Impulsar nuestro movimiento… (3/3)


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Es muy raro nacer como ser humano. El número de seres dotados de vida humana es tan pequeño como la tierra que cabe sobre una uña. La existencia de un ser humano es algo difícil de conservar, así como es difícil mantener el rocío sobre la hierba. Pero es mejor vivir un solo día con honor que ciento veinte años para morir en la deshonra. Viva de tal forma que la gente de Kamakura lo elogie por la diligencia con que Nakatsukasa Saburo Saemon-no-jo [Shijo Kingo] presta servicio a su señor, al budismo y a las demás personas.[24]

LA PERSISTENTE LUCHA DE SHIJO KINGO EN MEDIO DE LA ADVERSIDAD

Una vez que Nichiren Daishonin obtuvo el indulto y dejó su destierro en la isla de Sado y regresó a Kamakura, Shijo Kingo profundizó su determinación y dialogó con su señor feudal, Ema, para persuadirlo de que creyera en las enseñanzas de su maestro. Pero sus iniciativas sinceras solo sirvieron para irritar y ofender a Ema, quien era devoto seguidor del sacerdote Ryokan,[25] del templo Gokuraku-ji. Y los colegas de Shijo Kingo, envidiosos de él, no perdieron la oportunidad para desacreditarlo. En medio de esta situación, difícil de por sí, ocurrió otro incidente grave.

Shijo Kingo fue falsamente acusado de haber provocado disturbios violentos. En junio de 1277, un monje discípulo de Nichiren Daishonin y otro de la escuela budista Tendai participaron en lo que dio en llamarse el Debate de Kuwagayatsu.[26] Varios vasallos de Ema, colegas de Shijo Kingo, mintieron a su superior diciéndole que Kingo había irrumpido de manera violenta en el debate para alterar el orden público. Ema, enfurecido, exigió a Shijo Kingo que renunciara a su fe o se aviniera a las consecuencias: las tierras que administraba le serían confiscadas. De modo que este se encontró en una situación crítica.

El Daishonin, además de escribir una demanda[27] en nombre de su discípulo para que este la presentara al señor feudal Ema y limpiara su nombre, también instruyó a Kingo estrictamente: «Jamás deshonre el Sutra del loto, ni aun siendo el más desgraciado de los mendigos».[28] Shijo Kingo perseveró con determinación inquebrantable.

En medio de esas circunstancias, Ema cayó enfermo repentinamente. Shijo Kingo, que era un excelente médico, trató su dolencia con enorme atención y dedicación y, como resultado de ello, recuperó la confianza de su amo. Ante este giro favorable, el Daishonin le envió Las tres clases de tesoros, texto en el cual aparece el pasaje que estamos estudiando en este apartado.

«Este momento es crucial». Este es el mensaje que permea la carta, y que expresa la profunda y perspicaz mirada del Daishonin con respecto a la naturaleza humana.

El Daishonin sostiene que nacer como personas y estar dotados de vida humana es algo extraordinario y preciado. El número de seres que acceden a esta posibilidad «es tan pequeño como la tierra que cabe sobre una uña», nos dice, y agrega que la vida humana es «difícil de conservar, así como es difícil mantener el rocío sobre la hierba».[29]

Luego, señala: «[E]s mejor vivir un solo día con honor que ciento veinte años para morir en la deshonra».[30] La felicidad y el valor de la vida no se miden por la cantidad de años que pasamos en este mundo, sino por la medida en que hemos dado riqueza, sentido y propósito a nuestros días.

VIVIR DE MANERA HONORABLE Y COSECHAR ELOGIOS

A continuación, el Daishonin escribe: «Viva de tal forma que la gente de Kamakura lo elogie por la diligencia con que Nakatsukasa Saburo Saemon-no-jo [Shijo Kingo] presta servicio a su señor, al budismo y a las demás personas».[31]

En los tiempos modernos, podemos asimilar el «servicio al señor feudal» al establecimiento de firmes relaciones de confianza con nuestro superior o empleador. Significa ser personas que destaquen en el lugar de trabajo o en la profesión. También alude a nuestra conducta como integrantes de la sociedad.

El «servicio al budismo» indica la práctica asidua y correcta, basándonos en nuestra fe en la Ley Mística.

El «servicio a las demás personas» se refiere a nuestra disposición a cuidar a los semejantes, a nuestro sincero interés por su bienestar, que nos permiten merecer el respeto y la confianza de la sociedad en que vivimos.

Estas tres frases engloban las tres esferas fundamentales para mostrar que «la fe equivale a la vida cotidiana» y «el budismo se manifiesta en la sociedad».

El Daishonin nos urge a vivir de un modo digno de ganar el elogio de quienes nos rodean. Al actuar así, de acuerdo con el principio de que «la naturaleza de Buda se manifiesta desde el interior y genera protección desde el exterior»,[32] nuestras virtudes emanan de nuestra vida de forma natural y generan el beneficio de una protección desde el exterior.

