El capítulo «Medios hábiles» · Parte II (2/3)


(Volver a la parte 1/3).

Podemos decir que nuestra cabeza corresponde a myo; la garganta, a ho; el tórax, a ren; el estómago, a ge, y las piernas, a kyo. Por lo tanto, nuestro cuerpo de un metro y medio de altura constituye los cinco ideogramas de Myoho-renge-kyo.
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Durante más de cuarenta años, Shakyamuni El Que Así Llega ocultó esta gran cuestión [en jap.: daiji] y la mantuvo en secreto. Solo la reveló cuando se dispuso a predicar el Sutra del loto. El Buda surgió en el mundo con la finalidad de predicar esta gran cuestión. Cuando reveló que nuestro cuerpo representaba los cinco caracteres de Myoho-renge-kyo, estaba «abriendo el portal de la sabiduría de buda» [como afirma el capítulo segundo del Sutra del loto] y revelando que podemos manifestar la budeidad con nuestro cuerpo y en esta existencia.
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«Abrir», en este caso, denota el corazón o la disposición mental de la fe. Cuando recitamos Myoho-renge-kyo con la disposición mental de la fe, abrimos en ese mismo acto las puertas de nuestra sabiduría de buda.[6]

MYOHO-RENGE-KYO ES LA «ÚNICA GRAN RAZÓN»

En el capítulo «Medios hábiles»,[7] Shakyamuni identifica el motivo primordial –la «única gran razón» (en jap.: ichidaiji innen)– por la cual ha aparecido en este mundo. Este es abrir a todas las personas las puertas de la sabiduría de buda, mostrarles esa sabiduría, hacerles comprender que es intrínseca a la vida de cada uno y ayudarlas a entrar en un camino de vida basado en ella. A estas cuatro acciones se las conoce como «cuatro aspectos de la sabiduría de buda».

En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, Nichiren Daishonin analiza los cinco caracteres chinos que forman la frase «única gran razón» (ichidaiji innen). [Respectivamente, significan «una» o «única», «gran», «cuestión», «causa» y «condición». Por lo tanto, el término podría leerse, más literalmente, como «las causas y condiciones que hay detrás de esa única gran cuestión».]

Y sugiere que hay una correspondencia entre ellos y los cinco caracteres de Myoho-renge-kyo: «Podemos decir que “única” representa a myo; “gran” representa a ho; “cuestión”, a ren; “causa”, a ge, y “condición”, a kyo». Después establece otra correlación con los cinco caracteres de Myoho-renge-kyo: «Nuestra cabeza corresponde a myo; la garganta, a ho; el tórax, a ren; el estómago, a ge, y las piernas, a kyo». Declara, con ello, que nuestro cuerpo es una entidad de la Ley Mística.

El Daishonin observa que Shakyamuni, por primera vez en más de cuarenta años desde que logró la iluminación, reveló esta «gran cuestión» (daiji) en el Sutra del loto. Aunque la «única gran razón» (ichidaiji innen) por la cual Shakyamuni advino al mundo es predicar ese sutra, el propósito último con que lo hace es mostrar que cada persona es una entidad de la Ley Mística y puede lograr la budeidad con la forma que posee a través de «abrir la puerta de la sabiduría de buda». Nichiren Daishonin señala:

Cuando [Shakyamuni] reveló que nuestro cuerpo corporeizaba los cinco caracteres de Myoho-renge-kyo, estaba «abriendo el portal de la sabiduría de buda» [como afirma el capítulo segundo del Sutra del loto][8] y revelando que podemos manifestar la budeidad con nuestro cuerpo y en esta existencia.[9]

De ese modo, Nichiren Daishonin explica que los cinco caracteres de Myoho-renge-kyo son la «única gran razón» por la que Shakyamuni aparece en el mundo. Esto no es algo separado de nosotros, indica el Daishonin, sino relacionado con nuestra vida, que es Myoho-renge-kyo.

Estamos ante la declaración radicalmente innovadora, de que él, sus discípulos y todas las personas son entidades de la Ley Mística, en pie de igualdad. Esta es la esencia del budismo Nichiren, que revela el medio concreto para hacer posible el logro de la iluminación a toda la gente en el Último Día de la Ley.

