El Gosho en «La nueva revolución humana»


Volumen 25


En un episodio del capítulo «Una suave brisa» del volumen 25 de La nueva revolución humana, cuya lectura abordamos este mes, un joven expresa a Ikeda Sensei su preocupación por la falta de tiempo para participar en las actividades de Gakkai. Como él, hoy en día muchos jóvenes seguimos con el reto de crear el tiempo apropiado para participar en las actividades sin dejar de dar lo mejor en otros ámbitos. Por ello, a continuación, compartimos las palabras de aliento que Sensei le brindó a ese joven, basándose en un fragmento del gosho Saldar las deudas de gratitud.

Cien años de práctica en la Tierra de la Perfecta Felicidad no se comparan con el beneficio de un solo día de práctica en el mundo impuro.[1]

«Sin duda es un gran desafío encontrar tiempo en medio de una apretada agenda. Pero el hecho de esforzarse para terminar el trabajo y participar en las actividades es también parte de la práctica budista. Es una manera de capacitarse y retarse. A través de este desafío constante aprendemos a utilizar con eficacia las horas de labor y las de nuestra vida misma.

Por ejemplo, si uno no pudiera participar en las actividades durante la jornada laboral, podría hacerlo los fines de semana. Pero, aunque nos sea imposible asistir a los encuentros, lo que no debemos permitir es un retroceso en el compromiso del kosen-rufu y en el espíritu de búsqueda.

Nichiren Daishonin escribe: “Cien años de práctica en la Tierra de la Perfecta Felicidad no se comparan con el beneficio de un solo día de práctica en el mundo impuro”.

El beneficio que acumulamos es mayor cuando nos esforzamos en circunstancias difíciles.

El maestro Toda decía a menudo: “Los jóvenes deben experimentar dificultades”; “Deben desafiarse a enfrentar toda clase de problemas”; ya que “solo a través de las dificultades y los problemas llegarán a comprender los sentimientos de los demás y a convertirse en grandes líderes». Incluso hoy, estoy esforzándome tenazmente por llevar a la práctica esta guía de mi mentor grabada en mi corazón.

[…] Lo cierto es que cuando estamos saturados por el trabajo tendemos a pensar: «En cuanto disponga de tiempo, me dedicaré a las actividades». Pero este es un error. Por más ajetreados que estemos, es preciso que hagamos el máximo esfuerzo dentro de nuestras posibilidades. Digo esto porque cuando retrocedemos en la fe, también nos estancamos en el plano laboral.

Nichiren Daishonin escribe: “El budismo es como el cuerpo, y la sociedad, como la sombra. Cuando el cuerpo se inclina, la sombra también lo hace”.[2] Solo cuando el “cuerpo”–que es nuestra práctica budista– está firmemente establecido, podrá encaminarse sin dificultades todo lo que constituye su reflejo o “sombra”, ya se trate de asuntos relacionados con el trabajo o con nuestra vida social. Dicho de otro modo, esto significa que, por más que nos topemos con algún problema en el trabajo, a través de la fe podemos extraer la fuerza necesaria para superarlo».[3]

Mostrando plena confianza en el potencial juvenil, Daisaku Ikeda entrega un estandarte a un responsable del Departamento de Jóvenes | Ilustración: Cortesía de Seikyo

[1] Saldar las deudas de gratitud, en END, pág. 773.

[2]END, pág. 1085.

[3]IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, vol. 25 y 26, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2022, págs. 476-477.

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