A continuación presentamos el extracto de un reciente ensayo de Daisaku Ikeda perteneciente a la serie Nuestra brillante revolución humana.
[…] Han pasado ya treinta años desde que pronuncié mi segunda conferencia como invitado en la Universidad de Harvard, bajo un soleado cielo otoñal [el 24 de septiembre de 1993]. El Centro Ikeda para la Paz, el Saber y el Diálogo, afiliado a la Soka Gakkai y situado en Boston, no lejos del gran polo intelectual que constituye la Universidad de Harvard, ha auspiciado numerosos programas y actividades para promover el intercambio de ideas e impulsar la paz, la cultura y la educación.
También he publicado diversos diálogos junto a líderes académicos ligados a dicho centro de Boston, con quienes traté una amplia variedad de temas en bien del mundo y del futuro. Entre esos intelectuales cabe mencionar al economista John Kenneth Galbraith, el antropólogo social Nur Yalman, el estudioso de la religión Harvey Cox, la especialista en estudios sobre la paz Elise Boulding, el historiador y filósofo Tu Weiming y la experta en literatura Sarah Wider.
Como nota paralela, quisiera comentar que la Universidad de Harvard ha llevado a cabo un estudio científico sobre los factores que constituyen una buena vida, que ha involucrado el análisis de varias familias a lo largo de dos generaciones, durante un período de más de ochenta años, desde 1938. La conclusión más importante de esta extensa investigación es que las buenas relaciones humanas inciden de manera positiva en la salud y la felicidad.[1] Es un aporte muy valioso y significativo.
Desde sus inicios, la Soka Gakkai ha asumido con seriedad el mensaje de Nichiren Daishonin acerca de la importancia de contar con «buenos amigos» o influencias positivas en la vida.[2] Se ha centrado en la creación de relaciones interpersonales sólidas y ha ofrecido incontables pruebas reales de vidas saludables y felices, de personas que han ayudado a otras a serlo también.
Desde sus inicios, la Soka Gakkai […] se ha centrado en la creación de relaciones interpersonales sólidas y ha ofrecido incontables pruebas reales de vidas saludables y felices, de personas que han ayudado a otras a serlo también.
Recuerdo que mi maestro, Josei Toda, propuso una vez que se hiciera un estudio científico de cinco o diez años para registrar las circunstancias reales de los practicantes de las distintas escuelas budistas de Japón.
Como afirma el Daishonin: «[A]un más valiosa que la razón y la prueba documental es la evidencia de los hechos reales».[3]
En estos tiempos de creciente aislamiento y división, esforcémonos más aún en cultivar relaciones de vida a vida para crear en nuestras comunidades espacios seguros en los que resuenen –como planteé en mi conferencia en Harvard– «los acordes del diálogo abierto».[4]
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[…] El estadista e ingeniero naval japonés Katsu Kaishu (1823-1899), nacido hace exactamente doscientos años, creía en el concepto de los ciclos de cambio de siete años [que había aprendido de pensadores holandeses]. A través de su propia experiencia, había constatado que las tendencias sociales, así como los corazones y las mentes de las personas, sufren cambios importantes cada siete, ocho o diez años.[5]
Aunque con matices distintos, los maestros y discípulos de la Soka también hemos avanzado siguiendo ciclos de siete años –que hemos llamado «siete campanadas»– que nos han permitido culminar cada uno de estos períodos con resonantes campanadas de victoria para el kosen-rufu.
Nichiren Daishonin describe la asamblea de los Bodisatvas de la Tierra sosteniendo que es tan profusa como «la hierba en la llanura de Musashino[6] o los árboles que cubren el monte Fuji».[7] Estoy orando con la expectativa de que nuestra gran comunidad Soka de valores humanos alcance un espléndido desarrollo en el momento de nuestro centenario, como si lo viera reflejado en el brillante espejo de la luna.
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A través de una hábil diplomacia basada en la integridad y la franqueza, Katsu Kaishu ayudó a evitar un sangriento conflicto en Edo (la actual Tokio) [lo cual despejó el camino para la Restauración Meiji y la modernización de Japón].[8]
Estableció un rumbo claro y avanzó en la dirección trazada con absoluta confianza en sí mismo. Sabía que esa era la forma de convertir a los antiguos oponentes en los aliados más cercanos, con quienes poder dialogar de corazón a corazón.[9]
La comunicación es el medio para abrir una nueva época. Cuando nos comunicamos con total sinceridad podemos transformar la mente y el corazón de otras personas.
La comunicación es el medio para abrir una nueva época. Cuando nos comunicamos con total sinceridad podemos transformar la mente y el corazón de otras personas.
En las memorias que dictó, Katsu Kaishu dejó impresiones muy francas sobre diversas figuras históricas, y citó a Nichiren Daishonin entre las personalidades del pasado dignas de elogio por su tenacidad y su fortaleza de carácter. Con admiración, observó que Nichiren jamás se había desanimado y que había superado cada una de las dificultades con las que se había encontrado.[10]
Tenemos la importante misión de lograr el kosen-rufu mundial, el anhelo de Nichiren Daishonin, el Buda del Último Día de la Ley. Tenemos «la estrategia del Sutra del loto»,[11] que él nos enseñó a emplear. Superando todas las adversidades, ¡sigamos haciendo aliados y ampliando nuestro círculo de amistades, logrando lo imposible y convirtiendo todo veneno en medicina!
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[…] El gran juramento del kosen-rufu de la Soka Gakkai también es el juramento de hacer realidad el ideal de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra». Nuestra misión de propagar la Ley Mística en el mundo es inseparable de la misión de traer paz y seguridad a todas las personas.
