Construir una sociedad que promueva la felicidad de los adultos mayores


Por Daisaku Ikeda · Agosto de 2022


En una carta dirigida a la monja laica Myoichi –el mismo texto en que aparece la famosa frase «el invierno siempre se convierte en primavera»–,[1] Nichiren Daishoinin expresa su gratitud por la generosa y sincera ayuda recibida de esta seguidora: «¿En qué existencia podría olvidar lo que usted ha hecho por mí? Saldaré esta deuda de gratitud prestándole servicio en la próxima existencia».[2]

Han transcurrido setenta y cinco años desde que me lancé de lleno al movimiento por el kosen-rufu como discípulo de Josei Toda.[3] Quisiera dedicar ese mensaje del Daishonin a todos ustedes, mis inolvidables, entrañables amigos que han compartido conmigo dichas y pesares y, a mi lado, han triunfado en infinidad de grandes batallas.

Nichiren Daishonin tiene plena conciencia de todas sus virtudes «desde la más grande hasta la más pequeña, sin omitir el menor detalle».[4] Somos personas ricas en recompensas visibles, originadas en nuestras virtudes invisibles, y estaremos juntas eternamente, unidas por nuestros lazos de juramento y de confianza.

En la parte en verso del capítulo «Duración de la vida» del Sutra del loto, que recitamos todas las mañanas y todas las tardes, se encuentran estas palabras: «esta, mi tierra, permanece a salvo y en calma, siempre colmada de seres humanos y celestiales».[5] Ustedes, mis nobles camaradas de lucha –los budas Muchos Tesoros de la Soka– están orando y actuando basados en los principios humanísticos del budismo Nichiren, para construir aquí, en este mundo atribulado, una «tierra de tesoros» más segura y tranquila, como la que describe el sutra. Este es, también, un desafío que han asumido como integrantes de una generación que conoció en carne propia la atrocidad de la guerra y el valor irreemplazable de la paz.

Cada uno de ustedes tiene su ardua batalla con el karma. En el transcurso de sus desvelos abnegados e incalculables, tanto en la vida como en el kosen-rufu, tal vez hayan experimentado los sufrimientos de la enfermedad, el envejecimiento y la pérdida de seres queridos. Pero han grabado en su corazón el mensaje del Daishonin que dice: «no se desalienten tan solo porque en esta existencia su vida no sea cómoda y segura».[6] Y, dado que son campeones de fe inquebrantable y firme, es seguro que transformarán incluso el karma más adverso, y que gozarán del brillante triunfo de lograr la budeidad en esta existencia, de acuerdo con el principio budista de «disminuir la retribución kármica».[7]

La sociedad actual, en rápido proceso de envejecimiento, inaugura una nueva frontera en la historia humana. Como miembros de la familia Soka, unámonos sosteniendo la Ley Mística –la enseñanza mediante la cual «ni una sola [persona] dejará de lograr la budeidad»–[8] y el respeto a todas las personas, para construir una sociedad que promueva la felicidad de los adultos mayores.

Espero que los integrantes del grupo Muchos Tesoros den un ejemplo inspirador a los jóvenes –quienes se encaminan a una época en que la esperanza de vida probablemente supere los cien años– y les muestren cómo «usar nuestras vidas longevas para salvar a los seres vivos».[9] Estoy orando con fervor para que llegue una primavera de tranquilidad y seguridad a nuestro planeta, rebosante de ciudadanos globales dedicados a trabajar juntos por la paz, la cultura y la educación.

Con absoluta confianza,
perseveramos en nuestro viaje
de maestro y discípulo
junto con el Daishonin,
desbordantes de una alegría sin fin.

(Traducción del artículo publicado en la edición de agosto de 2022 de Daibyakurenge).


[1] El invierno siempre se convierte en primavera, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 561.

[2] Ib.

[3] Daisaku Ikeda conoció a su maestro Josei Toda el 14 de agosto de 1947 y, diez días más tarde, emprendió el camino de la fe con su ingreso en la Soka Gakkai, el 24 de agosto.

[4] Las deidades Mismo Nacimiento y Mismo Nombre, en END, pág. 335.

[5] El Sutra del loto, Tokio: Soka Gakkai, 2014, cap. 16, pág. 229.

[6] La apertura de los ojos, en END, pág. 300.

[7] Disminuir la retribución kármica: Esta expresión, que literalmente significa «transformar lo pesado y recibirlo de forma ligera», se menciona en el Sutra del nirvana. «Pesado» se refiere al karma negativo acumulado en el transcurso de incontables existencias pasadas. Como un beneficio derivado de proteger la enseñanza budista correcta, podemos experimentar una retribución kármica relativamente atenuada, pudiendo así expiar en el transcurso de una vida un karma muy pesado cuyos efectos, normalmente, no solo afectarían esta, sino muchas futuras existencias.

[8] Véase El Sutra del loto, cap. 2, pág. 40.

[9] Véase ib., cap. 17, pág. 237.

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