Transitar el noble sendero de maestro y discípulo


El comienzo de este 2024, partida de una época nueva para los miembros de la Soka Gakkai de todo el mundo, motiva que dediquemos esta sección a profundizar en el significado de un vínculo tan esencial en el budismo como es el que une a maestro y discípulo. Lo hacemos centrando nuestra atención en dos capítulos de La nueva revolución humana.

En el capítulo «Esfuerzo denodado», el tercero del volumen 2 de La nueva revolución humana, Shin’ichi Yamamoto remembra la figura del sumo prelado Nichijun de la Nichiren Shoshu, que, habiendo llegado a tener una comprensión aguda y certera de la misión de la Soka Gakkai, sentía un profundo respeto por la organización.

En un discurso pronunciado el 1 de junio de 1958, Nichijun alabó la fe de los presidentes Makiguchi y Toda y subrayó la importancia de la relación que ejemplificaron: «Cuando nos preguntamos qué es lo que constituye el cimiento de la fe de la Soka Gakkai, pienso que […] es el lazo del maestro y el discípulo: tener una clara conciencia de esta relación para sondear las profundidades de la fe en base a ello. La fuerte convicción de los miembros […] de hoy proviene por completo de este punto».[1]

Este será también el camino esencial que […] nos llevará a cumplir nuestro gran juramento del kosen-rufu y construir una paz duradera en el mundo.

A continuación, reproducimos en dos apartados algunos pasajes en los que se aborda este vínculo, que, trascendiendo toda distancia física o temporal, «se origina del sentido de la misión de propagar ampliamente las enseñanzas del Daishonin»[2] y se manifiesta en la acción. Los textos pertenecen, respectivamente, al mencionado capítulo «Esfuerzo denodado» y al sexto del volumen 30, «Juramento». En este último caso la cita corresponde, de hecho, a la entrega 139, con la que concluye la novela; reproduce una parte de un discurso pronunciado durante una reunión conmemorativa del 18 de noviembre de 2001, tras décadas de lucha incesante, que el maestro dedica a los jóvenes sucesores.

GENUINOS MAESTROS BUDISTAS
A partir del capítulo «Esfuerzo denodado»

«Tsunesaburo Makiguchi, el primer presidente de la Soka Gakkai, fue, sin duda, un verdadero maestro del budismo en los tiempos modernos. Josei Toda lo eligió como su mentor y se unió a él en la batalla contra la persecución.[3] Al seguirlo, Toda grabó el budismo del Daishonin en su vida. En la prisión, comprendió que él era un Bodisatva de la Tierra, y despertó así a su misión en esta existencia. Ya en libertad, como heredero solitario de las aspiraciones e ideales de su maestro, se levantó en medio del paisaje carbonizado, devastado por la guerra, para lograr el kosen-rufu, el legado de Nichiren Daishonin.

Cuando asumió como segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda se comprometió a lograr, en el transcurso de su existencia, la meta de setecientas cincuenta mil familias. En ese entonces, había poco más de tres mil miembros. No cabía en la imaginación de nadie que fuera posible alcanzar un objetivo tan difícil. Solo el intentarlo sería una hazaña histórica. Sin embargo, Toda dio su vida para realizar ese sueño, consciente de que ese era el verdadero propósito de su existencia. […]

En el lapso de aproximadamente seis años y medio, Josei Toda logró la gran meta. Por primera vez en setecientos años de historia del budismo de Nichiren Daishonin hizo lo que nadie había hecho antes: dio forma concreta al legado del Daishonin estableciendo en Japón una base sólida para el kosen-rufu.

Él permanecerá en la historia como el gran líder del kosen-rufu. Sin embargo, si no hubiera tenido al señor Makiguchi como mentor, tal vez nunca se hubiera encontrado con el budismo, ni habría despertado a su misión del infinito pasado y tampoco hubiera seguido sin vacilar el camino correcto de la fe. […]

De hecho, la relación de maestro y discípulo constituye el fundamento básico del budismo. Podría decirse que la vida de uno depende de la persona a quien elige como maestro. Y, de la misma manera, el futuro del maestro se decide por la clase de discípulos que tiene. […]

Shin’ichi Yamamoto, a su vez, sirvió a Josei Toda, el maestro de su vida. Luchó como si fuese su mano derecha, fue dondequiera que lo enviara, y soportaron juntos, como maestro y discípulo, las dificultades por la causa del kosen-rufu. Con gran percepción, había visto en Toda al único líder que corporificaba en sus acciones las enseñanzas budistas. Su manera de vivir servía como modelo de la fe. Pero Toda había fallecido y ahora toda la responsabilidad del movimiento por el kosen-rufu recaía directamente sobre los hombros del joven presidente de 32 años: Shin’ichi Yamamoto».[4]

«Mantengan este solemne espíritu de los primeros tres presidentes de la Soka Gakkai, unidos por los lazos eternos de maestro y discípulo» | Ilustración: Cortesía de Seikyo Shimbun

«UN DISCÍPULO VERDADERO»
A partir del capítulo «Juramento»

«Jamás olvidaré lo que dijo el maestro Toda en una de las reuniones del Suiko-kai: “Mientras haya un núcleo de jóvenes… ¡No! Mientras haya un discípulo verdadero, podremos lograr el kosen-rufu”.

¿Quién ha sido ese discípulo? ¿Quién se ha dedicado a difundir el budismo Nichiren en el mundo, con todo su ser, tal como lo indicó el señor Toda? Me honra y me enorgullece haber sido esa persona.

Es mi deseo que los integrantes del Departamento de Jóvenes mantengan este solemne espíritu de los primeros tres presidentes de la Soka Gakkai, unidos por los lazos eternos de maestro y discípulo. Quienes lo hagan serán supremos vencedores. Este será también el camino esencial que conducirá a la Soka Gakkai hacia sucesivas victorias en el siglo XXI. La senda que nos llevará a cumplir nuestro gran juramento del kosen-rufu y a construir una paz duradera en el mundo.

¡Miembros del Departamento de Hombres Jóvenes, del Departamento de Mujeres Jóvenes y del Departamento de Estudiantes, cuento con ustedes! ¡Jóvenes Soka del mundo, cuento con ustedes!».[5]


[1] ↑ IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Volúmenes 1 y 2, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2023, pág. 351.

[2] ↑ Ib.

[3] ↑ N. de E.: En 1943, los dos primeros presidentes de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda, fueron arrestados y encarcelados por oponerse a las políticas del Gobierno militarista japonés del momento. El 18 de noviembre de 1944, Makiguchi murió en prisión a causa de la desnutrición y la vejez. El 3 de julio de 1945, Toda fue liberado e inició la reconstrucción de la organización.

[4] ↑ IKEDA, op. cit., págs. 353-355.

[5] ↑ IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Volumen 30. Parte II, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2023, pág. 286-287.

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