¡Con espíritu juvenil! ¡En unión solidaria con nuestros jóvenes!


Por Minoru Harada · Para el número de febrero de 2024 de Daibyakurenge


En todo el mundo, nuestros compañeros miembros desbordan entusiasmo por compartir el budismo Nichiren con sus amigos. Desde luego, los orígenes de este enérgico espíritu se remontan a la histórica Campaña de Febrero[1] liderada por un joven Daisaku Ikeda. Esta fue la iniciativa que en 1952 marcó un punto de inflexión en el camino hacia el logro de la meta establecida por su maestro, Josei Toda, de llevar el número de miembros de la Soka Gakkai a 750 000 familias.

El joven Ikeda propuso a los miembros: «¡En febrero, el mes en que nació Toda Sensei, alcancemos un crecimiento significativo!». La pasión de un solo joven se propagó hasta el último rincón de la organización e hizo historia.

Aquel joven visitó una casa tras otra, escuchando con atención los problemas de la gente, forjando vínculos personales y ayudando a cada individuo a tomar conciencia de su misión como Bodisatva de la Tierra. Esta es la fórmula de la victoria que nosotros, como discípulos de Ikeda Sensei, debemos decidir firmemente mantener hoy y en el futuro.

El 11 de febrero de 1993, en el aniversario del nacimiento del maestro Toda, Ikeda Sensei escribió el epílogo de su novela La revolución humana durante uno de sus viajes a Brasil. En él leemos: «Mi misión como discípulo suyo era dar a conocer al mundo los magníficos logros de mi maestro».

Ese mismo día, fue investido doctor honoris causa (por la Universidad Federal de Río de Janeiro), y en su discurso frente a prominentes intelectuales de diversos campos dijo que quería dedicar el reconocimiento a Josei Toda. Estas palabras fueron, sin duda, una declaración de victoria del maestro y el discípulo. Escucharlas me conmovió profundamente.

*

Mientras llevaba a cabo actividades junto a Sensei, siempre sentí que su espíritu era el de un joven inseparable de su maestro. En una oportunidad, escribió: «Hasta el día de hoy sigo manteniendo un diálogo constante con mi maestro. En mi fuero interno, ante él soy el mismo joven de antaño».[2]

Del mismo modo, cuando miramos a nuestro maestro en nuestros corazones y renovamos nuestro juramento por el kosen-rufu, vemos surgir en nosotros un torrente de vitalidad pura y potente. Es el espíritu de la juventud, el espíritu de retribuir nuestra deuda de gratitud. Abracémoslo y transmitámoslo en nuestras comunidades.

Nichiren Daishonin escribe: «Para que las oraciones sean eficaces y los desastres desaparezcan de la tierra, también hacen falta tres cosas: un buen maestro, un buen creyente y una buena enseñanza».[3]

Nunca olvidemos que, si hemos podido encontrar esta buena enseñanza, es porque hemos encontrado un buen maestro. Y que, si hoy podemos romper el caparazón de nuestras limitaciones y manifestar nuestra fuerza vital inherente, es porque estamos trabajando para hacer realidad los ideales de nuestro maestro.

¡Es el momento de que todos nos pongamos de pie como buenos discípulos, en unión solidaria con los jóvenes, con la meta de expandir enormemente nuestra juvenil organización, confiando en que la victoria es el verdadero camino de los discípulos, tal como nos ha enseñado Ikeda Sensei!

(Traducción del artículo publicado en la edición de febrero de 2024 de Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai.)


[1] Campaña de Febrero: En febrero de 1952, Daisaku Ikeda, quien por entonces era asesor del distrito general Kamata de la Soka Gakkai, en Tokio, inició una dinámica campaña para transmitir la Ley. Junto a los miembros locales, batió las marcas preexistentes de propagación, que eran de unos cien ingresos mensuales, y logró que doscientas una nuevas familias se sumaran a la práctica del budismo de Nichiren en la Soka Gakkai.

[2] Sabiduría para ser feliz y crear la paz, 28.27.

[3] La forma de lograr la budeidad mediante el «Sutra del loto» para aquellos que aspiran al Camino por primera vez, en Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2020, pág. 922.

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