Brindando esperanza a mi entorno acompañada de CG


Mari Carmen Rodríguez | Candelaria, Tenerife


Mari Carmen Rodríguez Muñoz

Cuando empecé a practicar el budismo Nichiren en la Soka Gakkai, hace ya 38 años, en España apenas disponíamos de materiales de lectura. No es exagerado decir que recitábamos daimoku sin saber prácticamente nada sobre las enseñanzas budistas.

Esta falta estudio trajo como consecuencia que en 1991, cuando el clero de la escuela Nikken y una serie de responsables laicos cuya fe se había enturbiado dieron lugar a un episodio de seria confusión entre los creyentes, muchos compañeros y compañeras abandonaran la práctica.[1]

Por eso, el inicio de la publicación de una revista mensual en la SGEs poco tiempo después[2] fue para mí un gran regalo. Sentí el compromiso de profundizar en el estudio del budismo Nichiren.

Debido a circunstancias laborales, en el año 2000 fui a vivir a la isla de La Palma, donde no había ningún otro practicante. Fueron momentos muy duros, pero pude superarlos gracias a la orientación de Daisaku Ikeda, que recibía a través de la lectura de la revista, y al constante aliento de mis responsables en la SGEs, por teléfono. Sentí profundamente mi misión y la fortaleza del vínculo con mi maestro. Y poco a poco fueron apareciendo simpatizantes, se fue incrementando el número de miembros y se formó el primer grupo de diálogo de la SGEs en la isla.

En esa época compraba ejemplares de la revista de más que luego regalaba a aquellos primeros practicantes en La Palma. Si, cuando estaba sola, recibir la revista y leerla era lo que me había permitido salir adelante, leerla con ellos y realizar nuestros encuentros de diálogo basados en los materiales que incluía generaba en nosotros una gran alegría y cimentaba nuestra unión.

Al involucrarme de lleno en las actividades y poner el kosen-rufu en el centro de mi vida, logré ampliar mi horizonte y salir del estancamiento también en otros aspectos de mi vida. Al vencer cada obstáculo –eran muchos y de todo tipo– me hacía más fuerte. Gracias a este empoderamiento, pude acabar con una relación de pareja bastante tóxica que durante años me había causado mucho sufrimiento.

Después de haber logrado esta transformación en mi vida, volví a vivir a Tenerife con mi hijo.

Una foto de pioneros: Mari Carmen posa junto a algunos de los primeros miembros de la SGEs en La Palma, en 2010, el último año que Mari Carmen vivió en la isla antes de regresar a Tenerife

En 2020 me propusieron asumir la responsabilidad de la actividad de Mensajeros de Paz en Canarias. En enero de ese mismo año, mes en el que, por cierto, vio la luz la edición digital de nuestra revista, se publicaron en Civilización Global varios textos relacionados con la entonces reciente inauguración en Tokio del Centro Mundial Seikyo, la actual sede del periódico de la Soka Gakkai. Uno de ellos era la traducción del escrito de Ikeda Sensei para el monumento situado en la entrada del edificio, titulado «El Seikyo Shimbun, el triunfo de maestro y discípulo». En él recordaba cómo Josei Toda le había transmitido su visión de publicar un periódico y cómo, juntos, determinaron impulsar el kosen-rufu mundial para dar esperanza y revitalizar la vida de las personas en todo el mundo a través de la palabra escrita.[3] Decidí que la aceptación de mi nueva responsabilidad representara un nuevo punto de partida en mi vida, al asumir la misma determinación que mi maestro desde el lugar en que me encontraba: dar esperanza y revitalizar la vida de las personas a través de la palabra escrita promocionando la revista CG.

Para mí fue todo un desafío. Me costaba alentar a la suscripción, ya que me cuestionaba si estaba queriendo «vender» algo, incluso a personas con una situación económica difícil. ¿Cómo iba a ser mensajera de paz albergando esta duda?

Entonces recordé mis inicios. Yo misma había tenido que realizar un difícil esfuerzo económico, ahorrando dinero para poder comprar la revista. Sin embargo, gracias a eso había podido transformar mis circunstancias. ¿Cómo iba a privar a los demás de ese beneficio? Comprendí que el límite me lo estaba poniendo yo.

De este modo, junto a mis compañeros responsables de la actividad en las diversas zonas organizativas de Canarias, comencé la lucha por ampliar la difusión de la revista, aprovechándola como un recurso muy útil para entablar diálogos y alentar a otras personas.

Ahora tenía la oportunidad de responder a Sensei, de retribuir la deuda de gratitud con mi maestro.

Comenzamos basándonos en tres puntos:

  1. La inseparabilidad de maestro y discípulo, como eje central y guía para vencer.
  2. Todo comienza por la oración.
  3. Perseverar en la promoción de la revista.

