Impulsar el kosen-rufu con valentía… (3/3)


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Cuando uno, en mitad de la noche, enciende un farol para alguien, la luz no solo alumbra a esa persona sino también a uno mismo. Del mismo modo, cuando uno revitaliza el aspecto de alguien, también mejora su propio semblante; cuando da vigor a otro, acrecienta sus propias fuerzas, y cuando prolonga la vida de otra persona, también extiende la duración de su propia vida.[19]

TODOS POSEEMOS UNA MISIÓN ÚNICA

Aunque desconocemos la fecha y otros detalles sobre este texto, en el encabezado se lee «A la monja laica» y se cree que fue escrito por el Daishonin para agradecer a una discípula que le había enviado mil monedas en calidad de ofrenda.

En la primera mitad de la carta, recalca la importancia de la comida y de la ropa para la subsistencia y agrega que, a través de ese tipo de presentes, «cuando uno da algo a otro, revive el color de su rostro, le brinda vigor y le permite prolongar su existencia».[20]

La ofrenda es uno de los seis paramitas,[21] las seis prácticas que llevan a cabo los bodisatvas del Mahayana para lograr la iluminación. Es una noble acción que sustenta la vida de los practicantes del Sutra del loto y contribuye al florecimiento del budismo en este mundo.

El pasaje describe actos que se llevan a cabo en beneficio de los semejantes. Es decir, las muestras de consideración y de cuidado hacia las personas con quienes tomamos contacto, con quien tenemos delante, quienesquiera que sean. El punto de partida es valorar nuestras relaciones con los seres cercanos.

El Daishonin escribe: «Cuando uno, en mitad de la noche, enciende un farol para alguien, la luz no solo alumbra a esa persona sino también a uno mismo». Es algo completamente lógico.

En Sobre las tres virtudes de los alimentos, emplea la misma analogía: «Si uno enciende un farol para dar luz a otros, también alumbra su propio camino».[22]

Supongamos que una persona se encuentra angustiada al borde de una carretera oscura, en plena noche. Muchas otras personas la ven y pasan de largo sin ofrecer ayuda. Pero llega alguien que levanta una linterna, la ilumina y le dice: «Debes de haber pasado miedo, pero ahora estás a salvo. ¡Caminemos juntos!», y emprende la marcha a su lado.

Esta escena transmite la postura y la conducta de un bodisatva.

Esta forma de proceder no tiene nada de especial. Es, sencillamente, responder con empatía y sincera preocupación ante las personas que sufren a nuestro alrededor; acercarnos espontáneamente a ellas y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para ayudarlas. Es escuchar los problemas de la gente y brindar aliento generoso. Este comportamiento de rica humanidad es lo que caracteriza a los bodisatvas.

Hoy, los miembros de la Soka Gakkai en todo Japón y el mundo, orgullosos de ser Bodisatvas de la Tierra, están trabajando activamente por su felicidad y por la felicidad de los demás.

En especial, las mujeres de la Soka, radiantes soles de nuestro movimiento, están iluminando en cada país y región la vida de sus semejantes con la luz del amor compasivo y la sabiduría. Ellas han creado una admirable red de mujeres donde cada una resplandece con su misión singular, de acuerdo con el principio de la floración de los «cerezos, ciruelos, melocotoneros y albaricoqueros».[23]

Su corazón bondadoso y el esfuerzo valiente que llevan a cabo en el seno del pueblo, como grandes Bodisatvas de la Tierra, emulan el ejemplo del Buda, cuyo deseo no fue otro que liberar a todas las personas del sufrimiento.

Creo poder decir que estos actos inspirados en el afán de ayudar a los semejantes constituyen, en sí mismos, la práctica budista para elevar nuestro propio estado de vida.

EL GRAN BENEFICIO DE «PROLONGAR LA VIDA A TRAVÉS DE LA FE»

El Daishonin continúa diciendo: «Del mismo modo, cuando uno revitaliza el aspecto de alguien, también mejora su propio semblante; cuando da vigor a otro, acrecienta sus propias fuerzas, y cuando prolonga la vida de otra persona, también extiende la duración de su propia vida».

Por propia experiencia, puedo dar testimonio de que esto es así. De joven tenía una constitución débil y contraje tuberculosis, lo que a menudo me dejaba muy cansado y febril. Mi mayor deseo y oración desde los tiempos de mi juventud era tener buena salud. Mi debilidad física también era una gran preocupación para mi esposa.

