¡El mundo es su escenario!


Jóvenes fénix · A los miembros del Departamento Futuro de la SGEs ·
Entrega de la serie Remonten el vuelo hacia el cielo de la esperanza, por Daisaku Ikeda

HOY, DIALOGUEMOS imaginando que tenemos frente a los ojos un globo terráqueo o un mapamundi.

Este año, una vez más, se han realizado en todo el mundo vivaces reuniones para celebrar el 3 de mayo, Día de la Soka Gakkai.

Tenemos compañeros de la SGI en países cercanos al Ecuador, cuyas temperaturas son todo el año elevadas, y también en países vecinos a los polos Norte y Sur, donde los inviernos son implacables. Asimismo, hay camaradas que viven en territorios con enormes llanuras, y otros que residen en zonas forestales, en desiertos, en montes escarpados y cerca de ríos caudalosos… De hecho, actualmente hay miembros de la SGI en 192 países y territorios. Recibo a diario, y con inmensa satisfacción, informes de sus entusiastas actividades.

Hoy en día, adondequiera que vayan encontrarán compañeros de la SGI que los recibirán afectuosamente, como integrantes de su propia familia.

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Un día, cuando estaba en quinto grado, mi maestro –el señor Kohei Hiyama– mostró un gran mapamundi que colgaba en el aula y nos pidió que, uno por uno, señaláramos el sitio adonde nos gustaría viajar. Cuando llegó mi turno, indiqué una amplia región en la zona occidental de nuestro país vecino, China, que se extiende cubriendo gran parte del continente asiático. Pensé que debía de tratarse de un desierto, pero el señor Hiyama explicó: «Ese lugar es Dunhuang, una región china donde abundan espléndidos tesoros».

Desde ese momento, Dunhuang cautivó mi imaginación, como los lugares asociados con una cualidad mágica. Muchos años después, me hice amigo del pintor chino Chang Shuhong (1904-1994), conocido como el «custodio» de los tesoros de Dunhuang.

Con el tiempo, pudimos organizar juntos una exposición para dar a conocer algunos de los coloridos muros pintados de Dunhuang y otros objetos de preciado valor histórico, en el Museo de Bellas Artes Fuji de Tokio.

Y además, elegí Dunhuang como escenario de uno de los libros de literatura infantil que escribí, titulado Un castillo de tesoros en el desierto. Todo comenzó con aquellos pensamientos y descubrimientos que hice en la escuela primaria.

Espero que cada uno de ustedes se siente un rato a mirar un atlas o un globo terráqueo dejando volar la imaginación. Pregúntense cómo será tal o cual sitio, o sueñen con visitar, algún día, las tierras lejanas que más les agraden.

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Otra cosa que nos permite viajar a lugares fabulosos es la lectura.

¿Han leído, por ejemplo, la novela Robinson Crusoe? Es un relato de aventuras escrito hace unos trescientos años por un autor británico llamado Daniel Defoe (1660-1731). En la novela, un joven inglés llamado Robinson Crusoe sueña con hacerse a la mar; por eso, consigue trabajo como marinero. Sin embargo, en uno de sus viajes, estalla una tempestad cuando su barco está frente a las costas de Brasil, y el navío naufraga. El joven marinero salva su vida, pero queda completamente solo y abandonado en una pequeña isla desierta. La historia relata la nueva vida que debe comenzar Crusoe, valiéndose solo de una escasa reserva de alimentos y de unas pocas herramientas.

Recuerdo que leí este libro cuando era niño, con un mapamundi a un costado, imaginando que yo mismo era parte de la aventura y preguntándome qué habría hecho yo en el lugar de Crusoe.

Mi maestro de vida, Josei Toda, también empleaba este relato como material de estudio para los jóvenes; nos enseñaba que, aunque las olas de la adversidad nos azotaran con fuerza, siempre debíamos enfrentarlas con bravura y vivir toda nuestra existencia con sabiduría y valor.

Como ya les he contado, yo era un niño físicamente débil; tenía muy mala salud, y los médicos me habían pronosticado que no pasaría de los treinta años. Sin embargo, me curé y mejoré de tal manera, que incluso pude viajar al Reino Unido y a Brasil, donde hice amigos entrañables.

El mundo también es el escenario de ustedes. El globo terráqueo es una invitación abierta a todos ustedes, los protagonistas del siglo xxi. ¡El mundo los llama!

Espero que, en el transcurso de sus lecturas, de tanto en tanto desplieguen un mapa y se imaginen cumpliendo un papel activo en distintos países del orbe, mientras forjan y acrecientan su capacidad.

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El 6 de junio es el cumpleaños del primer presidente de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi. Nuestro fundador fue un docente y un académico excepcional, autor de un libro sobre geografía lleno de ideas y de investigaciones innovadoras. […] Makiguchi expresaba valoración y agradecimiento hacia los habitantes de todo el planeta. […] Nuestro estilo de vida es sustentado por personas de todo el mundo. La vida de todos está interconectada. Por eso necesitamos convivir en paz. Este fue el mensaje del señor Makiguchi. El hombre que fundó nuestra organización luchó contra el militarismo en Japón, en una época en que el país se arrojaba de cabeza a la guerra. Por esta oposición de conciencia, fue encarcelado y, tiempo después, murió tras las rejas.

Su discípulo y sucesor, Josei Toda, quien mantuvo vivo el legado de su maestro, proclamó: «En el futuro, debemos construir un mundo pacífico de ciudadanía mundial, donde no existan divisiones étnicas ni nacionales, un mundo donde cada persona pueda experimentar la felicidad genuina».

Los miembros de la SGI, con estas palabras grabadas en el corazón, hemos venido propagando este espíritu de amistad y de paz en todo el mundo.

Cuando se fundó la SGI (en Guam, en 1975), en el libro de asistencia puse mi nombre y mi firma, y en la columna donde había que anotar el país de origen, escribí: «El mundo». Expresé mi determinación como ciudadano global, dispuesto a trabajar eternamente por la felicidad del género humano. Quiero pasarle el testigo de esta misión a cada uno de ustedes, mis jóvenes amigos del Departamento Futuro.

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[…] Cada persona está vinculada y conectada con otros congéneres del resto de la Tierra, que contribuyen a sustentar su vida. Los ciudadanos globales son los que comprenden esto y son capaces de valorar a los demás, los que pueden hacer amigos en todas partes del mundo y actuar teniendo en cuenta la felicidad de los otros.

El presidente Makiguchi, el presidente Toda y yo hemos vivido como ciudadanos del mundo. Y los miembros del Departamento Futuro que mantengan vivo este espíritu también lo serán.

¡Despleguemos nuestros mapas del mundo e iniciemos juntos una grandiosa travesía hacia un futuro de paz!

(Artículo extraído del ensayo publicado en la edición del 1 de junio de 2013 de Boys and Girls Hope News). |

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