La clave de la victoria futura está aquí y ahora


A continuación presentamos el extracto de un reciente ensayo de Daisaku Ikeda perteneciente a la serie Nuestra brillante revolución humana.

Este verano, en Japón y en muchas partes del mundo las altas temperaturas han superado los registros históricos […] [y también se han desencadenado] lluvias torrenciales y tormentas de fuerza destructiva. […]

Estoy orando sinceramente por la protección y la seguridad de todas las personas que habitan en las zonas afectadas, para que los daños sean mínimos y para que la recuperación sea inmediata. También estoy entonando daimoku para que nadie enferme a causa de las altas temperaturas y para que los cultivos sobrevivan en medio de estas duras condiciones.

Nichiren Daishonin lamentó: «[H]oy vivimos en una época de desorden, que no permite hacer mucho a las personas comunes [porque el poder del pueblo es débil]».[1]

Reafirmemos nuestro compromiso de fortalecer y aunar la fuerza de las personas, mientras nos esforzamos en construir un mundo pacífico y próspero basados en los principios humanísticos del budismo Nichiren.

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La palabra en japonés mirai, que significa «futuro», aparece en repetidas ocasiones en los escritos del Daishonin.

Por ejemplo, en Saldar las deudas de gratitud, dice: «Si el amor compasivo de Nichiren es realmente grande y amplio, Nam-myoho-renge-kyo se propagará durante diez mil años y más aún, por toda la eternidad [mirai]».[2]

En La apertura de los ojos, señala: «Shakyamuni, Muchos Tesoros y los demás budas quieren asegurar la propagación futura del Sutra del loto para que esté al alcance de todos los hijos del Buda a lo largo de los tiempos por venir [mirai]».[3]

Y en Sobre la profecía del Buda, observa: «He visto que la profecía del Buda se aplica a su persona; ahora bien, ¿qué es lo que usted, por su parte, predice [para el futuro (mirai)?[4]».[5]

De hecho, en la reciente edición revisada de Nichiren Daishonin gosho zenshu (Obras completas de Nichiren Daishonin), el término mirai aparece 175 veces.

Nuestra práctica budista es para el presente y para el futuro. De acuerdo con la enseñanza que dice: «[S]i queréis comprender qué resultados se manifestarán en el futuro, observad las causas que existen en el presente», es importante generar, en este momento, causas que determinarán una gran victoria en los tiempos por venir.

El futuro es también un tema central que atraviesa el Sutra del loto, donde se esclarece una pregunta decisiva: ¿cuál es la enseñanza correcta que deberá propagarse en la época corrupta posterior a la muerte del buda Shakyamuni, y quiénes asumirán dicha tarea?

El Daishonin superó todas las dificultades imaginables y reveló la esencia del Sutra del loto en la forma del Gohonzon, para asegurar la felicidad de todos los seres a lo largo del eterno futuro del Último Día de la Ley.

Nuestra práctica budista es para el presente y para el futuro. De acuerdo con la enseñanza que sostiene: «[S]i queréis comprender qué resultados se manifestarán en el futuro, observad las causas que existen en el presente»,[6] es importante generar, en este momento, causas que determinen una gran victoria en los tiempos por venir.

En tal sentido, los responsables del Departamento Futuro son abanderados dignos del máximo respeto; con su labor, están forjando a los jóvenes sucesores que asumirán la noble tarea del Buda. […]

Quiero, además, extender mi sincero respeto a las personas que se dedican a la noble labor de la crianza de los niños, y a toda nuestra familia Soka, que apoya esta diligente tarea. Por último, quiero agradecer a los integrantes del Departamento de Educadores, que [en Japón] están creando espacios seguros de apoyo a padres y madres mediante sesiones de diálogo sobre la educación familiar y otras actividades relacionadas.

Se dice que la flor de loto produce flor y fruto al mismo tiempo; de la misma manera, sin falta, hay un fruto de esperanza dentro de cada vida joven (fotografía tomada por Daisaku Ikeda en julio pasado, en Tokio) | Foto: Seikyo Shimbun

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El 30 de julio, el Departamento Futuro [de Japón] llevó a cabo un vibrante Curso de Capacitación Estival en la Universidad Soka, una «fortaleza para la paz»,[7] con emisión en directo a centros de la Soka Gakkai de todo el país. Los 25 000 estudiantes de secundaria y bachillerato que participaron en el curso interpretaron la canción del Departamento Futuro «Abanderados de la justicia», con voces que siguen resonando vivamente en lo profundo de mi vida.

