shimbun [en la serie titulada «¡Bravo! Mi vida», el 20 de agosto]. La conocí en una reunión de diálogo [poco tiempo después de que ella ingresara en la organización]. Sostenía entre las manos, como si fuera un tesoro, un ejemplar de los escritos del Daishonin que había comprado con un gran sacrificio de ahorro. Cuando yo leía en voz alta ese pasaje de La apertura de los ojos, ella escuchaba con profunda atención, mientras su mirada iba y volvía del texto a mi rostro, una y otra vez.
El artículo del Seikyo Shimbun decía que ella había anotado con lápiz «La determinación de un discípulo», en el margen de esa cita, y que recurría a ella constantemente en sus momentos de dolor o de dificultad. Al leer su experiencia, mi esposa y yo unimos las palmas de las manos en gesto de profundo respeto y admiración, por el gran empeño con que esta camarada ha ayudado a tantas personas a relacionarse con el budismo Nichiren y ha creado lazos de amistad y de confianza en su comunidad.
Los miembros de nuestro grupo Muchos Tesoros –que han triunfado a lo largo de la vida «manifestando la budeidad en forma natural»[12]– brillan e inspiran a la gente en todo Japón y el mundo. Nichiren Daishonin sin duda estará aplaudiéndolos y exclamando: «¡Excelente, excelente!».
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«La Soka Gakkai posee la misión de promover el estudio budista».[13] De conformidad con estas palabras de Toda Sensei, nuestro movimiento de estudio humanístico, iniciado como un manantial, hoy se ha convertido en un caudaloso río que fluye en cada continente.
Este año se organizarán exámenes sobre estudio de budismo en muchos países. En varios lugares, ya se han llevado a cabo, entre ellos, el Reino Unido, Alemania, Malasia y Corea del Sur; en este último país, en junio se han presentado unos 16 000 miembros para el nivel avanzado. En septiembre [de 2022] se han realizado exámenes con gran éxito en Nueva Zelanda, Colombia y Singapur.
El primer examen de nivel introductorio para miembros residentes fuera de Japón se realizó hace unos sesenta años. Requirió el desarrollo de respuestas por escrito, en forma de ensayo; muchos de los textos compuestos por nuestros compañeros para la ocasión fueron, de verdad, trabajos extraordinarios.
A partir de 1963, estos exámenes empezaron a realizarse localmente en los Estados Unidos, Suiza, Italia y otros países. Yo estuve a cargo personalmente de varios exámenes orales.
En una oportunidad, cuando una delegación visitó Suecia, se encargó de atender un examen de estudio, al cual se presentó una sola persona, integrante del Departamento de Mujeres Jóvenes. Esa misma noche, esta miembro invitó a una de sus amistades a una reunión de diálogo, donde le transmitió la Ley. Con el tiempo, esta joven llegó a convertirse en una de las pioneras del movimiento por el kosen-rufu de los países nórdicos.
«El uno es madre de diez mil»,[14] dice un conocido proverbio que cita el Daishonin. Alentar a una sola persona que se presenta a un examen de estudio budista abre el portal de la buena fortuna y la sabiduría en bien del futuro.
La alegría de estudiar los escritos de Nichiren Daishonin también se ha extendido ampliamente en África, donde miembros de más de treinta países han participado en el examen de estudio budista panafricano. Al principio, muchos de ellos estaban preocupados pensando si aprobarían o no. Pero, a medida que fueron profundizando las enseñanzas del Daishonin, la inquietud cedió paso al entusiasmo de querer compartir con otras personas lo que estaban aprendiendo. Así, fueron invitando a amigos y conocidos a las reuniones de diálogo.
Hoy, muchos pensadores y académicos del mundo se asombran de ver que tantos jóvenes se identifican con las enseñanzas del budismo Nichiren, buscan profundizar su comprensión y se esfuerzan por aplicarlas en la sociedad.
El doctor Dennis Gira, supervisor editorial de la traducción francesa de los escritos del Daishonin, ha dicho que la juventud Soka es una fuente de enorme esperanza, que encarna el futuro de la humanidad. También ha observado que cualquier religión universal y abierta al mundo tendrá sucesores jóvenes, dispuestos a adoptar fielmente su legado con entusiasmo, y a enriquecerse con su espiritualidad esencial.[15]
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En esta época dividida por la ansiedad y el recelo, el miedo y la hostilidad, el mundo necesita más que nunca una filosofía que deposite absoluta confianza en la bondad innata a la vida humana y enseñe el camino de la revolución humana.
