El Departamento de Mujeres (3/3)


Le confío la propagación del budismo en su provincia. Se dice que «las semillas de la Budeidad germinan como resultado de las circunstancias, y por esta razón, ellos [los budas] predican el vehículo único [la Ley Mística]»[16].[17]

El escenario donde representar la saga del kosen-rufu es este, aquí y ahora

La «provincia» a la cual alude este pasaje de Las propiedades del arroz se refiere a la región de Fuji, donde residía el destinatario de la carta. En términos contemporáneos, denota los vecindarios o localidades donde vivimos, así como nuestro hogar y lugar de trabajo. Es decir, todos los sitios en los cuales participamos como sujetos.

Para cada uno de nosotros, practicantes de la Ley Mística, el sitio donde estamos en este momento es el escenario donde lograr el kosen-rufu. Cada persona tiene su propio «campo» del kosen-rufu, que solo él o ella pueden arar y cultivar. Aquí, el Daishonin nos dice que está dejando en nuestras manos la responsabilidad sobre el lugar de nuestra misión. En otras palabras, necesitamos desarrollar la profunda conciencia de ser nosotros mismos, y no otros, los responsables del kosen-rufu en la comunidad donde participamos.

Sin duda, el discípulo que recibió esta carta se habrá sentido hondamente inspirado y estimulado a actuar, viendo la confianza y las expectativas con que su maestro le estaba encomendando el logro del kosen-rufu.

Desplegar el estado de vida de la Budeidad

A continuación, el Daishonin cita un pasaje del Sutra del loto que dice «la Budeidad germina como resultado de las circunstancias causales» y con ello señala que el estado de vida de la Budeidad, que cada uno posee intrínsecamente, se manifiesta en respuesta a causas y condiciones.

Todas las personas poseen el estado de Budeidad latente en su interior, pero a menos que formen un vínculo con el Sutra del loto, que expone y da acceso a esta verdad sobre la Budeidad, dicho estado permanece dormido. Por eso es tan importante «predicar el vehículo único», o sea, enseñar a otros Nam-myoho-renge-kyo, la Ley de la iluminación universal.

«Predicar el vehículo único» significa, en otras palabras, difundir la verdad que activa la semilla de la Budeidad.

El propósito fundamental del budismo Nichiren es permitir a todas las personas cultivar una felicidad genuina. Nunca habían sido tan necesarias como hoy las enseñanzas humanísticas del budismo que exponen el respeto universal a la dignidad humana.

Avancemos con absoluta convicción de que la conducta humanística de emprender un diálogo de vida a vida, orientado a despertar la Budeidad intrínseca en el otro, es la tarea sagrada que nos convocó a asumir el Daishonin. Felices y conscientes de esta misión, sigamos desafiándonos con el deseo de que todos los que nos rodean sean personas felices.

Aunque parezca una tarea de modesto alcance nuestro esfuerzo de ampliar el círculo del diálogo, de persona a persona, es el camino seguro para ampliar la felicidad y asegurar la victoria del pueblo.

El budismo de la siembra expuesto por Nichiren Daishonin

En otro de sus escritos, el Daishonin afirma: «Si ha oído hablar del Sutra del loto, que conduce a la Budeidad, tomando esto como semilla, invariablemente llegará a ser un buda».[18] El budismo Nichiren es el budismo de la siembra.

El punto de partida para activar la naturaleza de Buda innata en el otro es sembrar en su corazón, mediante el diálogo budista, la semilla de la Budeidad.

Como es de prever, puede haber casos en que la sinceridad con que transmitimos el budismo a alguien, pensando únicamente en su felicidad, no llega a trasmitirse a esa persona y esta rechaza nuestra intención. Pero el Daishonin enseña que incluso el que niega el budismo crea, de esa forma, una «relación inversa»[19] que le permitirá avanzar hacia la felicidad en el futuro. En estos casos, necesitamos seguir creyendo en la naturaleza de Buda de la gente y perseverar en el diálogo para ayudar a otros a vincularse con el budismo.

Hoy, en todo el mundo los miembros de la Soka Gakkai están creando lazos de confianza y de amistad, con la postura de «valorar el vecindario y la sociedad» y de «transmitir jubilosamente las experiencias en la fe», tal como proponen las cinco guías del Departamento de Mujeres. Nuestros practicantes, haciéndose responsables de promover la felicidad de sus seres cercanos, se están poniendo en acción para cumplir el ideal planteado por el Daishonin: «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra».

Cultivar la amistad es afianzar el kosen-rufu.

Fortalecer el poder del aliento es expandir relaciones positivas.

La actitud de transmitir el budismo Nichiren a otros con corazón jubiloso y de hacer daimoku por su bienestar se traducirá en un jardín florido de felicidad, tanto en la vida de quien propaga como en la de sus interlocutores.

Las mujeres de la Soka irradian una esperanza infinita

En el curso de nuestro diálogo, la doctora Elise Boulding (1920-2010), investigadora en Estudios sobre la Paz, comentó acerca de sus encuentros con los miembros: «Los miembros de la SGI siempre irradian la determinación de mejorar su vida a través de la fe. Son, realmente, una esperanza para el mundo».[20]

También observó: «En verdad, los seres humanos somos capaces de conocernos más y mejor unos a otros y de aprender a cuidarnos y a ayudarnos mutuamente. En este sentido, los miembros de la SGI están haciendo una excelente contribución a la sociedad y alentando a cada persona a actuar como un buen ciudadano».[21]

Estamos en una época en que nuestros miembros resplandecen como excelentes ejemplos tanto en las localidades donde viven como en la sociedad en general.