La experiencia que contó una estudiante de la prefectura de Kanagawa conmovió a todos. Esta adolescente habló del sufrimiento que le produjo no poder asistir a clases como deseaba durante los años de enseñanza primaria y secundaria. Sin embargo, gracias al apoyo y al aliento de sus compañeros de la familia Soka, pudo recobrar fuerzas para no ser vencida por sus dificultades. Hoy, está participando en un programa de enseñanza secundaria a distancia y construyendo una vida de realización, admirablemente comprometida con sus sueños para el futuro.

La primera persona de su familia que inició la práctica de la fe fue su bisabuelo, un querido y viejo amigo mío, al que jamás olvidaré. Lo conocí en una reunión de diálogo de la que fui responsable, en Kawasaki, prefectura de Kanagawa, en 1952.

Con el anhelo de dedicarse a la pintura, este compañero se había mudado desde la prefectura de Saga, en Kyushu, a Tokio. Un amigo suyo lo invitó a asistir a una reunión de diálogo y en ella, su primera actividad de la Soka Gakkai, fue donde tuvimos la oportunidad de conocernos. Conversando, expresó sus dudas sobre sus posibilidades de tener éxito como artista. Sin dudar, le dije: «¡Prueba a practicar el budismo Nichiren e intenta convertirte en el mejor pintor de Japón!». Asintió profundamente y decidió ingresar en la Soka Gakkai.

Seguí alentándolo en muchas otras oportunidades. Este miembro, que llegó a ser un pintor muy reconocido, fue uno de los primeros integrantes del Departamento de Artistas cuando se fundó. En sus últimos años, fue director honorario del Museo de Bellas Artes Fuji de Fujinomiya, en la prefectura de Shizuoka. Uno de sus cuadros se exhibe en la Universidad Soka de América.

El joven con el que hablé en aquella reunión de diálogo, hace tantos años, abrazó la fe en la Ley Mística y creó una sublime obra maestra del arte y de la vida. Hoy, la música triunfal de la fe resuena en cuatro generaciones de su familia. Sin duda, a través de afrontar las vicisitudes de la existencia a lo largo de tantos años, la magnitud del apoyo y el aliento que esta familia ha intercambiado con innumerables compañeros de fe es enorme.

Avanzando hacia el mañana como «abanderados de la justicia»: miembros del Departamento Futuro de Japón reunidos con motivo del Curso de Capacitación Estival celebrado en el campus de la Universidad Soka (en julio pasado, en Hachioji, Tokio) | Foto: Seikyo Shimbun

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En agosto de 1273, durante su exilio en la isla de Sado, el Daishonin escribió una carta a Shijo Kingo y su esposa, Nichigen-nyo, una pareja de discípulos de Kamakura que estaban sufriendo a causa de la enfermedad de su hija, la pequeña Kyo’o. En el escrito, les dice que ha estado orando a las deidades del sol y de la luna por la recuperación de la niña en cada momento del día.[8] Y declara: «Los infortunios de Kyo’o se convertirán en buena fortuna. Ármese de fe y ore a este Gohonzon. Entonces, ¿habrá algo que no pueda lograr?».[9]

Cada familia tiene sus problemas, y la crianza de los hijos es un reto universal. A veces, las familias y los hijos se ven afectados por dificultades inesperadas. ¡Pero no olvidemos que contamos con el rugido de león de Nam-myoho-renge-kyo! Tenemos el Gohonzon, sobre el cual dijo el Daishonin: «Yo, Nichiren, he inscrito mi vida en tinta sumi; por eso, crea en el Gohonzon con todo su corazón».[10]

A través de armarnos de fe valerosa, «[l]os infortunios […] se convertirán en buena fortuna»,[11] sin falta. Podremos transformar todas las adversidades en futura buena fortuna para nuestra familia e hijos.

Ese es el poder de la fe y la práctica, que puede «convertir el veneno en medicina», tal como nos enseñó Nichiren Daishonin, el Buda del Último Día de la Ley, hace más de 750 años. […]

Un futuro brillante no es algo que surja de la nada, de un día para el otro. Es la culminación de nuestra determinación interior en cada instante. Por eso es esencial que alentemos sinceramente a la persona que tengamos frente a nosotros. Y que, luego, continuemos avanzando a su lado, en armonía, esforzándonos hoy y, de nuevo, mañana. Solo podemos crear un futuro brillante a través de este compromiso permanente y sostenido.

Cuidados presentes en bien del porvenir: miembros del Departamento Futuro de la SGEs participan en la ceremonia de plantación de un sauce en el Jardín de la Paz, en torno al Centro Cultural Soka (mayo de 2022, en Rivas-Vaciamadrid) | Foto: Monica De Pascalis

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–¿Cuál es la manera correcta de vivir?