Que otras personas elogien nuestra actitud es señal de la confianza y el respeto que nos conceden en nuestro escenario de vida y nuestra comunidad.

Cuando los pobladores de Kamakura vieron que Shijo Kingo adquiría un lugar prominente en el séquito de su señor feudal, dijeron de él, con reconocimiento: «[Ningún otro] parece estar a la altura de Nakatsukasa Saemon-no-jo [Shijo Kingo] en lo que respecta a su elevada estatura, porte, montura y a los subordinados que lo asisten»; y «cuando los niños de Kamakura se reúnen en el cruce de la carretera, todos exclaman [al verlo pasar]: “¡Oh, qué gran hombre, es un gran hombre de verdad!”».[33]

Esta era, exactamente, la clase de elogio que el Daishonin quería que su discípulo cosechara.

Había enseñado a Kingo que un buda es un «Héroe del Mundo»[34] y que «el budismo concede una importancia primordial a la victoria y la derrota».[35] Debemos triunfar, tanto en la vida como en las contiendas que libramos en la sociedad.

Como miembros de la Soka Gakkai, creemos en la Ley Mística, aplicamos las enseñanzas del budismo en la sociedad y practicamos la fe para alcanzar la victoria absoluta, empleando siempre la «estrategia del Sutra del loto».[36] Perseveremos con orgullo en nuestra lucha, como campeones indómitos y como personas de sabiduría invencible, y triunfemos sin falta.

VENCER EN LAS CONTIENDAS DE LA VIDA COTIDIANA

El Sutra del loto expone las características de los Bodisatvas de la Tierra, a quienes Shakyamuni delega la propagación del sutra en el Último Día de la Ley. En referencia a su líder, el bodisatva Prácticas Superiores,[37] asevera:

Así como la luz del sol y de la luna
disipa totalmente la penumbra y la oscuridad,
así esta persona, a su paso por el mundo,
puede erradicar la oscuridad de los seres vivos.[38]

Los Bodisatvas de la Tierra, como indica el verso «a su paso por el mundo», despliegan actividades en la sociedad secular, en la realidad del mundo saha.

No hace falta decir que el lugar donde hoy nos encontramos es aquel donde logramos la budeidad en esta existencia. La práctica budista implica involucrarnos en la sociedad basados en la fe en la Ley Mística.

El escritor francés Víctor Hugo (1802-1885), a la hora de describir la lucha valerosa y perseverante del joven Marius, en medio de enormes dificultades, escribió en Los miserables: «Pues muchas grandes obras se ejecutan en las pequeñas contiendas de la vida».[39]

Continuó afirmando que «hay triunfos nobles y misteriosos que son invisibles a los ojos ajenos, que no saben de recompensas, que no reciben honores ni fanfarrias. Hay héroes cuyo campo de batalla es la vida, la desventura, la soledad, el abandono y la pobreza; héroes ignotos, a veces más grandes que los ilustres».[40]

Las conmovedoras palabras de Hugo me recuerdan a nuestros miembros, que luchan con bravura ante retos inimaginables en esta época turbulenta.

En mi juventud, experimenté una lucha como la que describe Hugo. Cuando las empresas de Toda Sensei estaban en crisis, tuve que soportar las burlas y el desprecio de muchos, que decían: «¿Y cómo es que tu fe budista no resuelve tus problemas?». Pero para mí no podía haber otro maestro del kosen-rufu más que Josei Toda. Mi corazón permaneció sereno y libre de dudas. Estaba decidido a entonar Nam-myoho-renge-kyo y batallar con toda mi energía juvenil y con absoluto compromiso para proteger a mi maestro, sin retroceder un solo paso.

En aquel momento, escribí en mi diario: «¡Luchas y adversidades! En su transcurso, cultivarás verdadero humanismo»;[41] y «Porque tengo fe, soy partícipe del valor, del gran bien, de la vitalidad exultante, y siento la felicidad de la revolución humana».[42] Esa era mi firme convicción.

Creía plenamente en la verdad de las palabras: «Cuando el cielo se despeja, la tierra se ilumina. Del mismo modo, cuando uno conoce el Sutra del loto, comprende el significado de todas las cuestiones mundanas».[43]

Colmado de gratitud por poder aprender de un maestro tan excelente y esforzarme a su lado, seguí atravesando el torbellino hasta llegar a la resonante victoria que permitió a Toda Sensei asumir la segunda presidencia de la Soka Gakkai. […]

Aquellos días de lucha implacable son la historia de oro de mi juventud y la verdadera práctica budista enfocada en la revolución humana. El Daishonin escribe: «El hierro se convierte en una magnífica espada cuando es sometido al fuego y a los golpes».[44] Tal como él sostiene, en ese período de mi vida me dediqué a forjar un estado de vida adamantino, indestructible, y a adquirir incontables «tesoros del corazón».[45]

Desde esos años juveniles, he trabajado sin flaquear por el kosen-rufu como discípulo de Toda. He hecho realidad todo lo que él vislumbró. Precisamente por esta lucha basada en la inseparabilidad de maestro y discípulo es que se trazaron los cimientos de la Soka Gakkai como organización global. Hoy, han surgido en todo el mundo jóvenes «Shin’ichi Yamamoto» herederos de ese legado, que están continuando nuestra marcha hacia al porvenir.

