Aprendiendo de NRH · XXVI


Reflexiones sobre el volumen 26 de La nueva revolución humana · Por Hiromasa Ikeda


El volumen 26 de La nueva revolución humana comienza con la visita que Shin’ichi Yamamoto realizó en septiembre de 1977 a la aldea de Atsuta (actual distrito de Atsuta, ciudad de Ishikari) en Hokkaido, pueblo natal de su maestro Josei Toda. Allí, la Soka Gakkai había construido el Cementerio Parque en Memoria de Josei Toda, en cuya ceremonia de inauguración participó Shin’ichi el 2 de octubre.

La idea de fundar este parque memorial surgió de un comentario que el maestro Toda había hecho en una oportunidad: «Qué maravilloso sería si, al final de todo este esfuerzo, pudiésemos descansar juntos todos los compañeros de lucha». En la novela, Shin’ichi destaca que, a la luz del principio budista de la inseparabilidad de la vida y la muerte, estas palabras expresaban la determinación de Toda Sensei de volver a nacer para luchar juntos, una vez más, por el kosen-rufu en la próxima existencia.

Desde esta perspectiva, el cementerio parque podría concebirse como un símbolo de la eterna travesía del maestro y el discípulo y del kosen-rufu. En una reunión conmemorativa de gongyo, Shin’ichi, que había grabado en su vida estas palabras de su mentor y se había esforzado por hacerlas realidad, declaró: «No creo exagerado decir que, con esto, se ha consolidado el fundamento de la Soka Gakkai».

Visitando el ryokan (alojamiento tradicional japonés) Toda, regentado por parientes de Josei Toda y situado junto a la playa de Atsuta, donde el segundo presidente fundador de la Soka Gakkai confió la realización del kosen-rufu a su joven discípulo | Ilustración: Cortesía de Seikyo

Mientras la organización cimentaba la base del kosen-rufu, un grupo de sacerdotes de la Nichiren Shoshu había estado conspirando para crear división entre Shin’ichi y los miembros, a tal punto que, ya para 1977, se habían evidenciado varias señales de lo que luego se conocería como el primer incidente con el clero.

En otoño de 1972, la Soka Gakkai, tras iniciar la segunda fase del kosen-rufu, se dispuso a construir sus propios centros culturales, ya que hasta entonces siempre había priorizado la donación de templos al clero de la Nichiren Shoshu. También, fue en esta época cuando la Soka Gakkai se embarcó en la labor de promover un nuevo movimiento de estudio destinado a impulsar con más fuerza el budismo de Nichiren Daishonin en todo el mundo.

Sin embargo, un grupo de sacerdotes de la Nichiren Shoshu malinterpretó estos sinceros esfuerzos de Gakkai como un intento para desligarse del clero. Fue así que, alrededor de 1977, comenzaron a criticar a la organización con persistencia durante las diferentes actividades que se realizaban en los templos. A pesar de esto, Shin’ichi continuó esforzándose al máximo para reconciliar ambas partes, en su sincero deseo de mantener relaciones armoniosas entre el sacerdocio y el laicado.

Con este telón de fondo Shin’ichi se dirigió a los participantes del acto inaugural del parque memorial: «Amigos míos, pase lo que pase, no se sorprendan ni se amedrenten, estoy dispuesto a servir de techo y ser un rompeolas con tal de proteger a mis compañeros contra los feroces vendavales de obstáculos». Su fuero interno rebosaba con la determinación de proteger a sus compañeros sin importar cuáles fueran las adversidades que pudieran surgir.

Para nosotros, el reto de «descartar lo transitorio y revelar lo verdadero» es hacer del kosen-rufu –la concreción de la felicidad de todas las personas– el sublime propósito y la misión de nuestra existencia. A su vez, es llevar a cabo esta práctica valerosa en la vida cotidiana, tras haber tomado conciencia de nuestra identidad como Bodisatvas de la Tierra.

En ese entonces, Shin’ichi estaba a punto de cumplir cincuenta años. En los capítulos «Estandarte de la Ley» y «Líderes valerosos» del volumen 26 se exponen sus pensamientos sobre el significado de este hito en la vida. Nichiren Daishonin tenía cincuenta años[1] cuando vivió la persecución de Tatsunokuchi y fue desterrado a la isla de Sado.