Esa es la pregunta que hice a mi maestro Josei Toda a mis diecinueve años, el día que lo conocí, hace setenta y seis años [en agosto de 1947].

Su respuesta fue muy clara: «Está bien que te preguntes cuál es la forma correcta de vivir. Pero te será mucho más provechoso dedicar tu tiempo a probar a practicar el budismo del Daishonin. Eres joven. Si lo haces, algún día, sin falta, ¡te verás recorriendo el camino correcto en la vida!».

Y todo ocurrió exactamente como dijo.

Con el corazón embargado de gratitud, decidido a registrar por escrito el camino correcto de la vida que pude recorrer con la Ley Mística, mi maestro, mis compañeros y la Soka Gakkai, tomé la pluma y escribí los doce volúmenes de La revolución humana y los treinta volúmenes de La nueva revolución humana.

Empecé a escribir La nueva revolución humana el 6 de agosto de 1993, hace tres décadas, en la prefectura de Nagano. Elegí hacerlo ese día por ser el aniversario del bombardeo atómico de Hiroshima, la primera vez en la historia en que se usó un arma nuclear. El libro comienza con la frase: «Nada es más precioso que la paz. Nada produce mayor felicidad».

En esta obra de treinta volúmenes, transmito la historia de la lucha conjunta en pos de la revolución humana protagonizada por los compañeros Bodisatvas de la Tierra de Japón y del mundo entero, trabajando infatigablemente con mi mismo corazón para consumar la sagrada tarea del kosen-rufu en aras de la felicidad humana y la paz duradera. Sin duda, el Daishonin estará elogiando esta «historia espléndida»[12] [que se transmitirá al futuro].

Confío en que, a través de esta novela, podré entablar un diálogo eterno, en cualquier momento y lugar, con los jóvenes que continuarán el espíritu de maestro y discípulo de los primeros tres presidentes de la Soka Gakkai.

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Shakyamuni pasó sus años de formación contemplando las cumbres de los Himalayas –el sistema montañoso más alto del planeta–, mientras que Nichiren Daishonin lo hizo escrutando la inmensidad del Pacífico –el océano más extenso del mundo–.

Hoy, a los miembros del Departamento Futuro, jóvenes amigos y amigas que están creciendo magníficamente, podemos ofrecerles el sol del budismo del pueblo –la filosofía más excelsa del universo– y la infinita tierra de los Bodisatvas de la Tierra –el cimiento para la victoria de la gente–. ¡Hagamos de esto una fuente de orgullo y esperanza insuperables para nosotros!

Una vez, enfrentado a una tormenta de críticas, Toda Sensei declaró: «La lucha que hoy estamos librando es para los próximos cien y doscientos años. Aunque nadie entienda nuestro movimiento ahora –aseguró con confianza–, la historia demostrará que estamos en lo correcto».

Recuerdo que cuando mencioné estas palabras del maestro Toda a Mijaíl Gorbachov y su esposa Raisa, quienes fueran presidente y primera dama de la Unión Soviética, ambos asintieron y me devolvieron una sonrisa de comprensión.

Ahora, ha llegado el momento de asumir un nuevo desafío para dar forma a un futuro más brillante. Acerquémonos a las personas, una tras otra, para conversar y entablar lazos. ¡Forjemos sucesores capaces, con la certeza de que la clave de la victoria futura está aquí y ahora!

(Traducción del artículo publicado el 10 de agosto de 2023 en el Seikyo Shimbun).


[1] ↑ El cuerpo y la mente de los seres, en END, pág. 1180.

[2] ↑ END, pág. 773.

[3] ↑ END, pág. 303.

[4] ↑ END, pág. 423.

[5] ↑ En el original, todos estos pasajes contienen la palabra japonesa mirai, que en inglés se traduce de diversas formas.

[6] ↑ Paráfrasis de un pasaje del Sutra sobre la contemplación de la mente como terreno, citado en La apertura de los ojos, en END, pág. 295.

[7] ↑ Al fundar la Universidad Soka, el maestro Ikeda enunció los siguientes tres lemas para dicha casa de estudios: 1) ser la cumbre académica de la educación humanística; 2) ser la cuna de una nueva cultura; 3) ser una fortaleza para la paz de toda la humanidad.

[8] ↑ Véase Respuesta a Kyo’o, en END, pág. 433.

[9] ↑ Ib.

[10] ↑ Ib.

[11] ↑ Ib.

[12] ↑ Véase Carta a los hermanos, en END, pág. 523.

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