LORENA FRANCO SÁNCHEZ · ZARAGOZA

El budismo llegó a mi vida hace unos seis años, con mucha energía y muchos cambios. Desde hace tiempo, una de mis determinaciones es poder alentar a los jóvenes de mi ciudad para que conozcan la práctica y puedan mejorar sus vidas, empoderarse y conseguir sus objetivos. Al mismo tiempo, me esfuerzo para que la práctica sea la base de mi vida, las raíces de mi árbol, que poco a poco va dando sus frutos.

A lo largo de este camino, han surgido sentimientos y dificultades de todo tipo. No solo llegar a los jóvenes de mi edad es un reto importante, sino que ser capaz de transmitir que la práctica es algo que nos pertenece y depende de nosotros mismos también requiere perseverancia y mucho daimoku.

En los momentos difíciles, me recuerdo a mí misma que soy una «leona invencible», pienso en las enseñanzas que nos brinda el Daishonin, en las que Sensei nos alienta a profundizar, como cuando dice: «Entone Nam-myoho-renge-kyo con actitud pura y sincera, y aliente a otras personas a hacer lo mismo; este será el único recuerdo que le quedará de su existencia en este mundo humano».[1] Encuentro de jóvenes de las islas de Fuerteventura y Lanzarote[/caption]


[1]Preguntas y respuestas referidas a abrazar el «Sutra del loto», en END, pág. 68.

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