Sobre esta base, han ido surgiendo iniciativas que nos proyectan hacia delante en nuestra labor. Cada vez que nos reunimos en equipo, hay un estallido de alegría increíble. ¡Son de verdad maravillosos!

Cuando tenemos noticia de que se han realizado nuevas suscripciones en una zona, o de que se han renovado suscripciones existentes, a pesar de las dificultades económicas, hacemos de ello un motivo de celebración y aliento mutuo. Además, nos enriquecemos con la aportación de nuevas y creativas ideas. A continuación, cito algunas.

En reuniones de diálogo de diciembre pasado, invitamos a los participantes a escoger y leer un párrafo extraído de alguno de los números de la revista de 2023, el que más le hubiese inspirado, en agradecimiento a Ikeda Sensei.[4]

En otra ocasión, surgió la propuesta de tomar en los grupos de diálogo una foto en la que cada integrante sostuviese la revista. Con las fotos de todos los grupos se hizo un montaje audiovisual que se proyectó en una actividad en la que participaban representantes de toda la región.

Los participantes en la reunión de diálogo de abril del grupo Obaitori de Tenerife, incluida Mari Carmen, se desafían a L.E.E.R.

En algunos lugares del archipiélago, sobre todo en las islas menores, la llegada de los ejemplares de suscripción de la edición impresa de la revista suele retrasarse, por deficiencias en el servicio de cartería local. En muchas ocasiones, esto había dado lugar a quejas, pero hemos logrado revertir esta tendencia a través de promocionar las modalidades de suscripción que incluyen la edición digital. La meta de desplegar la máxima sabiduría, coraje y amor compasivo a la hora de mantener estos diálogos nos motivó a entonar aún más daimoku.

Nuestra determinación y nuestras iniciativas están dando frutos. Por ejemplo, una mujer que recibió el Gohonzon hace poco y que lee CG con asiduidad, comentó en un momento dado que, al empezar a prepararse para el examen de estudio budista de Grado I le estaba faltando tiempo para leer ambos materiales (el de examen y los números de la revista). Gracias a una experiencia publicada en la edición de diciembre,[5] en la que una compañera mostraba cómo había hecho frente a una situación similar, pudimos alentarla y transformar la situación.

Algo muy importante es que, cada vez son más, los equipos de responsables de grupo están incluyendo entre sus metas la lectura de la revista. Además, estamos constatando que en los grupos donde hay responsables jóvenes son ellos mismos los que incluyen entre los objetivos del grupo ideas para visibilizar CG y alentar a la suscripción.

Reflexionando, me doy cuenta de que durante años hemos recibido la revista sin pararnos a pensar, en muchas ocasiones, en el poder transformador de la palabra escrita. A través de este movimiento, siento que estamos tomando más conciencia de ello, tanto responsables como miembros.

Para finalizar, me gustaría citar unas palabras de Sensei que leí en Civilización Global. Aludiendo a la célebre frase de los escritos de Nichiren Daishonin que dice «le confío la propagación del budismo en su provincia»,[6] afirmó: «De este modo, hizo saber a sus dicípulos –que desafiaban la adversidad con una fe inquebrantable– que contaba con ellos para propagar la Ley Mística en sus comunidades. Podemos leer estas palabras como un mensaje dirigido a todos ustedes».[7] Con este aliento de mi maestro he renovado mi determinación de seguir brindando esperanza y ánimo a las personas en mi entorno siempre acompañada de la revista.

Termino agradeciendo a Ikeda Sensei, a las personas que hacen posible la publicación de CG cada mes y a todas las mensajeras y mensajeros de paz. ¡Muchísimas gracias!


[1] ↑ Para profundizar en este tema, puede leerse «Fundamentos del budismo Nichiren para la nueva era del kosen-rufu mundial», cap. 10, disponible en línea.

[2] ↑ La primera publicación periódica de la SGEs, De la Victoria, se lanzó en enero de 1993. En enero de 1997, la revista mensual de la SGEs pasó a llamarse Visión Global. En enero de 2005 se publicó el primer número de Civilización Global.

[3] ↑ Véase Civilización Global, n.º 177, enero 2020, sección «Punto de partida».

[4] ↑ Daisaku Ikeda falleció el 15 de noviembre pasado. Las reuniones de diálogo de diciembre fueron las primeras que se prepararon tras recibir la noticia.

[5] ↑ Véase la revista CG, n.º 224, columna «Mensajeros de Paz».

[6] ↑ Las propiedades del arroz, en END, pág. 1163.

[7] ↑ Véase la revista CG, n.º 213, enero 2023, sección «Año Nuevo».

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