Estudiando este pasaje, los miembros tailandeses y yo reafirmamos que Nam-myoho-renge-kyo es la gran Ley que subyace al universo (macrocosmos) y a nuestra existencia individual (microcosmos). Grabamos en nuestra vida la enseñanza de que, si nos consagramos a la Ley fundamental del universo –y de esa forma nos basamos en su infinito poder–, adquirimos un estado de vida inamovible, imbuido de las nobles virtudes de la eternidad, felicidad, verdadera identidad y pureza.[10]

LA DECLARACIÓN DE QUE TODOS LOS SERES POSEEN NOBLEZA SUPREMA

Desde el punto de vista de nuestra práctica budista, Nichiren Daishonin explica que «abrir» –en la frase «abrir el portal de la sabiduría de buda»– denota «el corazón o la disposición mental de la fe».[11] El punto crucial para lograr la budeidad con la forma que cada uno posee –explica– es creer, de verdad, que nuestra vida es Myoho-renge-kyo.

La noción de «abrir el portal de la sabiduría de buda» exalta el papel fundamental del Sutra del loto como escritura para la iluminación universal. Revela el gran principio del respeto a la dignidad de la vida, es decir, que todas las personas son portadoras de la suprema nobleza y pueden activar y manifestar su ilimitado potencial interior. «Abrir» significa que la sabiduría de buda ya existe dentro de nosotros; de otro modo, nunca podríamos manifestarla.

Inmediatamente después, el Daishonin señala: «Con respecto a la palabra “buda” –en la frase “abrir el portal de la sabiduría de buda”–, el término denota la budeidad que existe inherentemente en los nueve estados[12]».[13]

Abrir el portal de la sabiduría de buda latente en cada ser es lo que define a un buda, a una «persona iluminada».

¿Cómo podemos abrir las puertas de esa sabiduría de buda en nuestra propia vida? Como explica el Daishonin, la clave yace en «recitar Myoho-renge-kyo con la disposición mental de la fe».[14] En otras palabras, entonar Nam-myoho-renge-kyo con la convicción de que cada uno de nosotros es una noble manifestación o corporificación de la Ley Mística. Así –nos dice– logramos la budeidad con nuestra forma actual.

Es la fe lo que nos permite lograr la budeidad, el estado más elevado de vida, y activar su sabiduría inagotable. Como señala el señor Toda en el mensaje a los jóvenes que cité anteriormente, cuanto más firme es nuestra fe, más podemos desplegar la fuerza indómita y siempre triunfal que nos permite hacer posible lo imposible.

EL PROPÓSITO FUNDAMENTAL CON EL CUAL NICHIREN DAISHONIN APARECIÓ EN EL MUNDO

Shakyamuni plasmó en el Sutra del loto –que podría definirse como la esencia de todas sus enseñanzas– el sincero deseo de ofrecer a la gente común –abrumada de problemas y de aflicciones– el medio para ser felices. Luego, en el Último Día de la Ley, Nichiren Daishonin formuló la práctica de entonar Nam-myoho-renge-kyo, corazón del Sutra del loto, abriendo así el camino en términos concretos para que todas las personas nos liberemos del sufrimiento.

Es una enseñanza de genuina igualdad, que trasciende cualquier diferencia de género, nacionalidad o pertenencia étnica. Cada uno de nosotros corporeiza el principio de que «las personas comunes son idénticas al nivel más elevado del ser [o sea, la budeidad]».[15] A continuación, el Daishonin señala: «Estos cinco caracteres [de Myoho-renge-kyo] constituyen el propósito fundamental con el cual Nichiren apareció en el mundo».[16]

En el transcurso de su gesta por la felicidad de todo el género humano, Nichiren Daishonin, el Buda del Último Día de la Ley, superó persecuciones contra su vida como las que aparecen predichas en el Sutra del loto. Estableció la práctica de entonar Nam-myoho-renge-kyo e inscribió el Gohonzon como medio para que cualquier persona pueda abrir las puertas y acceder a la sabiduría de buda. Mientras que la «única gran razón» de Shakyamuni fue predicar el Sutra del loto, el propósito fundamental con que advino el Daishonin fue dejar establecido el budismo del pueblo y abrir a todos el camino para el logro de la budeidad, basado en la fe en «los cinco o siete caracteres de Myoho-renge-kyo».[17]