EL GRAN CAMINO DE ESPERANZA Y DE VICTORIA POR MEDIO DE LA REVOLUCIÓN HUMANA

Las verdaderas victorias son las que ganamos día a día. Sin acumular tales triunfos cotidianos, no puede lograrse una gran victoria de la vida.

El camino más certero hacia la revolución humana y la transformación de la sociedad consiste en que cada uno de nosotros cultive flores de felicidad y de victoria en su propia vida y amplíe el círculo de aliento en los lugares donde transcurre su existencia cotidiana. Esa es la forma de concretar el ideal del Daishonin de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra», es decir, la paz mundial.

Con esta finalidad, como nobles campeonas y campeones de los ideales y valores humanos que practican la Ley Mística, les pido que no sean vencidos. ¡Venzan con fe genuina! ¡Venzan en su vida cotidiana! ¡Venzan en la sociedad! ¡Venzan en la vida! ¡Venzan por siempre!

¡Pongámonos en pie! ¡Sigamos avanzando con espíritu audaz, en armonía y con optimismo, por este gran camino de esperanza y de victoria!

(Traducción del artículo publicado en la edición de enero de 2021 de Daibyakurenge).


[24]Las tres clases de tesoros, en END, pág. 892. Texto dirigido a Shijo Kingo y fechado el 11 de septiembre de 1277. En esta carta, el Daishonin se refiere a los tesoros del corazón y a nuestra conducta como seres humanos, enseñando a Shijo Kingo la clave de la victoria en la vida.

[25]Ryokan (1217-1303): Sacerdote de la escuela Preceptos-Palabra Verdadera y prior del templo Gokuraku-ji desde 1267. Durante muchos años, Ryokan hostigó a Nichiren y sus discípulos, tanto de forma abierta como encubierta.

[26]Debate de Kuwagayatsu: Debate realizado en Kuwagayatsu, Kamakura, en 1277, entre un discípulo del Daishonin llamado Sammi-bo y un sacerdote de nombre Ryuzo-bo, que estaba a las órdenes de Ryokan, del templo Gokuraku-ji. Ryuzo-bo fue vencido por Sammi-bo de manera apabullante. Kingo participó en el debate como simple observador, y no pronunció una sola palabra. Sin embargo, llegó a oídos del señor feudal Ema la noticia de que Shijo Kingo había interrumpido el curso del debate junto a varios colegas suyos, portando espadas desenvainadas.

[27]Este alegato, conocido como la Carta de petición de Yorimoto [Shijo Kingo], fue escrito por Nichiren Daishonin y dirigido al señor feudal Ema en nombre de Shijo Kingo en junio de 1277. Al parecer, el documento no llegó a ser entregado.

[28]Una exhortación a no mezquinar los feudos, en END, pág. 866.

[29]Las tres clases de tesoros, en END, pág. 892.

[30]Ib.

[31]Ib.

[32]«La naturaleza de Buda se manifiesta desde el interior y genera protección desde el exterior» es una frase del gran maestro Miao-lo que aparece en su obra Comentario sobre «Gran concentración e introspección».

[33]Nine Thoughts to One World (Nueve pensamientos por cada palabra), en WND-2, pág. 730.

[34]Héroe del Mundo: Uno de los títulos honoríficos o apelativos del Buda. Referencia al heroísmo con que los budas conquistan los deseos mundanos y los sufrimientos de todas las personas y las guían al logro de la iluminación con suprema sabiduría e inmenso amor compasivo.

[35]El Héroe del Mundo, en END, pág. 876.

[36]La estrategia del «Sutra del loto», en END, pág. 1045.

[37]Bodisatvas de la Tierra: Innumerables bodisatvas que aparecen en el capítulo «Surgir de la tierra» (15.°) del Sutra del loto, a quienes Shakyamuni confía la tarea de propagar la Ley después de su muerte. En el capítulo «Poderes sobrenaturales» (21.°), juran difundir la enseñanza del Buda en el mundo saha, época perversa del Último Día de la Ley, liderados por el bodisatva Prácticas Superiores.

[38]SL, cap. 21, pág. 273.

[39]HUGO, Víctor: Les Misérables (Los miserables), trad. ingl. Julie Rose, Nueva York: Random House, 2008, pág. 560.

[40]Ib.

[41]IKEDA, Daisaku: A Youthful Diary: One Man’s Journey from the Beginning of Faith to Worldwide Leadership for Peace, pág. 67. Anotación correspondiente al 5 de diciembre de 1950.

[42]Ib., pág. 76. Anotación del 11 de enero de 1951.

[43]El objeto de devoción para observar la vida, en END, pág. 397.

[44]Carta desde Sado, en END, pág. 322.

[45]Las tres clases de tesoros, en END, pág. 892.

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