Shin’ichi recordó el estado de vida intrépido del Daishonin [que luego describiría como «descartar lo transitorio y revelar lo verdadero»], e hizo el profundo juramento de que a sus cincuenta años se desafiaría, una vez más, a poner de manifiesto, en un nivel más profundo, la verdadera naturaleza de su propia vida, así como de una renovada Soka Gakkai.

El capítulo «Líderes valerosos» explica que, para nosotros, el reto de «descartar lo transitorio y revelar lo verdadero» es hacer del kosen-rufu –la concreción de la felicidad de todas las personas– el sublime propósito y la misión de nuestra existencia. A su vez, es llevar a cabo esta práctica valerosa en la vida cotidiana, tras haber tomado conciencia de nuestra identidad como Bodisatvas de la Tierra.

LOS PRINCIPIOS BÁSICOS DEL LIDERAZGO

En el encuentro de Año Nuevo de responsables de la sede central de 1978, se anunció la implementación de un nuevo sistema de distritos generales para la segunda fase del kosen-rufu. Esto marcó un nuevo comienzo para la organización, con más grupos que se convirtieron en distritos generales y más responsables de grupo de los cuatro departamentos que asumieron como responsables de distrito general. Con el inicio de este nuevo sistema, sumado a que las actividades de la Soka Gakkai se volvieron más multidimensionales, Shin’ichi enfatizó a los responsables que debían atenerse como nunca a los principios básicos y brindó las siguientes tres guías que debían tener presente como líderes.

La primera es priorizar la orientación personal: «En estos momentos, diría que la proporción entre las orientaciones que se dan en grandes reuniones y las que se brindan a nivel personal, es de ocho a dos. Pero si logran revertir esta proporción, es decir, si hacen que el ochenta por ciento de las orientaciones sean individuales, podrán forjar más valores humanos y fortalecer mucho más la organización. Por sobre todo, ustedes mismos van a crecer como líderes».

La segunda es hacer que el «espíritu de shakubuku», el deseo de transmitir este budismo a los demás, arda con fuerza en toda la organización. Shin’ichi esperaba que los responsables de distrito general de los cuatro departamentos tomaran la iniciativa de las actividades en absoluta armonía y con la misma postura que él.

La tercera es considerar que el distrito general tiene la misma responsabilidad y misión que la sede central, y que, con esta conciencia, debe encargarse de asentar y difundir el budismo en la localidad donde se desenvuelve.

Si hacen que el ochenta por ciento de las orientaciones sean individuales, podrán forjar más valores humanos.

[…] Frente a la pandemia de COVID-19, la forma en que llevamos adelante las reuniones y alentamos a nuestros compañeros se ha diversificado, contribuyendo a acelerar una nueva corriente del kosen-rufu en todo el mundo.

Si bien es preciso adaptar la modalidad de nuestras actividades a los tiempos cambiantes, el espíritu esencial no debe cambiar. Ahora, en esta época de crisis, es más vital que nunca estudiar a fondo el espíritu de Gakkai impregnado en La nueva revolución humana y llevarlo a la práctica al organizar las actividades.

Tal como se afirma en el volumen 26, donde dice: «el cambio de nuestra determinación interior es un factor clave para infundir nuevas energías a la organización e impulsar el kosen-rufu en la comunidad», la actitud esencial del responsable o su determinación resuelta es la fuerza impulsora de nuestro avance. El cimiento de la nueva era del kosen-rufu se construye reiterando incansablemente el desafío de poner en práctica las guías de nuestro mentor.

CLAVES PARA LOS AÑOS CULMINANTES DE LA VIDA

Un tema importante de este volumen es cómo hacer que los años culminantes de nuestra existencia sean plenos y fructíferos. En el capítulo «Atsuta», Shin’ichi enfatiza que la tercera edad no es solo una etapa en que damos los toques finales a nuestra vida, sino un período en que nos preparamos para la próxima existencia. Explica que las claves para hacerlo, tanto en términos de nuestra existencia personal como para asegurar las bases del kosen-rufu, son:

  1. Comenzar haciendo la propia revolución humana.
  2. Expandir los lazos de amistad y confianza dentro de la comunidad.
  3. Trasmitir el legado de la fe a la siguiente generación.