La doctora Sarah Wider, profesora de Lengua Inglesa y de Estudios sobre la Mujer en la Universidad Colgate de los Estados Unidos, con quien también he publicado un diálogo, sumó su valoración personal de nuestro movimiento, declarando que las mujeres de la Soka Gakkai le daban una esperanza infinita. Según comentó, lo que más la impresionaba era la red de apoyo y de colaboración que las unía más allá de las diferencias de culturas y generaciones. También hizo notar que mantener conexiones esenciales con los demás, en el nivel más profundo y universal, era indispensable para nutrir una cultura de paz. Cada vez que necesita renovar la esperanza –dijo–, piensa en las mujeres de la Soka Gakkai.[22]

Tengan conciencia de ello o no, cada una de las integrantes del Departamento de Mujeres es una permanente fuente de inspiración y de brillante esperanza.

Nichiren Daishonin declara: «El Sutra del loto es como el rey león, que gobierna sobre todos los demás animales. La mujer que abraza al rey león del Sutra del loto jamás teme a ninguna de las bestias del infierno ni de los reinos de las entidades hambrientas o los animales».[23]

La preocupación más noble de todas

El señor Toda decía: «Las personas se lamentan de no tener suficiente dinero. Se inquietan por su salud. Se afligen por las calificaciones de sus hijos. En cada instante hay alguna situación que ocupa su mente. Así es la vida. Pero, además de los desvelos de esta clase, los miembros de Gakkai nos preocupamos por difundir las enseñanzas del Daishonin y ayudar a los semejantes a ser felices. De todas las preocupaciones que existen, la más noble es la que surge de nuestro esfuerzo en bien de la Ley, de los semejantes y del kosen-rufu, derivada de la fe en la enseñanza correcta del budismo».

A las mujeres de la Soka Gakkai les desvelan las mismas preocupaciones que a los budas. Partiendo del principio de que «los deseos mundanos son la iluminación», esas preocupaciones se convierten en la sabiduría y el amor compasivo de los budas, que envuelven y guían todos sus esfuerzos.

La sólida unión que existe en las extraordinarias camaradas del Departamento de Mujeres

En mi ensayo «Al Departamento de Mujeres», que escribí el 11 de febrero de 1963, cité un poema del maestro Toda:

Noble encuentro de amigas,
puras de corazón
como fragantes lirios blancos.

Y dije: «Espero que, con el espíritu de estos versos, se basen en una fe pura y constante como el agua que fluye, mientras procuran manifestar la Budeidad en esta existencia. Y deseo que, trabajando juntas en sólida unión hasta que se logre el kosen-rufu, lleguen a ser las integrantes del Departamento de Mujeres más extraordinarias del mundo».

Hoy sigo sintiendo exactamente lo mismo.

Por favor, sigan avanzando por el camino de su misión como brillantes soles, iluminando sus hogares, la comunidad donde viven y el corazón de sus sucesoras en la fe. Sobre todo, hagan que este siglo sea el siglo de la mujer, de la paz y del respeto a la dignidad de la vida.

Extender una red alegre y unida

Nuestras oraciones se centran en lograr la paz en todo el mundo y en promover la felicidad de todo el género humano.

Entonamos Nam-myoho-renge-kyo para cumplir el juramento supremo de los bodisatvas del Mahayana, que practican por su dicha personal y por la de los semejantes, para ayudar a cada persona a manifestar la iluminación.

El daimoku que entonamos los miembros de la SGI hoy resuena en cada rincón del planeta. Nuestras oraciones están abriendo la Torre de los Tesoros en la vida de cada persona, cada vez más y más, hasta trazar un claro camino que transforme el destino de los lugares donde vivimos.

Este es el momento de extender una red cada vez más amplia de ciudadanos globales alegres y unidos, basada en nuestro esfuerzo por construir una tierra de tesoros en el lugar donde juramos cumplir nuestra misión, y en nuestras oraciones por «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra» como ideal postulado por el Daishonin.

(Traducción del artículo publicado en la edición de febrero de 2019 de Daibyakurenge). |


PRINCIPIO BUDISTA
«Los deseos mundanos son la iluminación»

Principio del budismo Mahayana basado en la noción de que los deseos mundanos o terrenales no pueden existir por sí solos, como fenómenos independientes; por ende, no hay necesidad de erradicar tales deseos para lograr la iluminación. Esto se opone a la visión tradicional del budismo temprano, según la cual la extinción de los deseos mundanos era un paso previo e imprescindible para iluminarse. Según las enseñanzas del budismo temprano, los deseos mundanos y la iluminación son dos términos independientes y opuestos, por lo cual no pueden coexistir; por su parte, el budismo Mahayana revela que los deseos mundanos son inseparables de la iluminación. Esto se debe a que todas las cosas, incluso los deseos mundanos y la iluminación, son manifestaciones de la verdad o realidad inmutable y, en tal sentido, en su origen son una no dualidad.

(Ir al lugar donde se menciona este principio en el texto principal).


[16] SL, cap. 2, pág. 41.
[17] END, pág. 1163.
[18] Ib., pág. 924.
[19] Véase Civilización Global, n.º 154, febrero 2018, pág. 22.
[20] BOLUDING, Elise y Daisaku IKEDA: Into Full Flower: Making Peace Cultures Happen (En plena flor: Creando culturas de paz) Cambridge, Massachusetts: Dialogue Path Press, 2010, pág. 98.
[21] Ib., pág. 93.
[22] Extraído de un artículo publicado en el Daibyakurenge, en la edición de mayo de 2010.
[23] END, pág. 993.

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