Desarrollando mi capacidad de crear espacios de encuentro


Entrevistamos a Alba Bosch, técnica en el Departament d’Igualtat i Feminismes de la Generalitat de Catalunya.

Alba, frente a su lugar de trabajo

Muchas gracias, Alba, por aceptar esta entrevista. En los últimos cinco años has coordinado un servicio de atención a familias en las que hay un conflicto elevado y violencia. Para empezar, ¿nos puedes hablar sobre este trabajo?

He coordinado el Servei Tècnic de Punt de Trobada (STPT) (Servicio Técnico de Punto de Encuentro), que se enmarca en las políticas para la erradicación de las violencias machistas implementadas por la Generalitat de Catalunya a través del Departament d’Igualtat i Feminismes. Este servicio busca proteger a los niños y niñas, así como a quienes tienen su custodia, de situaciones de riesgo. Se busca crear un espacio seguro en el que en todo momento los niños y las niñas se puedan relacionar con el otro progenitor sin perjuicio. A través del servicio se puede hacer acompañamiento en los intercambios o visitas supervisadas o tuteladas.

Como coordinadora del servicio, me he encargado de coordinar el equipo, hacer entrevistas a los adultos, hacer el seguimiento de los casos, diseñar un plan de trabajo con las familias: en definitiva, ver qué hacer para que los menores estuvieran en la mejor situación.

Sin duda, es un trabajo con una carga emocional muy elevada. ¿Cómo la has gestionado?

Tengo que señalar que la práctica budista me ha ayudado muchísimo. Creer en la budeidad de la otra persona hace posible tratarla con respeto genuino. La recitación de daimoku me ha sostenido en la salvaguarda de mi dignidad y de la dignidad de los usuarios. También he podido encontrar la sabiduría para proteger a mi equipo.

La fortaleza manifestada a partir de mi práctica me ha permitido superar situaciones muy complicadas, y también inspirar confianza y seguridad a las personas que con reticencia se han acercado, generalmente por obligación, al servicio.

La responsabilidad de mi trabajo ha sido mucha, porque ha dependido de mí detectar situaciones de riesgo e implementar las medidas adecuadas para velar por la seguridad de niños y niñas. Sin lugar a dudas, mi entrenamiento como responsable en la Soka Gakkai ha favorecido mi atención al detalle en cada caso; Daisaku Ikeda siempre ha orientado a los responsables a no dar nada por hecho y estar pendiente de todos los pormenores. Al mismo tiempo, esa capacitación me ha permitido desarrollar un liderazgo humanista en el equipo, donde la premisa ante cualquier dificultad ha sido «Hagámoslo juntos», algo que ha favorecido un ambiente laboral armonioso y de respeto.

La responsabilidad de mi trabajo ha sido mucha, porque ha dependido de mí detectar situaciones de riesgo e implementar las medidas adecuadas para velar por la seguridad de niños y niñas. Sin lugar a dudas, mi entrenamiento […] en la Soka Gakkai ha favorecido mi atención al detalle en cada caso.

Eres psicóloga y gestora, practicante budista comprometida y un pilar en tu familia. ¿Cómo compatibilizas tantas responsabilidades?

El trabajo que he desarrollado durante cinco años ha sido a tiempo parcial, y esto me ha facilitado conciliarlo con la vida familiar y las actividades de la Soka Gakkai.

Esta mayor disponibilidad de tiempo ha tenido como contrapartida, no obstante, unas condiciones económicas no demasiado buenas. Ante esta dificultad, con mi marido, hace un tiempo decidimos que, cuando nuestra segunda hija cumpliera el año y medio, yo buscaría otro trabajo a jornada completa.

Con este objetivo, durante todo 2023 estuve orando y esforzándome en las actividades de la Soka Gakkai con la meta de mejorar mis condiciones laborales para el mes de noviembre, cuando mi hija iba a cumplir los dieciocho meses.

En una disertación de Daisaku Ikeda publicada en el número anterior de esta revista aparece la expresión «realizar una meta tras otra».[1] Su espíritu resuena en lo que nos transmites…

Lo cierto es que, durante este tiempo, hubo momentos en los que se manifestó mi negatividad y la tendencia a dudar de mí misma. Aparecieron ofertas de trabajo muy interesantes y para las que cumplía los requisitos, pero con horarios y condiciones económicas que no me servían; ofertas con mejores condiciones para las que no tenía suficiente formación. Para paliar esta carencia, busqué programas de formación para especializarme, pero eran demasiado caros y con una gran carga de trabajo. Seguirlos habría supuesto dedicarles muchas horas y restar tiempo para estar con mi familia y para participar en actividades de la Soka Gakkai. A veces me costaba seguir creyendo que podía mejorar mi situación laboral en este momento de mi vida, y ni siquiera sabía hacia dónde enfocar el cambio.

Por suerte, como budista, tengo la práctica para vencer mi debilidad, tengo un maestro que me recuerda mi potencial y soy parte de una organización que me ofrece actividades que puedo usar como trampolín para transformar mi vida. Así, con el objetivo de ver claro el camino a tomar me desafié a participar con toda mi familia, padres y suegros incluidos, en la Asamblea de la Alegría Soka que celebramos en junio de 2023. En esa hermosa oportunidad, además, una de mis amigas recibió el Gohonzon.

