Como si mi práctica hubiese comenzado ayer


Por Sumiko Soga · Barcelona



El sol del budismo de Nichiren Daishonin ha comenzado a elevarse en el horizonte. Espero que no vayan tras la alabanza o la gloria personal, sino que dediquen sus nobles vidas a sembrar por el mundo las semillas de paz de la Ley Mística. Yo me comprometo a hacerlo. Siempre los estaré apoyando; en ocasiones, lideraré nuestro movimiento desde la primera línea, algunas veces lucharé codo con codo con ustedes, y otras velaré por su desarrollo entre bastidores.[1]


Sin darme cuenta, ha pasado ya más de medio siglo desde que ingresé a la Soka Gakkai. Cuando empecé a practicar, en Japón, podía leer La revolución humana cada día en las entregas publicadas en el periódico Seikyo. A través de esta lectura, aprendía acerca de la historia de los tres presidentes fundadores de la Soka Gakkai y el significado del kosen-rufu.

Lo cierto es que al principio mi práctica budista estaba centrada en extraer los recursos necesarios para solucionar mis problemas de trabajo y mejorar mi economía. Pero, a través de cultivar la práctica y el estudio, poco a poco surgió dentro de mí el deseo de realizar el kosen-rufu mundial junto con mi maestro. Por este motivo decidí comenzar a estudiar castellano.

El pasaje citado reproduce un fragmento de la intervención de Ikeda Sensei en el acto de fundación de la Soka Gakkai Internacional (SGI) en la isla de Guam, el 26 de enero de 1975. A finales de agosto de ese mismo año, llegué a Madrid para aprender el idioma. Y en febrero de 1977 me instalé en Barcelona.

En 1981, tuve la oportunidad de encontrarme con Sensei en Trets, Francia, durante la memorable visita en la que propuso el establecimiento del 6 de junio como «Día de Europa».[2] Años después, él mismo escribiría sobre esa ocasión en La nueva revolución humana:

Shin’ichi se refirió al poder del Gohonzon que es la corporificación de la Ley Mística […].

–Nada es tan complejo como la mente humana, que cambia sutilmente a cada instante. Para ser feliz y sentir satisfacción en la vida es preciso cultivar una mente firme e imperturbable.

» En la vida, hay momentos en que nos preguntamos por qué debemos hacer frente a tormentas del karma que nos parecen tan injustas… Lo que nos permite la práctica budista es, justamente, cultivar la fortaleza interior para superar tales desafíos y permanecer invictos ante cualquier adversidad.

» La intensidad de nuestra fe y práctica hace que se manifieste el poder del Buda y de la Ley corporeizados en el Gohonzon de Nam-myoho-renge-kyo, y este poder induce en nosotros el surgimiento de una fuerza vital tan inmensa que nos permite, incluso, derribar los muros de hierro más pesados de la adversidad.[3]

Mi determinación es continuar mi lucha y mi búsqueda hasta el final de mi vida junto con Ikeda Sensei y la Soka Gakkai, como si mi práctica hubiese comenzado ayer.

Sumiko sostiene la publicación de una foto tomada durante una disertación de Daisaku Ikeda en Trets en junio de 1981, en la que se la ve entre la audiencia (vestida de verde pistacho), escuchando atentamente

[1] ↑ IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, vol. 21, actualmente en proceso de edición por Ediciones Civilización Global.

[2] ↑ Véase «El Día de Maestro y Discípulo de Europa».

[3] ↑ IKEDA, op. cit., vol. 30, de publicación por Ediciones Civilización Global prevista para 2021.

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