«El camino directo hacia la abolición nuclear»


Lo que sigue es una entrevista a Alexander Kmentt, presidente de la primera Reunión de los Estados Partes del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, realizada tras dicho encuentro.

Alexander Kmentt | Foto: Seikyo

En la histórica primera Reunión de los Estados Partes (REP-1) del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN)[1] participaron 49 Estados partes. Para empezar, ¿podría hablarnos sobre los principales logros de la reunión?

El mayor logro fue la adopción de la Declaración de Viena y el Plan de Acción de Viena.

No creo que haya habido nunca un documento multilateral más poderoso sobre el desarme nuclear. Digo esto porque muchos Estados se manifestaron sobre la amenaza de las armas nucleares, criticaron la mala dirección actual (de mantener, modernizar, mejorar y aumentar la producción de armas nucleares por parte de los Estados con arsenales nucleares) y apoyaron firmemente la prohibición total de las armas nucleares.

En el Plan de Acción, los Estados partes pudieron acordar concretamente cómo actuar en el futuro y cómo se implementará el TPAN. Los llamados «países escépticos» con respecto al tratado no esperaban que la REP fuera tan sustancial. Era muy importante mostrar la seriedad de los Estados partes.

También fue un gran logro volver a centrarse en el impacto humanitario y los riesgos que suponen las armas nucleares. Tras la adopción del TPAN en 2017, algunos países escépticos se centraron en criticar aspectos formales del tratado en lugar de comprometerse con sus argumentos de base. El resultado fue un debate sobre si el tratado es bueno o malo y no sobre la cuestión clave del impacto humanitario y los riesgos de las armas nucleares.

Desde esta perspectiva, el Gobierno austriaco organizó la cuarta Conferencia sobre el Impacto Humanitario de las Armas Nucleares (HINW22Vienna) en vísperas de la REP. Queríamos mostrar una vez más que las armas nucleares no son solo un problema de los países que las poseen, sino también de todos los demás países: un problema humanitario y de seguridad al que se enfrenta la humanidad en su conjunto.

Puede decirse que un resultado de la REP fue que países que a menudo se ven privados de derechos en las discusiones sobre las armas nucleares pudieron expresar con claridad y firmeza sus opiniones sobre la inhumanidad de las mismas.

La Declaración de Viena afirma que el uso o la amenaza de armas nucleares es una violación del derecho internacional, incluida la Carta de la ONU, y «condena inequívocamente todas y cada una de las amenazas nucleares». Además de las potencias nucleares, la declaración también expresa su preocupación por los países que confían en la disuasión nuclear. ¿Cómo persuadirán los Estados partes a los países que no tienen previsto adherirse al TPAN?

Puede llevar tiempo, pero no tenemos más remedio que confiar en la fuerza de los argumentos. Nuestra argumentación tiene una base sólida en las innegables consecuencias y riesgos humanitarios de las armas nucleares. Esto plantea profundos interrogantes sobre la validez y la legitimidad de la disuasión nuclear.

Nos encontramos en un momento límite: ¿difundiremos aún más las armas nucleares en el futuro, o lograremos cambiar la mentalidad de la gente, el paradigma de la seguridad, alejándolo de la amenaza de destrucción masiva, y haremos un esfuerzo serio para eliminar las armas nucleares, que amenazan la existencia de la humanidad? Habrá un intenso debate sobre qué futuro elegir.

Los arsenales nucleares parecen estar creciendo, y el desarme nuclear se mueve en la dirección opuesta, con una situación actual en la que la intimidación a través de la amenaza de las armas nucleares se ha convertido en una realidad. El TPAN señala un camino diferente. Por supuesto, no se puede obligar a nadie a ratificarlo, pero creo que, si presentamos argumentos constantemente, más países se unirán al tratado.

Más de treinta países que aún no han ratificado el TPAN participaron en la REP como observadores. Entre ellos había miembros de la OTAN que, como tales, confían en la disuasión nuclear.

La participación de países «escépticos» con respecto al TPAN en la REP fue un logro. Creo que la situación de los distintos países varía, ya que para algunos fue fácil y para otros fue difícil participar. También entiendo que haya complicaciones políticas en algunos casos.

Pero cuando el sistema multilateral está en crisis y todo va en la dirección equivocada, también los escépticos tienen que preguntarse: ¿acaso es malo que los Estados inviertan en derecho internacional y fortalezcan el sistema multilateral, como están haciendo los Estados partes del TPAN? Los países que dicen aspirar a un mundo sin armas nucleares deberían al menos participar en el debate.

Ahora que la primera REP ha finalizado y ha sido tan significativa, creo que los países que no se presentaron tienen un reto mayor para explicar si no participan en la segunda REP (prevista del 27 de noviembre al 1 de diciembre del próximo año).