No obstante, pasaba mis días viajando por todo Japón y por el mundo para alentar a los miembros de nuestro movimiento que esperaban mi visita. Por supuesto, era un ritmo de vida agotador. Pero, sorprendentemente, cuanto más me esforzaba, más fuerzas parecían surgir dentro de mí, y más revitalizado me sentía. Los responsables que me acompañaban solían preguntarme de dónde sacaba tanta energía.

Estaba decidido a no ser vencido por la enfermedad. Antes bien, había determinado que cumpliría mi misión y mis responsabilidades. Sabía que cuanto más uno se dedica a las actividades de la Soka Gakkai, más vitalidad tiene. El sincero esfuerzo por alentar e inspirar a otros nos permite armarnos de bravura y de fuerza; al mismo tiempo, ver que otros se revitalizan incrementa nuestra inspiración y renueva nuestra esperanza.

Desde la juventud, me volqué a ayudar y apoyar sin reservas al maestro Toda. Trabajé cada día al máximo de mis posibilidades, resuelto a dar lo mejor para no tener ni una sola cosa de la cual arrepentirme. Hoy estoy aquí gracias a los beneficios que obtuve de esa lucha; estoy convencido de que gracias a Toda Sensei he podido demostrar el principio budista de «prolongar la vida a través de la fe».[24]

LA FUSIÓN ENTRE BENEFICIAR NUESTRA VIDA Y BENEFICIAR LA VIDA DE LOS DEMÁS

La declaración del Daishonin de que «cuando [uno] da vigor a otro, acrecienta sus propias fuerzas» ilustra de manera brillante que beneficiarse uno mismo y beneficiar a los demás son dos aspectos inseparables. Con estas simples palabras, nos muestra una manera insuperable de vivir, en la cual el beneficio propio y el beneficio de otros se fusionan de manera indivisible y natural.

Aquí no encontramos el egoísmo de pensar únicamente en el propio bienestar sin tener en cuenta a los demás; ni una mentalidad estrecha y egocéntrica que traza límites rígidos entre el yo y el otro. Lo que motiva ese comportamiento no es el sentido del deber ni las normas de decoro social. Aquí se muestra una forma de vivir imbuida de amor compasivo, del deseo espontáneo de ayudar a los demás.

Sin embargo, el énfasis distorsionado en beneficiar o ayudar a los demás puede convertirse fácilmente en condescendencia o autosacrificio. Precisamente porque actuar en bien de los demás también nos beneficia, es algo que produce agradecimiento y alegría.

Quienes viven como genuinos bodisatvas son los que, sin querer escapar de este mundo saha colmado de sufrimientos, avanzan con sinceridad y sabiduría en pos del bienestar y la felicidad propios y de los demás. Como afirma el Daishonin en este famoso pasaje: «El propósito con el cual nació en este mundo el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, yace en su comportamiento como ser humano».[25] La verdadera esencia de la enseñanza del Buda es respetar a todas las personas; es decir, la conducta ejemplificada por los Bodisatvas de la Tierra.

En sus «Guías para la juventud», Toda Sensei declaró: «El esfuerzo por superar la indiferencia y la frialdad en la propia vida y por lograr el mismo grado de amor compasivo que el Buda es la esencia de la revolución humana».[26] Para nosotros, el amor compasivo se expresa en forma el coraje. Todo comienza, siempre, por un primer paso valiente.

De acuerdo con esta guía eterna, nuestros miembros se han puesto de pie para cumplir su juramento de lograr el kosen-rufu, como Bodisatvas de la Tierra. Han construido una fortaleza del pueblo que infunde brillante felicidad a todos, con su práctica de entonar Nam-myoho-renge-kyo para sí mismos y para los demás, y con su valiente perseverancia en la revolución humana.

UNA «TIERRA DE TESOROS» QUE CONECTA UNA VIDA CON OTRA

El historiador francés Jules Michelet (1798-1874) declaró: «Una vida enciende y alumbra otra vida, pero se extingue si queda aislada. Cuanto más se mezcla la vida con vidas diferentes a sí misma, cuanto más se une a otras existencias, más fuerte, feliz y provechosa se vuelve».[27]

Las vidas individuales se influyen unas a otras de muchas maneras sutiles. Alentar a quienes nos rodean puede parecer un gesto común y corriente, pero sin duda contrarresta el aislamiento y la división; contribuye al desarrollo alegre y vibrante de una «tierra de tesoros» donde unas vidas y otras, en toda su diversidad, pueden conocerse y conectarse.

