Aprendiendo de NRH · XXII


Reflexiones sobre el volumen 22 de La nueva revolución humana · Por Hiromasa Ikeda


Oración en el Parque Memorial de la Paz de Hiroshima | Foto: Seikyo

[…] Uno de los propósitos clave con el cual estudiamos La nueva revolución humana es el de heredar el sólido compromiso con la paz y abrir el camino hacia una nueva era para la humanidad, impidiendo que caigan en el olvido los hechos acontecidos hace setenta y cinco años, durante la Segunda Guerra Mundial.

El volumen 22 narra los acontecimientos de 1975, año que marcó el 30.º aniversario de los bombardeos a Hiroshima y Nagasaki y la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Con la firme determinación de cambiar el curso de la historia y hacer del siglo XXI «un siglo de paz, de humanidad, de victorias y de gloria. Una época libre de guerras en la que se respete la vida», en este volumen Shin’ichi Yamamoto viaja a Hawái, Hiroshima y otros lugares donde se dedica a alentar a los miembros de la Soka Gakkai.

En especial, destacan los denodados esfuerzos en pos de la paz realizados en el período previo a la reunión de sede central celebrada en Hiroshima, en noviembre de ese año. Durante los dieciocho meses transcurridos desde mayo de 1974, Shin’ichi había viajado tres veces a China y dos a la Unión Soviética con el objetivo de tender puentes de amistad entre dichas naciones y Japón por medio del intercambio educativo, cultural y en aras de la paz. Asimismo, el 26 de enero de 1975, había participado en el establecimiento de la Soka Gakkai Internacional (SGI).

En noviembre, cuando se traslada a Hiroshima, Shin’ichi dice a los integrantes de los departamentos juveniles: «Para mí, visitar Hiroshima implica no desistir jamás del esfuerzo de luchar por la paz. Ese es mi compromiso como discípulo de Josei Toda».

Lo que impulsa a Shin’ichi es el ardiente deseo de corresponder a su maestro, el segundo presidente de la Soka Gakkai Josei Toda, quien se había dedicado al logro de la paz hasta el último instante de su existencia. En noviembre de 1957, Toda Sensei había colapsado justo la mañana en que tenía previsto viajar a Hiroshima en un viaje de orientación. Unos pocos meses antes, el 8 de septiembre, había formulado su histórica declaración para la abolición de las armas nucleares y, para noviembre, había planeado asistir a la reunión que se realizaría en el Pabellón de la Paz de Hiroshima (actual Museo de la Paz de Hiroshima) con el objetivo de generar desde allí una nueva marea de paz. Sin embargo, enfermo y sumamente debilitado, se derrumbó el día de su partida. Conociendo mejor que nadie esta lucha, Shin’ichi sentía que no podía poner un pie en Hiroshima sin comprometerse a una batalla incondicional por la paz.

En el capítulo «Corrientes» leemos: «[Los miembros de la Soka Gakkai] sentían que el espíritu de Hiroshima era un sincero deseo de paz, y que ese era también el espíritu de la Soka Gakkai. Por lo tanto, consideraban que su misión era crear una corriente hacia la paz global».

Ikeda Sensei eligió el 6 de agosto –el día del bombardeo atómico a Hiroshima– como fecha no solo para empezar a escribir La nueva revolución humana, sino también para finalizarla. Creo que esto refleja su juramento como discípulo, decidido a heredar el ferviente deseo por la paz de su mentor y a transmitir este legado a las siguientes generaciones para que perdure a través del tiempo.

Líderes de todo el mundo han reconocido los esfuerzos de Ikeda Sensei porque ha demostrado ser un pionero en el emprendimiento de acciones concretas en bien de la paz. Al final, lo que cuenta son nuestras acciones. El camino hacia la paz no existe en un lugar hipotético y alejado de nuestra realidad. Así como Shin’ichi tiene la convicción de que «para encender la llama de la paz en este mundo convulsionado sería fundamental establecer lazos humanos», nosotros también podemos empezar por entablar lazos de amistad en nuestra comunidad y lugar de trabajo.

ESPÍRITU DE BÚSQUEDA

[…] [En agosto de 2022 se cumplen setenta y cinco años] desde que Ikeda Sensei se encontró por primera vez con su maestro Toda, un acontecimiento que cambió el curso de su vida. Desde entonces, ha venido esforzándose para difundir ampliamente el espíritu y los logros de su mentor. En el capítulo «Un nuevo siglo» encontramos el siguiente pasaje:

Al dar a conocer ampliamente los logros de nuestro mentor vertemos luz sobre el punto de partida de nuestro movimiento, pues las metas de nuestra organización están representadas en la vida y en las enseñanzas del maestro.

Mientras los discípulos retornen a las enseñanzas de su mentor y continúen aprendiendo de la manera en que vivió, nunca perderán de vista el camino correcto. En el mismo capítulo, durante un intercambio que mantiene con el escritor japonés Yasushi Inoue, Shin’ichi expresa abiertamente los sentimientos que lo unen con su mentor:

Josei Toda sigue vivo en mi corazón. Algunas veces observa en silencio mis acciones y otras, me brinda consejo sin palabras. Nuestras vidas están unidas.

En respuesta, Inoue señala que la relación de maestro y discípulo le parece un lazo humano muy especial, que no depende de que haya habido o no un encuentro directo entre ambos.

