El invierno siempre se convierte en primavera


Ensayo de Daisaku Ikeda, de la serie Nuestra brillante revolución humana

Sin arredrar ante el viento y la nieve,
somos los abanderados
de los Bodisatvas de la Tierra
y de su noble causa.
Aquí estamos, firmemente unidos,
izando el estandarte de nuestra misión.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
¡Ah, el pueblo victorioso de Tohoku…![1]

Esta mañana, mi esposa y yo escuchamos una grabación de «El juramento de Aoba», la canción de la Soka Gakkai de Tohoku.[2] La melodía me embargó de recuerdos de esa entrañable región norteña, tan cercana a mis afectos, que en la Antigüedad respondía al nombre de Michinoku.

Han pasado ya nueve años del devastador terremoto y tsunami de marzo de 2011 que afectó la zona de Tohoku. Nuestros preciados miembros de esta y de otras áreas damnificadas han sobrellevado tremendas dificultades y penurias.

Uno las palmas de mis manos en gesto de profundo respeto y reverencia por estos «abanderados de los Bodisatvas de la Tierra y de su noble causa», que se han puesto de pie con admirable fortaleza y determinación después de ese desastre natural sin precedentes, y que no han hecho más que ayudar a sus vecinos y amigos, trabajando con denuedo en la reconstrucción y el restablecimiento de sus amadas comunidades.

Sin duda, Nichiren Daishonin ha de ser consciente de la labor que han hecho estos últimos nueve años; a todos ellos les diría que, a lo largo de esos casi tres mil trescientos días, han acumulado incontables e indestructibles «tesoros del corazón».[3]

Estoy entonando Nam-myoho-renge-kyo sinceramente en memoria de quienes perdieron la vida en esta catástrofe y de quienes fallecieron después como consecuencia de ella.

No tengo la menor duda de que todos los familiares, compañeros de fe y amigos que hoy ya no están con nosotros vivirán eternamente envueltos en la infinita luz de felicidad de la Ley Mística, una luz universal que trasciende la vida y la muerte.

*

Una parte de la letra de «El juramento de Aoba» dice «irradiando verdaderamente el sol del tiempo sin comienzo».

Me encanta la personalidad franca y sencilla del pueblo de Tohoku. Creo ver en ella el resplandor del «sol del tiempo sin comienzo». Como estos amigos son el sol, no necesitan darse aires de grandeza ni estar pendientes de las apariencias. Su naturaleza, que refleja lo «no elaborado, no mejorado, que existe tal como es»,[4] transmite a todos los que están a su alrededor la cálida y brillante luz de la bondad.

En medio de la persecución de las autoridades militares del Japón durante la Segunda Guerra Mundial, nuestro presidente fundador Tsunesaburo Makiguchi –quien al tiempo fallecería en la cárcel por sus convicciones– viajó a Koriyama y a Nihonmatsu, en la prefectura de Fukushima. Uno de los propósitos de esa visita fue hablar sobre el budismo Nichiren a los padres de un joven.

Hay unas palabras del Daishonin que el maestro Makiguchi valoraba especialmente. También las había subrayado en su ejemplar personal del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, que le fue confiscado por la Policía Especial Superior: «El Buda del verdadero aspecto de la realidad reside en mitad del fango y en la ciénaga de los deseos mundanos. Esto se refiere a nosotros, los seres. Ahora, a Nichiren y a sus seguidores que entonan Nam-myoho-renge-kyo se los puede denominar el Buda del Loto que es la entidad de la Ley».[5]

Los que se zambullen en la ciénaga de la sociedad llena de problemas y aflicciones, y trabajan por la felicidad y el bienestar del prójimo, son auténticamente el «Buda del Loto que es la entidad de la Ley».

Nuestros miembros de Tohoku rehusaron ser vencidos por la tiniebla de la adversidad insondable. Aunque hubo veces en que derramaron lágrimas de dolor o se enfurecieron contra los crueles reveses del destino, siguieron entonando Nam-myoho-renge-kyo, alentándose mutuamente a no ser vencidos y arremetiendo en su lucha por el kosen-rufu.