En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin afirma: «“Alegría” significa el regocijo que experimenta uno a la par de los demás. […] Tanto uno como los demás se regocijarán juntos, al experimentar su propia sabiduría y amor compasivo».[28]

El mensaje esencial del budismo es que cuando reconocemos la noble y suprema naturaleza de buda en cada persona, y creamos lazos basados en el deseo de beneficiar nuestra vida y la de los demás, obtenemos un caudal ilimitado de sabiduría insuperable para crear paz y felicidad.

Los bodisatvas son quienes consideran que su principio rector son las acciones en beneficio de sí mismos y de los semejantes, y quienes salen a trabajar junto al pueblo, en el seno de la humanidad, para diseminar aliento e inspiración a todos, mediante su práctica incondicional del amor compasivo.

Nuestra misión es empezar por donde estamos y llevar con confianza la gran luz alentadora del budismo del sol a nuestras familias, amigos y seres queridos, a nuestros vecinos y a todas las personas que forman parte de nuestro entorno. Esa luz puede impartirles valor para vivir su existencia plenamente. Puede infundirles energía infinita, incrementar su fuerza vital y ser una fuente de sabiduría y fortaleza para superar cualquier crisis.

AMPLIAR NUESTRO MOVIMIENTO CIUDADANO DE DIÁLOGO Y DE ALIENTO

El kosen-rufu mundial, en realidad, es un movimiento ciudadano global de diálogo y aliento.

Alentar también es empoderar. ¡Cuán espléndido será el futuro de la humanidad cuando en todo el mundo los seres humanos se alienten unos a otros, cuando tomen conciencia de su gran misión y de su potencial latente!

Mis jóvenes sucesores y mis queridos camaradas Bodisatvas de la Tierra están recorriendo ese camino de cambio trascendental. Les pido a cada uno de ustedes, sin excepción:

¡Lancen el clamor triunfal de avance dinámico en su vida, por medio de su revolución humana!
¡Interpreten una valiente danza como orgullosos pioneros del kosen-rufu mundial!
¡Escriban una brillante historia que testimonie la magnífica victoria del pueblo!

 (Traducción del artículo publicado en la edición de enero de 2022 de Daibyakurenge).


[19] ↑ On Clothing and Food (Sobre la ropa y la comida), en WND-2, pág. 1066. Carta dirigida a una monja laica que había abrazado la fe en las enseñanzas del Daishonin pero cuya identidad y lugar de residencia se desconocen. Se cree que fue escrita después de que el Daishonin se trasladara al monte Minobu, aunque tampoco puede precisarse la fecha exacta. Después de agradecer el obsequio de monedas que esta monja laica le había hecho llegar, describe lo imprescindibles que son la ropa y la comida para mantener la vida, y explica el beneficio que adquiere la persona que ofrenda tales cosas.

[20] ↑ Véase ib.

[21] ↑ Seis paramitas: Seis prácticas requeridas a los bodisatvas del Mahayana con miras al logro de la budeidad. Son: 1) ofrendar, 2) mantener los preceptos, 3) perseverar y resistir, 4) cultivar la asiduidad, 5) meditar y 6) adquirir sabiduría.

[22] ↑ Véase On the Three Virtues of Food (Sobre las tres virtudes de los alimentos), en WND-2, pág. 1060.

[23] ↑ Véase OTT, pág. 200.

[24] ↑ Prolongar la vida a través de la fe: Este principio se basa en un pasaje del Sutra del loto, en el capítulo 16.°, «La duración de la vida de El Que Así Llega», donde se lee: «¡Te pedimos que nos cures y nos permitas seguir viviendo!» (SL, cap. 16, pág. 226). Esto aparece en la parte que explica la parábola del médico excelente; este da un «buen remedio» a sus hijos que han bebido un «veneno» (es decir, han sucumbido a la ilusión) y le suplican que los cure de su intoxicación. Cuando aceptan y beben el remedio (es decir, cuando adoptan la fe en la Ley prodigiosa del Sutra del loto) se curan y pueden disfrutar de una larga vida.

[25] ↑ Las tres clases de tesoros, en END, pág. 893.

[26] ↑ TODA, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1981, vol. 1, pág. 60.

[27] ↑ MICHELET, Jules: The People (El pueblo), trad. ingl. John P. McKay, Urbana, Illinois: University of Illinois Press, 1973, pág. 89.

[28]OTT, pág. 146.

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