«LOS GRANDES LOGROS SON UNA EXTENSIÓN DE LOS LOGROS PEQUEÑOS»

Esta parte del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, que versa sobre la «única gran razón» por la cual el Buda adviene al mundo, me trae recuerdos muy gratos. El señor Toda disertó sobre este texto en el período en que sus empresas atravesaban grandes reveses.

Era la primavera de 1950; yo tenía 23 años y trabajaba con el maestro Toda. Su empresa editorial, donde él me había ofrecido empleo inicialmente al contratarme, se había visto fuertemente golpeada por la situación económica que vivía el país. Y a partir de esa época, la cooperativa de crédito que dirigía también se vio en dificultades para mantenerse a flote.

En esas circunstancias tan apremiantes, el señor Toda disertó sobre esta parte del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, con el estado de vida majestuoso de un líder extraordinario. Después de escucharlo, escribí en mi diario (el 18 de mayo de 1950):

Los grandes logros son una extensión de los logros pequeños. Debo recordar que lo que me conducirá a un gran triunfo es esa sucesión de pequeñas victorias. La victoria solo se logra pacientemente, paso a paso, en el momento actual. Lo importante es el trabajo sincero que uno hace día a día, aunque nadie parezca darse cuenta. Solo el tiempo revelará al mundo si mis actos han sido dignos.

Fue una disertación brillante, imbuida de sabiduría y de amor compasivo. Su motivación siempre fue el deseo de ayudar a cada persona a adquirir la profunda convicción de superar todos los obstáculos, cultivar un estado de vida elevado y abrir camino a un futuro fenomenal.

Todos los días, yo entonaba daimoku en cada momento libre que encontraba y trabajaba frenéticamente, entre bastidores, para ayudar y apoyar a mi maestro, el líder de nuestro movimiento por el kosen-rufu. Esos esfuerzos me permitieron superar incontables adversidades. A partir de triunfar sobre cada dificultad, adquirí la absoluta convicción de que nada igualaba el poder del daimoku.

LAS «CINCO MIL PERSONAS ARROGANTES» SIMBOLIZAN LA IGNORANCIA FUNDAMENTAL

En el capítulo «Medios hábiles» hay una escena significativa: cinco mil personas arrogantes se levantan de sus asientos y abandonan la asamblea. Este grupo –formado por monjes, monjas, laicos y laicas– se marcha justo antes de que Shakyamuni revele la única gran razón por la cual ha surgido en el mundo. La arrogancia de estos individuos los lleva a dudar de la enseñanza del Buda y les impide reconocer su propio error. Pero Shakyamuni no intenta detenerlos; lejos de ello, continúa con su prédica.

En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin declara: «Esas cinco mil personas arrogantes son las cinco clases de deseos mundanos constantes[18] que siempre forman parte de nuestra constitución»,[19] y «Las cinco mil personas arrogantes, en realidad, no son otra cosa que el Sutra del loto. Son los cinco elementos[20] de los cuales estamos hechos. Y los cinco elementos son Myoho-renge-kyo. Nuevamente, las cinco mil personas arrogantes representan la oscuridad [o ignorancia] fundamental[21]».[22] El foco, en esto, es que estos cinco mil individuos arrogantes representan los deseos mundanos y la ignorancia fundamental que existen en nuestra vida.

¿Dónde está la diferencia entre los que se marcharon de la asamblea y los que se quedaron para escuchar a Shakyamuni predicar la Ley? La diferencia está en la falta de fe de los primeros y la fe de los segundos. En definitiva, todo se reduce a que uno sea capaz de mantener una fe inamovible en la grandeza de la Ley Mística y en el noble estado de budeidad que posee en su propia vida.