En la actualidad puede haber pocas perspectivas de que los Estados con armas nucleares y los que dependen de la disuasión nuclear ratifiquen el TPAN a corto plazo. Ciertamente, nuestro objetivo es que estos países se adhieran al tratado, pero la prioridad ahora debe ser aumentar el número de miembros para ejercer más presión internacional sobre los Estados con armas nucleares y avanzar en el desarme nuclear.

Además, para los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU será un reto conseguir que la mayoría de la comunidad internacional considere ilegal el actual statu quo de las armas nucleares.

Primera Reunión de los Estados Partes del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (21 junio de 2022) | Foto: Seikyo

¿Qué fue lo más difícil para usted como primer presidente de la REP?

Al tratarse de un tratado nuevo, era necesario prepararse cuidadosamente. Si se comete un error en la primera reunión, es más difícil de corregir después.

Hay mucha controversia sobre el TPAN, así que nos preparamos con sumo cuidado y pensamos mucho en cómo íbamos a organizar la REP y qué mensaje enviaríamos para hacer frente a las críticas. Queríamos demostrar la seriedad del tratado y la profundidad de los argumentos subyacentes. Fue como consecuencia de esto que se celebró previamente la Conferencia sobre el Impacto Humanitario de las Armas Nucleares. Ahora que hemos sentado un precedente tras la primera reunión, las siguientes REP adoptarán probablemente un enfoque similar.

Debates sustanciales con acciones concretas, centrados en las repercusiones humanitarias y los riesgos de las armas nucleares, mostrando consideración y apertura hacia los países escépticos, y destacando que el TPAN complementa el TNP: con estos esfuerzos, nos hemos preparado para enviar un mensaje contundente a la comunidad internacional.

La adopción de la Declaración de Viena y del Plan de Acción de Viena fue el mayor logro, pero todos los documentos de trabajo fueron igualmente significativos. También estoy muy agradecido por la activa participación de las organizaciones de la sociedad civil.

La Soka Gakkai Internacional (SGI) también asistió como miembro de la sociedad civil, presentó un documento de trabajo sobre la educación para la paz y el desarme, y emitió una declaración conjunta interconfesional. Además, la SGI copatrocinó un evento paralelo sobre la asistencia a las víctimas y la restauración del medio ambiente con la República de Kazajstán, que fue escogida para presidir la REP-3. ¿Qué importancia concede al papel de la sociedad civil?

Desde el comienzo de la Iniciativa Humanitaria,[2] hemos solicitado constantemente a la sociedad civil su cooperación como socia. Esto se debe a que los propios Estados reconocen que el desarme nuclear no avanzará a menos que el debate sobre las armas nucleares se lleve a cabo desde una perspectiva más amplia.

Si las armas nucleares se discuten solo entre expertos militares, es casi imposible salir de la idea de la disuasión nuclear. Hay que incorporar la perspectiva jurídica, la dimensión moral y ética. Hay que involucrar a la comunidad humanitaria y a la comunidad médica, a los diferentes grupos de edad, a las víctimas supervivientes. Si no se analizan las armas nucleares desde puntos de vista diversos, será difícil abolirlas.

En cuanto a la ética, la existencia de organizaciones religiosas que promueven la abolición de las armas nucleares es también extremadamente importante. Ofrece a las personas, que normalmente no se interesan por el desarme nuclear, la oportunidad de pensar en términos de ética.

El acercamiento a la abolición nuclear a través de conversaciones puede llevar mucho tiempo. Pero todo puede lograrse a través del diálogo. A través de mantener un diálogo y luego otro, avanzaremos paso a paso en el camino hacia un mundo sin armas nucleares. Este es el camino directo hacia la abolición nuclear.

Creo firmemente que el TPAN se basa en estos profundos argumentos morales y éticos, así como en perspectivas de seguridad, que son consecuencia de lo que sabemos y de la preocupación por las repercusiones humanitarias y los riesgos de las armas nucleares.

Alexander Kmentt es director del Departamento de Desarme, Control de Armas y No Proliferación del Ministerio de Relaciones Exteriores de Austria. De 2016 a 2019, se desempeñó como embajador y representante permanente ante el Comité Político y de Seguridad de la UE. Es uno de los artífices de la Iniciativa Humanitaria y del TPAN.

(Traducción de la entrevista publicada el 6 de julio de 2022 en el Seikyo Shimbun).


[1]En relación con la primera Reunión de los Estados Partes del TPAN, véase también Civilización Global, n.º 208, agosto 2022, sección «Actualidad», págs. 35-36.

[2]La iniciativa humanitaria, precursora del TPAN, comenzó en 2010 y reunió a un núcleo de Estados interesados, el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, varios organismos de la Organización de las Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales, en particular, la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN).

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