En el capítulo «Avance intrépido» se relata la campaña de orientación que emprendió Shin’ichi en 1957, a través de la cual quería hacer realidad el anhelo sublime de su mentor: concretar 750 000 familias miembros en la Soka Gakkai. Ese año, la consecución de tal objetivo, finalmente, estaba a la vista. Decidido a asegurar la victoria para su maestro, en agosto, Shin’ichi, que estaba a cargo del distrito municipal de Arakawa, en Tokio, se dedicó a alentar a los miembros y abrió el camino hacia un incremento del diez por ciento en la membresía, sumando más de doscientas nuevas familias en tan solo una semana.

Describe la motivación de aquel momento de la siguiente manera:

Para el maestro, dar los ultimos retoques a la obra de su vida significa ver triunfar a sus discípulos; su lucha culmina con las pruebas reales que con orgullo sean capaces de informar sus epígonos. En esto consiste la inseparabilidad de maestro y discípulo. Si tuve fuerzas para llevar adelante aquella campaña fue porque decidí que haría eso. Esta determinación fue la que me dio valor y sabiduría.

La unión genuina entre maestro y discípulo no puede establecerse si los discípulos adoptan una postura pasiva.

Todo depende de los discípulos, de que profundicen la orientación del mentor y la interioricen, de que logren victorias en bien de la felicidad de los demás y del desarrollo del kosen-rufu.

¡Esforcémonos cada uno grabando este espíritu en nuestros corazones y logrando triunfar en la vida!

Cementerio Parque en Memoria de Josei Toda en Atsuta, Hokkaido (foto tomada en mayo de 2019) | Foto: Seikyo
Daisaku Ikeda toca el piano durante la inauguración del Cementerio Parque en Memoria de Josei Toda (2 de octubre de 1977) | Foto: Seikyo

PASAJES CLAVE DEL VOLUMEN 26

Cuando nuestro espíritu se quebranta, las semillas de la esperanza se echan a perder y no dan brotes. La esperanza nace en el fértil suelo de un espíritu vigoroso. («Atsuta»).

Una organización sólida e invencible en la lucha por el kosen-rufu es aquella en la cual florecen profusamente incontables beneficios en la vida de los miembros. («El estandarte de la Ley»).

El humanismo no se trata de un modo de vida especial; se refleja en el gesto de establecer empatía con el sentir ajeno, dando aliento a quienes están atravesando momentos difíciles y sufren, o compartiendo las alegrías de aquellas personas que son felices. («El estandarte de la Ley»).

Como seguidores del budismo de Nichiren Daishonin, nuestra práctica comienza y termina con una sincera oración al Gohonzon. Sin oración ni daimoku no puede haber un verdadero triunfo. («Líderes valerosos»).

En la fe es importante la continuidad y la perseverancia. Pero esto no significa hacer hoy lo mismo que ayer. Pues si hiciéramos eso, la fe sería un simple hábito. Mantener la continuidad en la fe significa enfrentar nuevos retos cada día; con una renovada determinación. («Avance intrépido»).


RESUMEN DEL VOLUMEN 26

Atsuta
En octubre de 1977, se inaugura en Hokkaido el primer cementerio parque de la Soka Gakkai.

El estandarte de la Ley
En enero de 1978, se anuncia la nueva estructura de distritos generales para la segunda fase del movimiento del kosen-rufu.

Líderes valerosos
El 19 de enero, Shin’ichi visita el Centro de Conferencias de Shikoku. El 25 de enero, participa en el encuentro conmemorativo de responsables en Nara.

Avance intrépido
El 27 de enero, Shin’ichi asiste al encuentro inaugural del distrito general Honan en Suginami, Tokio. El 18 de febrero participa en la reunión de responsables de la sede central de la Soka Gakkai realizada en el Centro Cultural de Tachikawa y, al día siguiente, alienta a los miembros del Departamento de Hombres Jóvenes de la región de Shin’etsu.


(Los textos que integran esta sección son traducciones del artículo publicado el 24 de febrero de 2021 en el Seikyo Shimbun).


[1]En la forma tradicional japonesa de contar, una persona tiene un año a partir del día de su nacimiento.

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