Cada persona es importante e insustituible


Jóvenes fénix · A los miembros del Departamento Futuro de la SGEs


¡Hola, compañeras y compañeros!

Este mes celebramos el «mes de los sucesores», y os proponemos descubrir juntos el maravilloso tesoro que representa la vida de cada uno y cada una.

Quizás haya momentos en los que os sintáis inseguros o preocupados por cómo será vuestro futuro: sobre decisiones que debéis tomar sobre los estudios, qué hacer con vuestra vida, dónde os gustaría trabajar y vivir, entre muchas otras cosas. Ikeda Sensei nos asegura que la vida de cada uno es infinitamente valiosa y que cada uno de nosotros tiene una misión que nadie más puede cumplir, donde sea que nos encontremos.

En el libro Un arcoíris de esperanza, Sensei nos dice:

Mi maestro, Josei Toda, siempre nos alentaba a ser personas audaces y seguras.
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Nos enseñaba que todos poseemos el maravilloso tesoro de la vida, y que por esta razón nunca debemos ser pesimistas o pensar que no somos lo bastante buenos. Decía que debíamos sentirnos orgullosos de ser jóvenes y avanzar con fortaleza y optimismo. […] El derecho a vivir nuestras vidas de manera digna y humana, de acuerdo con esta verdad, es lo que llamamos «derechos humanos».[1]

Una persona que dedicó su vida a defender estos derechos fue Eleanor Roosevelt, quien tuvo un papel clave en la redacción y la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Eleanor no tuvo una infancia feliz. «Desde muy pequeña, tuvo que escuchar comentarios negativos sobre su físico y su apariencia. Esto hirió sus sentimientos y la convirtió en una joven vergonzosa y retraída».[2] La directora de la institución donde estudiaba la ayudó a desplegar su potencial, diciéndole a ella y otras alumnas que «todas habían nacido en este mundo para hacer de él un lugar mejor. Les enseñaba a pensar y ver las cosas por sí mismas, y a entender que ayudar a los demás era más importante que la posición social, la fama o el aspecto físico».[3] Eleanor grabó estas lecciones en su corazón y poco a poco, de manera constante, fue adquiriendo confianza en sí misma.

Alguna vez puede que os dé vergüenza hablar delante de otras personas o levantar la mano en clase, pero Sensei nos alienta a que justamente en esos momentos seamos valientes como Eleanor, dando un primer paso con audacia que nos permitirá revelar nuestro potencial.

Eleanor Roosevelt creía en que «si les preocupa lo suficiente como para intentarlo, las personas pueden no solo rehacerse a sí mismas, sino también rehacer el mundo. Su preocupación por la felicidad y el bienestar de los demás fue su fuerza motivadora. […] En la Soka Gakkai, también, trabajamos para crear un mundo de paz, basados en la creencia de que una sola vida es más valiosa que todos los tesoros del universo».[4]

Sensei nos recuerda que «en la medida en que seamos amigos de más y más personas, y en que pensemos y obremos desde su perspectiva, podremos ampliar ilimitadamente nuestra propia fuerza vital. Entonar Nam-myoho-renge-kyo nos ayuda a hacer aflorar esa fuerza».[5]

¿Qué os parece si HOY, hacemos un enérgico daimoku y avanzamos un paso más con respecto a ayer?

¡Vuestro futuro y el futuro de la humanidad existen en vuestro propio corazón!

3 CONSEJOS PARA SUPERAR LA TIMIDEZ
A partir de la experiencia de Eleanor Roosevelt
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1 | No preocuparse de «si estás causando una buena impresión a los demás, o qué piensan de ti». Aprendió a pensar qué podía hacer ella en bien de otras personas, en lugar de centrarse en sí misma.
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2 | «Hacer las cosas que te interesan, y hacerlas de todo corazón». A ella le gustaban los idiomas, y en la escuela estudió francés, italiano y alemán, llegándolos a dominar.
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3 | Tener «un espíritu aventurero y el deseo de nuevas experiencias». Desarrolló el hábito de desafiarse con valentía y experimentar cosas nuevas.[6]


[1]IKEDA, Daisaku: Un arcoíris de esperanza, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2022, pág. 137.

[2]Ib.

[3]Ib., pág. 139.

[4] ↑ Ib.

[5] ↑ Ib., pág. 143.

[6]Véase ib., pág. 139.

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