La parte en verso del capítulo «Duración de la vida» (16.o) del Sutra del loto, que recitamos todas las mañanas y tardes en nuestra ceremonia del gongyo, termina diciendo: «Mi pensamiento constante es / cómo hacer para que los seres vivos / accedan al Camino insuperable / y adquieran rápidamente el cuerpo de un buda».[16]
En relación con este pasaje, el Daishonin observa en el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente: «La palabra “pensamiento” indica que el Buda piensa en la naturaleza de buda inherente a todos los seres humanos».[17]
El daimoku que entonamos para nosotros mismos y para los demás es el sonido y el ritmo de nuestra fe incondicional en la naturaleza de buda de cada integrante del género humano, y expresa el compromiso de despertar ese potencial iluminado en una persona tras otra, con valentía, sinceridad y perseverancia.
El Departamento de Estudio en Japón ha adoptado una nueva declaración de propósito: «Con el orgullo de formar parte de este movimiento religioso global, esforzarnos al máximo para promover el florecimiento del estudio budista Soka, basados en los escritos de Nichiren Daishonin, en la inseparabilidad de maestro y discípulo, y en la unión de “distintas personas con un mismo propósito”».
Avancemos con ávido y apasionado espíritu de aprendizaje en esta temporada de estudio budista.
¡Sean campeones de la sabiduría, puliéndose y fortaleciéndose mediante la práctica y el estudio, y sigan leyendo y atesorando a diario las enseñanzas del budismo Nichiren que afirman la dignidad de la vida! ¡Ármense de valor para dialogar con los demás y transmitir a las personas de su comunidad, la sociedad y el mundo la alegría de estar estudiando el budismo! Esto generará la fuerza y la pasión necesarias para construir un siglo de paz y de humanidad.
(Traducción del artículo publicado el 29 de septiembre de 2022 en el Seikyo Shimbun).
[1] ↑ El Seikyo Shimbun inició su publicación el 20 de abril de 1951, y Josei Toda asumió la segunda presidencia de la Soka Gakkai el 3 de mayo de ese año.
[2] ↑ Anotación correspondiente al 24 de abril de 1951.
[3] ↑ El verdadero aspecto de todos los fenómenos, en END, pág. 408.
[4] ↑ MICHELET, Jules: Histoire de la Révolution Française: Tome 3, juin 1791–août 1792, Alemania: BOD-Books on demand, 2020, pág. 65.
[5] ↑ Campaña de Febrero: En febrero de 1952, Daisaku Ikeda, quien por entonces era asesor del distrito general Kamata, en Tokio, inició una dinámica campaña de propagación. Junto con los miembros locales, batió las marcas preexistentes, que eran de unos cien ingresos mensuales, y logró que 201 nuevas familias se sumaran a la a la práctica del budismo de Nichiren Daishonin en la Soka Gakkai.
[6] ↑ La estrategia del «Sutra del loto», en END, pág. 1046.
[7] ↑ Campaña de Osaka: En mayo de 1956, los miembros de Kansai, unidos en torno al joven Daisaku Ikeda, quien había sido enviado a ese lugar por el presidente Toda para servirles de apoyo, lograron el ingreso de 11 111 nuevas familias a la Soka Gakkai, como practicantes del budismo Nichiren.
[8] ↑ La refutación de los actos contra la Ley y la erradicación de las faltas, en END, pág. 466.
[9] ↑ Distintas personas con un mismo propósito, en END, pág. 648.
[10] ↑ El logro de la budeidad en esta existencia, en END, pág. 4.
[11] ↑ La apertura de los ojos, en END, pág. 300.
[12] ↑ Véase La apertura de los ojos, en END, pág. 300.
[13] ↑ TODA, Josei: Toda Josei Zenshu, vol. 4, Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1984, pág. 65.
[14] ↑ Conversación entre un venerable y un hombre no iluminado, en END, pág. 136.
[15] ↑ De una entrevista publicada en el Seikyo Shimbun el 11 de diciembre de 2020.
[16] ↑ En el gongyo, la frase corresponde a la estrofa: «Mai ji sa ze nen. I ga ryo shujo. Toku nyu mu-jo do. Soku joju bu shin». Véase SL, cap. 16, pág. 230.
[17] ↑ OTT, pág. 160.