Con mi marido, hace un tiempo decidimos que, cuando nuestra segunda hija cumpliera el año y medio, yo buscaría otro trabajo a jornada completa. […] A veces me costaba seguir creyendo que podía mejorar mi situación laboral en este momento de mi vida, y ni siquiera sabía hacia dónde enfocar el cambio. Por suerte, como budista, tengo la práctica para vencer mi debilidad.

A los pocos días, en la asociación en la que trabajo ofrecieron una formación gratuita de cien horas con unas condiciones que, esta vez sí, me permitían especializarme y optar a empleos en unos servicios de atención a niños y niñas que iban a empezar a funcionar a finales del año. Acepté el reto con entusiasmo y disfruté mucho la formación. No obstante, cuando seguí el proceso de selección, me rechazaron. Pero no me desanimé…

Una frase memorable de los escritos de Nichiren Daishonin es, precisamente, «Así y todo, no me he desalentado».[2]

Sí, estábamos en septiembre y yo ya tenía la vista puesta en las asambleas con las que en la SGEs íbamos a conmemorar el 18 de noviembre. Decidí, una vez más, dar lo mejor de mí en el lugar en el que estaba con el objetivo de que se creara un puesto de trabajo perfecto para mí o de que cambiaran radicalmente las condiciones del puesto en el que estaba.

A las pocas semanas de tomar esta nueva determinación, surgieron nuevas posibilidades que antes no existían. Me pidieron que participara en la redacción de un proyecto para abrir un nuevo servicio como el que coordinaba, y que también me encargara de buscar el local, para lo cual me ampliaron temporalmente las horas del contrato. Además, me dijeron que, si se abrían varios servicios más, me iban a proponer coordinarlos, ampliando indefinidamente las horas de contrato para poder llevar a cabo estas funciones. Me desafié con alegría, aportando nuevas ideas de mejora, respondiendo con rapidez y diligencia; en suma, poniendo en práctica la postura que he aprendido en Soka Gakkai.

Llegó el mes de noviembre y tras la asamblea conmemorativa y la ceremonia de homenaje al maestro Ikeda, con un enorme sentimiento de gratitud, tomé una determinación más profunda y concreta de dedicar mi vida al kosen-rufu y responder a mi mentor.

Recordé un pasaje de La nueva revolución humana. Cuando un practicante japonés que se había mudado a Francia le pregunta sobre cómo debía orar para llegar a tener la casa que soñaba, Shin’ichi Yamamoto responde:

Por ejemplo, puede orar así: «Dedicaré mi vida a lograr el kosen-rufu de Francia. Por lo tanto, necesito una casa para ganar la confianza de la comunidad y brindar a los miembros un lugar para reunirse». El daimoku basado en el juramento y en el deseo de ayudar a la gente a obtener la felicidad absoluta, es decir el logro del kosen-rufu, es la misma clase de daimoku entonado por todos los budas y Bodisatvas de la Tierra. Cuando se ora así, la naturaleza de buda que existe en nuestro interior se manifiesta y nuestra condición de vida se eleva hasta llegar a mover incluso el universo mismo. Entonces, sin falta, podrá realizar su meta.[3]

Inspirada por esta orientación, oré con la determinación de tener un trabajo que me permitiera dedicarme a las actividades sin preocupaciones económicas y con las tardes libres. Quería tener las mejores condiciones para llevar a cabo mi misión. Lo cierto es que, a finales de enero, una técnica de la Generalitat encargada de coordinar todos los servicios como el mío que hay en Catalunya, me comunicó que quedaba un puesto vacante en su equipo y me animó a presentarme al proceso de selección, transmitiéndome su confianza. Lo hice, fui seleccionada, y el 11 de marzo empecé a trabajar como técnica en el Departament d’Igualtat i Feminismes de la Generalitat coordinando todos los STPT de Catalunya, con las maravillosas condiciones laborales de la Administración pública.

¡Enhorabuena por esta victoria! Somos conscientes de que tu incorporación es reciente, pero ¿puedes hablarnos brevemente sobre tu experiencia en este nuevo trabajo?

Estoy muy agradecida porque es un puesto que nunca habría pensado que pudiera estar a mi alcance, y porque prácticamente han venido a buscarme, valorando mi experiencia y mi actitud. De hecho, en la entrevista de selección destacaron mi visión positiva y el entusiasmo de llevar adelante propuestas de mejora. Esto, de por sí, ya fue una prueba real de mi revolución humana.

Estoy muy agradecida porque es un puesto que nunca habría pensado que pudiera estar a mi alcance, y porque prácticamente han venido a buscarme, valorando mi experiencia y mi actitud. […] Esto, de por sí, ya fue una prueba real de mi revolución humana.

En estas últimas semanas he podido concretar varias propuestas de mejora en las que venía trabajando y encontrar un local para abrir un nuevo centro en otra ciudad, además de atender los detalles para hacer un buen traspaso y apoyar el nuevo punto de partida de mi equipo anterior. Me conmovió escuchar en voz de una de mis compañeras que yo había aportado mucho valor al servicio y que para ella resultaba evidente que mi práctica budista brinda resultados concretos.


[1] ↑ Véase la revista CG, n.º 228, abril 2024, sección «Estudio».

[2] ↑ Las bases para manifestar la Budeidad, en END, pág. 786.

[3] ↑ IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Volúmenes 22 y 23, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2020, pág. 151 (adaptado).

Scroll al inicio