Los diversos desastres naturales, epidemias y conflictos violentos recientes nos muestran claramente que la humanidad se halla en una encrucijada decisiva. […]
No cambiaremos las tragedias que ocurren en el mundo si nos limitamos a deplorarlas. La cuestión es qué haremos para transformar las cosas realmente. Tenemos que pensar como protagonistas, orar profundamente y dar juntos un paso adelante para hallar una solución. Este es el espíritu del budismo Nichiren.
No cambiaremos las tragedias que ocurren en el mundo si nos limitamos a deplorarlas. La cuestión es qué haremos para transformar las cosas realmente.
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El sistema de creencias o filosofía que una persona adopta modela su conciencia y sus acciones, así como su realidad presente e incluso futura.
El budismo Nichiren enseña que la vida de cada persona es digna y preciosa, y que cada individuo alberga un potencial infinito.
Los seres humanos poseemos la fuerza necesaria para resistir las amenazas de la naturaleza. Tenemos el coraje y la esperanza de sobreponernos a cualquier desastre, y también la sabiduría y la compasión para ponernos de pie y dedicarnos a la reconstrucción junto a quienes nos rodean. Si nutrimos estas cualidades en cada persona y aunamos las fuerzas de los residentes en nuestras comunidades y la capacidad de trabajar juntos, sin falta estableceremos los cimientos de una sociedad resistente ante los desastres. El poder de los vínculos que entablamos y fortalecemos de esta manera se pone de manifiesto en los momentos de crisis. […]
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Recientemente, jóvenes responsables de la Soka Gakkai de 44 países y territorios se reunieron en Japón con motivo de un curso de capacitación mundial (del 31 de agosto al 4 de septiembre). Durante el curso, dialogaron no solo sobre la forma en que están haciendo frente a sus desafíos personales, sino también sobre sus valientes esfuerzos para abordar los retos que enfrentan sus comunidades y sus países. Una participante declaró con orgullo que estaba transmitiendo a su alrededor el mensaje de que cualquier persona puede llegar a tener una vida feliz, tal como ella misma había hecho.
¡Convertir la desesperación en esperanza!
¡Transformar el karma en misión!
¡Construir una red de personas unidas por el juramento de levantarse por iniciativa propia en bien del kosen-rufu!
Con este compromiso inquebrantable, pase lo que pase, echemos firmes raíces en el lugar donde nos encontremos ahora e icemos el estandarte de la victoria. Profundicemos los lazos de confianza y amistad que nos unen a otros, ampliemos la red de solidaridad y unión entre la gente, y pongamos en juego toda nuestra sabiduría y nuestra fuerza para llevar bienestar a nuestras comunidades y sociedades.
Profundicemos los lazos de confianza y amistad que nos unen a otros, ampliemos la red de solidaridad y unión entre la gente, y pongamos en juego toda nuestra sabiduría y nuestra fuerza para llevar bienestar a nuestras comunidades y sociedades.
Nichiren Daishonin cita al gran maestro Dengyo: «[C]uando en la familia se rinde honor con diligencia a las enseñanzas, se logra desterrar los siete desastres con toda seguridad».[12] ¡Qué maravilloso es que el sonido de la Ley Mística –el sonido de nuestras voces que entonan Nam-myoho-renge-kyo– reverbere en nuestros hogares, vecindarios y países!
Con una determinación renovada de valorar la práctica fundamental del gongyo y el daimoku, ¡impulsemos con alegría nuestra revolución humana y construyamos fortalezas de salud, felicidad y paz, brillantes y siempre victoriosas, en nuestra vida y en la comunidad!
(Traducción del artículo publicado el 5 de octubre de 2023 en el Seikyo Shimbun).
[1] ↑ Véase WALDINGER, Robert y Marc SCHULZ: The Good Life: Lessons from the World’s Longest Scientific Study on Happiness (La buena vida: Qué nos enseña sobre la felicidad el estudio científico más prolongado del mundo), Nueva York: Simon y Schuster, 2023.
[2] ↑ El Daishonin escribe en Tres maestros del Tripitaka oran para que llueva, en END, pág. 627: «¿Hasta dónde puede llevarnos nuestra propia sabiduría? Si la que poseemos es suficiente para distinguir el frío del calor, deberíamos salir en busca de un buen amigo».
[3] ↑ Ib., pág. 628.
[4] ↑ IKEDA, Daisaku: Un nuevo humanismo: Discursos universitarios de Daisaku Ikeda, Guadalajara y Rivas-Vaciamadrid: Instituto Ikeda y Ediciones Civilización Global, 2020, pág. 166.
[5] ↑ Véase KATSU Kaishu, Kaishu Zadan (Conversaciones con Kaishu), edit. por Yoshiharu Iwamoto y coment. por Mitake Katsube, Tokio: Iwanami Shoten, 1983, pág. 158.
[6] ↑ Llanura de Musashino: Una vasta planicie que abarca lo que hoy es Tokio y la prefectura de Saitama.
[7] ↑ Reseña sobre «La transferencia» y otros capítulos, en END, pág. 954.
[8] ↑ Véase KATSU Katsu: Hikawa Seiwa (Plácidas charlas en Hikawa), en Nihon no Meicho (Grandes obras del Japón), edit. por Jun Eto, Tokio: Chuokoron-sha, 1978, vol. 32, pág. 105.
[9] ↑ Ib., pág. 162.
[10] ↑ Ib., pág. 165.
[11] ↑ La estrategia del «Sutra del loto», en END, pág. 1046.
[12] ↑ On the Nation’s Slander of the Law (Sobre los actos contra la Ley cometidos por la nación), en WND-2, pág. 1026.