Estoy seguro de que Makiguchi Sensei los elogiaría como emblemas vivientes de la nobleza propia de los budas, tal como describe el Daishonin.

Nuestros miembros del Departamento Futuro y del Departamento de Jóvenes que tuvieron que afrontar el trauma del terremoto y tsunami hoy han crecido de manera admirable. Estos inspiradores jóvenes son una enorme esperanza para todos; habiendo superado la peor adversidad, están abriendo y desplegando su vida como extraordinarias flores de loto.

*

En la fría mañana, antes de que salga el sol, nuestros «héroes sin corona» están recorriendo las calles casa por casa para repartir el Seikyo Shimbun, nuestro diario de la Soka Gakkai. A ellos, a quienes les debo una gratitud infinita, quiero decirles: ¡cuiden su salud y su seguridad cada día!

El Seikyo Shimbun, un baluarte de la pluma, hoy tiene la tremenda misión de llevar a sus lectores palabras de esperanza y de valor.

Una integrante del Departamento de Mujeres de Higashi-Matsushima –ciudad de la prefectura de Miyagi afectada por el desastre de marzo de 2011 en Tohoku–, está repartiendo el diario con el orgullo de poner en manos de otros la posta de la felicidad y de la victoria. Superando el dolor personal de haber perdido a su madre y a uno de sus hijos en el tsunami, se ha dedicado a apoyar y a alentar a los demás con el sincero deseo de hacer todo cuanto esté a su alcance.

La doctora Sarah Wider, expresidenta de la Asociación Ralph Waldo Emerson, con quien publiqué una compilación de nuestros diálogos, viajó desde los Estados Unidos para visitar a las miembros del Departamento de Mujeres de Tohoku (en octubre de 2012). Le impresionó profundamente encontrar «personas de corazón fuerte» en cada preciado encuentro y, en un mensaje que escribió a algunas de estas amigas, dijo estar agradecida de compartir con ellas la determinación de hacer siempre lo mejor, en cada instante.

*

Hace poco, recibí una hermosa carta de una mujer de Tohoku que vive en la zona de Sanriku, en de la prefectura de Iwate.

A comienzos de febrero de este año, el Coro Shinano de la Banda de Hombres Jóvenes de la Soka Gakkai ofreció un ciclo de conciertos titulado «Conexiones de esperanza» en seis localidades de la costa de Sanriku: Otsuchi, Yamada, Miyako, Tanohata, Fudai y Hirono.

Cada uno de estos lugares recibió con beneplácito las voces de nuestros gallardos intérpretes, que inspiraron a todos una brisa primaveral de valentía. Muchos miembros locales invitaron a sus amigos, quienes luego elogiaron los conciertos y dijeron sentirse vigorizados por el espíritu de los miembros de Gakkai, o inspirados a seguir viviendo muchos años más, sin dejarse derrotar por el reto permanente que enfrentan.

Nuestros miembros no han dejado de trabajar infatigablemente en ayuda de su comunidad, sembrando un jardín florido de amistad y de confianza. Están avanzando sin flaquear, día tras día, dedicados a apoyar a quienes los rodean con sinceridad conmovedora. El fulgor de su humanismo es un faro de esperanza que irradia la luz de la felicidad, y es también una potente fuerza impulsora de la recuperación y la reconstrucción.

*

Pronto (el 14 de marzo de 2020) reanudará sus servicios completos, después de nueve años de interrupción, la línea Joban de los Ferrocarriles del Japón.

Este tren me trae hermosos recuerdos de un encuentro que mantuve con los miembros del este de la prefectura de Fukushima en noviembre de 1960, año en que asumí la tercera presidencia de la Soka Gakkai.

Cuando estaba por regresar a Tokio desde Morioka (capital de la prefectura de Iwate), un grupo de miembros se reunió conmigo en la estación Yumoto de la línea Joban (en lo que hoy es la ciudad de Iwaki, en la prefectura de Fukushima). Debido a una demora imprevista en el horario del tren, pude pasar quince minutos dialogando con ellos en un banco de la estación.

