Escribir una nueva página de esperanza para la humanidad


Para el Departamento de Hombres Jóvenes


Como cada 11 de julio, conmemoramos la fundación del Departamento de Hombres Jóvenes, en 1951.

En una época como la actual, en la que vivimos con preocupación el desarrollo de los acontecimientos en todo el mundo, es crucial volver a recordar el espíritu fundacional de nuestro departamento. Este surgió, impulsado por Josei Toda y liderado por un joven Daisaku Ikeda, en un momento en que Japón salía de la posguerra y se encontraba en una profunda crisis social y moral. Muchos jóvenes se sentían sin rumbo, sin esperanza ni motivación para el futuro, pero en medio de esas circunstancias el maestro Toda depositaba su entera confianza en ellos y los alentaba diciendo: «La fortaleza de la juventud yace en su ardiente pasión»; «¡Jóvenes, avanzad audazmente de cara al viento del norte!»; «¡Jóvenes, asumid la responsabilidad de crear una Soka Gakkai ideal!».[1]

Hoy también, estas palabras nos alientan a extraer la pasión, la fuerza y la decisión de avanzar sin importar las circunstancias en las que nos encontremos. Precisamente ahora, en este momento crucial, es cuando se nos presenta el escenario sobre el cual desarrollarnos, saliendo al encuentro del otro, creando esperanza, y transformando nuestro entorno más cercano a través de la poderosa arma que es el diálogo.

La historia siempre ha sido escrita por jóvenes. ¡Debéis escribir una nueva página de esperanza para la humanidad!

«Despierta Paz» ha sido el nombre de nuestras asambleas en junio, pero no es solo un lema: es un llamado a que realmente hagamos surgir la paz en la sociedad. Como dijo Ikeda Sensei, «la historia siempre ha sido escrita por jóvenes. ¡Debéis escribir una nueva página de esperanza para la humanidad!»;[2] y «para lograr la paz del mundo no basta con los tratados acordados por los políticos ni con la cooperación económica determinada por los expertos en finanzas. La paz verdadera y perdurable se alcanzará únicamente mediante el establecimiento de lazos de confianza entre las personas en el nivel más profundo, en lo más recóndito de la propia vida».[3]

Como reflexión, podemos establecer tres puntos:

La paz no es solo la ausencia de guerra, sino una cultura basada en la confianza y la dignidad humana.

El diálogo, la educación y la no violencia son pilares fundamentales para establecer la paz.

La acción individual (a través de la propia revolución humana) es esencial para construir esa cultura de paz.

Con el viento en contra o a favor, a pesar de las fuertes corrientes marinas, encontrando imponentes montañas en nuestro camino… Avancemos con paso firme, nademos con fuerza, escalemos con convicción e icemos alto el estandarte de la paz, con alegría y pasión juvenil.

¿Qué os parece si hacemos que este 11 de julio sea una nueva oportunidad para sembrar semillas de paz? ¡Muchas gracias!


[1] ↑ Véase IKEDA, Daisaku: «El Departamento de Jóvenes: ¡Rompan los límites y sean abanderados de un nuevo desarrollo!», en CG, n.º 183, julio de 2020, sección «Estudio» (texto adaptado).

[2] ↑ Extraído de la propuesta de paz de 2003 de Daisaku Ikeda.

[3] ↑ Véase en línea (texto adaptado).

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