El Sutra del loto afirma: «Las personas que habían conocido la Ley vivieron en distintas tierras de Buda, aquí y allá, y renacieron constantemente en compañía de sus maestros».1

En el budismo, los maestros y discípulos están unidos por vínculos eternos que se extienden a lo largo de las tres existencias de pasado, presente y futuro. Son entidades inseparables. Lo importante, entonces, es el espíritu de búsqueda con que los discípulos se esfuercen por avanzar junto con su maestro hacia una meta en común, mientras, en su interior, mantienen vivos su legado y enseñanzas.

Cuando los integrantes de los departamentos juveniles piden a Shin’ichi reunirse con él para que les hable más sobre Toda Sensei, a quien nunca tuvieron la oportunidad de conocer en persona, Shin’ichi los anima a dialogar y a estudiar ellos mismos:

Casi todas las orientaciones del presidente Toda ya han sido publicadas, y yo he hablado también en reiteradas ocasiones sobre él. Pienso que es el momento en que ustedes mismos reflexionen acerca de sus enseñanzas sobre lo que él representa para ustedes y el espíritu de maestro y discípulo de la Soka Gakkai.

No puedo sino sentir que este año tan significativo […] es el momento para que sus discípulos se esfuercen aún más en aprender y en dar a conocer ampliamente el espíritu de su mentor.

El espíritu del budismo de Nichiren Daishonin es asumir como propios los grandes problemas que enfrenta la sociedad y, basados en la perspectiva budista, esforzarnos seriamente para solucionarlos.

En el capítulo «El tesoro de la vida», Shin’ichi enfatiza que la misión fundamental de la religión en tiempos de confusión y de grandes cambios «es infundir vitalidad en cada individuo y brindar fuerzas que le permitan dar a la sociedad y a los tiempos un curso estable y positivo». En estos momentos en que el mundo se encuentra sumido en la incertidumbre como consecuencia de la actual pandemia y de una serie de condiciones climáticas extremas, la misión de la Soka Gakkai es guiar a la sociedad hacia un camino seguro.

Puede que haya momentos en los que queramos huir de los problemas. Sin embargo, es importante recordar que «el espíritu del budismo de Nichiren Daishonin es asumir como propios los grandes problemas que enfrenta la sociedad y, basados en la perspectiva budista, esforzarnos seriamente para solucionarlos». Mientras mantengamos la actitud de enfrentar los desafíos que se nos presentan, lograremos abrirnos paso hacia un futuro esperanzador. […]

En el capítulo «Alta mar», leemos que Toda Sensei solía decir a su sucesor:

Para que la sociedad llegue a apreciar el genuino valor de la Soka Gakkai, deberán pasar unos doscientos años. La nuestra es una organización sin precedentes en la historia; por eso, nadie puede comprender lo maravillosa que es.

[…] Continuemos alentando a los sucesores de nuestro movimiento y construyamos, en nuestras respectivas comunidades, una gran red de solidaridad entre los jóvenes.


PASAJES CLAVE DEL VOLUMEN 22

La relación de maestro y discípulo no es mera formalidad; es una conexión que solo se establece cuando el mentor es una presencia constante en el corazón del discípulo. La autodisciplina y la auténtica autonomía surgen de asumir esta postura. («Un nuevo siglo»).

Cuando se llega a un estancamiento, lo mejor es regresar al punto de partida. Para quienes practican el budismo Nichiren esto significa entonar Nam-myoho-renge-kyo. Dado que la Ley Mística es la Ley fundamental del universo, su recitación tiene la fuerza de mover todo nuestro entorno. («Corrientes»).

Hablar del espíritu de la SGI es hablar del afán de ser un buen ciudadano y un referente para la comunidad y el país por los valores que lo guía. Implica ser la fuerza motriz en la creación de una sociedad pacífica y próspera, en la construcción de la felicidad de todas las personas. («Corrientes»).

Para descubrir valores humanos es preciso que agucemos nuestra capacidad de reconocer las virtudes ajenas. Para ello, es preciso vencer la arrogancia y tener la humilde disposición de aprender de los demás. Es decir, se trata de una lucha en pos de la propia revolución humana. («Alta mar»).

La función y la responsabilidad social de la Soka Gakkai consiste en asumir el compromiso de librar una contienda espiritual en los estratos más profundos de nuestro ser; luchar contra las fuerzas externas que coartan la dignidad humana y oprimen a las personas mediante la violencia, el poder político y económico. («El tesoro de la vida»).


RESUMEN DEL VOLUMEN 22

Un nuevo siglo
Los diálogos que Shin’ichi mantiene con el escritor Yasushi Inoue y con el empresario Konosuke Matsushita se publican por entregas y, más tarde, en forma de libro.

Corrientes
La Convención Hawái Azul se realiza, conjuntamente con la Reunión General de la SGI de los Estados Unidos, en Hawái. A la actividad asisten invitados importantes, incluyendo el gobernador. El budismo y el «espíritu aloha» convergen en los valores de la tolerancia y el amor compasivo.

Alta mar
Shin’ichi brinda aliento a los integrantes del Hato-kai (Grupo Alta mar), conformado por miembros de la Soka Gakkai que se desempeñan como tripulantes de la marina mercante. También se concentra en alentar a las integrantes del grupo estudiantil y del Seishun-kai (Grupo Primavera de la juventud) del Departamento de Mujeres Jóvenes.

El tesoro de la vida
Shin’ichi participa en una reunión general del Departamento de Médicos. Asiste también a la reunión de sede central celebrada en Hiroshima y visita por primera vez la ciudad de Kure.


(Los textos que integran esta sección son traducciones del artículo publicado el 26 de agosto de 2020 en el Seikyo Shimbun).

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