Hoy, seis décadas después, una de las jóvenes a quienes alenté en esa oportunidad sigue trabajando activamente por el kosen-rufu como integrante del grupo Muchos Tesoros. Me hizo muy dichoso escuchar este y otros informes sobre las victorias de los miembros de Iwaki.

Estoy hondamente conmovido por los incontables triunfos de revolución humana que han obtenido los integrantes de nuestra familia Soka de Tohoku luchando juntos con el mismo espíritu que yo.

Aunque algunos de nuestros queridos camaradas hayan caído enfermos en el transcurso de su ardua y larga lucha por reconstruir su vida y sus comunidades después del desastre, todo lo que hacen estos miembros para ayudar a los semejantes no es sino la noble ofrenda de su propia vida. Por eso, es seguro que recibirán enormes beneficios, a través de «disminuir la retribución de su karma adverso» y de «convertir el veneno en remedio». Y tienen absolutamente asegurado el eterno avance por el camino de la eternidad, felicidad, verdadera identidad y pureza.

*

Nuestros compañeros de Hokkaido (la más septentrional de las cuatro islas principales del Japón) han avanzado en estrecha solidaridad con los miembros de Tohoku, poniendo el pecho a los vendavales de la adversidad.

Este 11 de marzo se recuerda, asimismo, el 65.º aniversario del histórico debate de Otaru,[6] celebrado en Hokkaido, donde demostramos ante la sociedad japonesa la justicia de la Soka.

Justo antes de la solemne ceremonia del 16 de marzo de 1958, en la que Toda Sensei transfirió la misión del kosen-rufu a sus jóvenes sucesores, él alentó afectuosamente al primer responsable del cabildo Otaru:

En la vida –le dijo– uno tiene que experimentar situaciones desagradables, tristes o dolorosas. En cierto modo, la existencia no es más que una serie de hechos de esa índole. […] Pero si usted persevera en la fe y en la práctica durante toda la vida, sin falta al final triunfará. Aunque en el proceso deba afrontar diversos problemas, podrá decir que ha adquirido un estado de absoluta felicidad.

El maestro Toda tenía grandes esperanzas en Hokkaido y en Tohoku; por mi parte, yo he vivido toda mi existencia junto a los miembros de estas regiones norteñas del país con el mismo sentimiento que mi mentor.

*

Los inviernos en el norte del Japón son largos e implacables. Pero incluso mientras soplan los vientos fríos, las plantas conservan pacientemente su fuerza vital y esperan el momento de dar nuevos brotes verdes y tiernos.

En setiembre de 2011, seis meses después del terremoto y tsunami, comencé a escribir el capítulo «La luz de la felicidad» de mi novela La nueva revolución humana (perteneciente al volumen 25). Allí narro la visita de tres días que hice a Fukushima, el 11 de marzo de 1977, para alentar a los camaradas de Tohoku. En ese momento, les dediqué varias obras caligráficas que llevaban la palabra «cerezo», como «Cerezo de la montaña de la Soka».

Lo hice para expresar mi deseo de que, por mucho que duren los inviernos de la adversidad y de los contratiempos, nuestros miembros sin falta puedan sortearlos y florecer espléndidamente, y transmitan el mensaje esperanzador que dice: «Los que creen en el Sutra del loto parecen vivir en invierno, pero el invierno siempre se convierte en primavera».[7]

Nuestros compañeros que con espíritu valiente e invencible han probado que «el invierno siempre se convierte en primavera» son como hermosos cerezos que crecen en la montaña de la Soka, envueltos en la luz de la felicidad y adornados de flores.