En este sentido, la fe implica una lucha contra la ignorancia u oscuridad fundamental, cuya característica es la incapacidad de creer plenamente que el potencial supremo de la budeidad existe en la vida de uno y en la vida de los demás. Nuestra determinación de seguir mejorando y cultivando nuestra vida, día tras día y mes tras mes, es lo que hace resplandecer nuestra sabiduría de buda interior y nuestra budeidad.

(Continuar leyendo la parte 3/3).


[6] ↑ OTT, págs. 28-29.

[7] ↑ En el inicio del capítulo, Shakyamuni elogia la sabiduría de los budas, infinitamente profunda e inmensurable, y luego expone el verdadero aspecto de todos los fenómenos. (Véase SL, cap. 2, pág. 23.) Pero, mientras que Shariputra y otros buscan ávidamente la enseñanza de Shakyamuni, cinco mil monjes, monjas, laicos y laicas arrogantes se levantan y se marchan de la asamblea. Tras esta escena, Shakyamuni procede a explicar que todos los budas aparecen en el mundo por una única gran razón (véase ib., pág. 31): enseñar a todos los seres que poseen la sabiduría de buda, el estado de vida de la budeidad, y permitir que todos puedan lograr la iluminación. Los budas lo hacen «abriendo el portal de la sabiduría de buda a todos los seres vivos, mostrándosela, haciendo que tomen conciencia de ella e instándolos a ingresar en ese camino». Esta es una enseñanza distintiva y única del Sutra del loto. Luego, Shakyamuni afirma que su juramento es hacer que todas las personas sean iguales a él, sin que haya distinción entre ellas y él, y que, en ese momento, está cumpliendo dicho anhelo. (Véase ib., pág. 36).

[8] ↑ Véase SL, cap. 2, pág. 31.

[9] ↑ OTT, pág. 28.

[10] ↑ La eternidad, felicidad, verdadera identidad y pureza representan las «cuatro virtudes» o «cuatro paramitas virtuosos». Representan las nobles cualidades de la vida de los budas. La palabra paramita significa «perfección» o «perfeccionamiento». «Eternidad» significa lo inmutable y perpetuo. «Felicidad» es la calma resultante de trascender todos los sufrimientos. «Verdadera identidad» es nuestra naturaleza genuina e intrínseca. Y «pureza» es vivir sin ilusiones ni comportamientos errados.

[11] ↑ OTT, pág. 28.

[12] ↑ Nueve estados: Primeros nueve de los diez estados de vida; van desde el estado de infierno hasta el de bodisatva.

[13] ↑ OTT, pág. 29.

[14] ↑ Véase ib., pág. 28.

[5] ↑ Ib., pág. 22.

[16] ↑ Ib., pág. 31.

[17] ↑ Myoho-renge-kyo se escribe con cinco ideogramas chinos, mientras que Nam-myoho-renge-kyo se escribe con siete (namu o nam se compone de dos caracteres). El Daishonin a menudo usa Myoho-renge-kyo como sinónimo de Nam-myoho-renge-kyo en sus escritos.

[18] ↑ Los deseos mundanos son pulsiones o funciones interiores que causan sufrimiento, distorsionan nuestro juicio y obstruyen nuestra práctica budista. Los cinco deseos mundanos constantes se refieren a cinco clases de deseos mundanos que caracterizan a los seres de los tres mundos: 1) ilusiones de los tres mundos; 2) ilusiones del mundo del deseo; 3) ilusiones del mundo de la forma; 4) ilusiones del mundo de lo informe; 5) ilusiones sobre la verdadera naturaleza de la existencia en los tres mundos.

[19] ↑ OTT, pág. 36.

[20] ↑ Cinco elementos: Según la antigua tradición india, cinco elementos constitutivos de todo lo que existe en el universo. Son: tierra, agua, fuego, viento y espacio.

[21] ↑ Ignorancia fundamental: También llamada oscuridad fundamental. La ilusión más hondamente arraigada en la vida, que da lugar a todas las otras ilusiones. El término denota la incapacidad de ver o de reconocer la verdad suprema de la Ley Mística, así como las pulsiones negativas que surgen de dicha ignorancia.

[22] ↑ OTT, pág. 39.

 

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