Nichiren Daishonin escribe: «Hay algo extraordinario en […] la forma en que se suceden el verano, el otoño, el invierno y la primavera se suceden unos a otros. También ocurre algo inusitado cuando una persona común logra la Budeidad. En ese momento, invariablemente aparecen los tres obstáculos y los cuatro demonios; pero cuando ello sucede, los sabios se regocijan, mientras que los necios se echan atrás».[8]

No tengamos miedo a los cambios. Sigamos, todos y cada uno de nosotros, creando valor como personas de coraje y de sabiduría.

*

En el Japón y en el mundo, la profesión médica y la sociedad en general están dedicando ingentes esfuerzos a detener la expansión del coronavirus (COVID-19). Estoy infinitamente agradecido a los incontables individuos que trabajan sin descanso, noche y día, en diversos frentes de esta lucha. Asimismo, estoy orando con fervor, desde lo más profundo de mi corazón, para que esta amenaza cese cuanto antes y se restablezca la normalidad y la seguridad.

El eminente historiador británico Arnold J. Toynbee (1889-1975) dijo que quienes viven en épocas de crisis deben ser los pioneros de una era mejor, enfocados en hallar soluciones positivas que den paso a un período de avance.[9]

Estoy seguro de que nuestros valientes jóvenes Bodisattvas de la Tierra se unirán a sus amigos del mundo y trabajarán juntos con fortaleza, sabiduría y optimismo para crear una época mejor.

Una vez más, grabemos en nuestra vida el famoso pasaje de La apertura de los ojos que tantas veces cité con nuestros miembros de Tohoku, de Hokkaido y del mundo: «Aunque mis discípulos y yo encontremos toda clase de dificultades, si no albergamos dudas en nuestro corazón manifestaremos la Budeidad en forma natural».[10]

Los maestros y discípulos de la Soka, forjados en la lucha contra «toda clase de dificultades», nunca hemos olvidado estas palabras en los momentos cruciales y siempre hemos perseverado en el avance. Por eso, hemos podido manifestar nuestra budeidad «en forma natural».

¡Superando con espíritu triunfal cada adversidad que surja en nuestro camino, difundamos en el mundo un movimiento cada vez más potente que libere el estado de vida de la budeidad, que es la expresión más elevada de toda la humanidad!

(Traducción del artículo publicado el 11 de marzo de 2020 en el Seikyo Shimbun).


[1] ↑ Versos de la canción de la Soka Gakkai de Tohoku, «El juramento de Aoba». En la estructura organizativa de la Soka Gakkai, la región de Tohoku se compone de las prefecturas de Aomori, Akita, Iwate, Miyagi, Yamagata y Fukushima.

[2] ↑ El «Juramento de Aoba» se refiere al compromiso que un grupo de miembros pioneros del Departamento de Jóvenes hizo a Josei Toda en abril de 1954, en las ruinas del Castillo de Aoba, en la ciudad de Sendai, capital de la prefectura de Miyagi, en la región de Tohoku. En respuesta a la famosa declaración que el señor Toda hizo ese día –«El castillo que construirá la Soka Gakkai estará hecho de valores humanos de enorme capacidad»–, ellos juraron construir un castillo así en Tohoku. 

[3] ↑ Las tres clases de tesoros, en END, pág. 892.

[4] ↑ OTT, pág. 141.

[5] ↑ Ib., pág. 91.

[6] ↑ Debate de Otaru: Debate público realizado entre representantes de la Soka Gakkai y sacerdotes de la secta Nichiren Shu (escuela Minobu de budismo Nichiren), en el Centro Cívico de Otaru, Hokkaido, el 11 de marzo de 1955. En el debate, que contó con la participación del joven Ikeda como moderador, se estableció la superioridad de la posición planteada por la Soka Gakkai.  

[7] ↑ El invierno siempre se convierte en primavera, en END, pág. 561.

[8] ↑ Los tres obstáculos y los cuatro demonios, en END, pág. 668.

[9] ↑ Véase Toynbee, Arnold J.: Democracy in the Atomic Age: The Dyason Lectures 1956, Melbourne: Oxford University Press, 1957, pág. 16.

[10] ↑ La apertura de los ojos, en END, pág. 300.

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