Soledad (Sole) Risco Sánchez | Torrejón de Ardoz
Conocí la práctica del budismo Nichiren en la Soka Gakkai en el año 2015 a través de mi hermana mayor, a quien se lo agradezco profundamente. Una joven había hablado sobre el budismo con su hijo –mi sobrino– en el gimnasio, y lo había invitado a una reunión de diálogo. Mi hermana lo acompañó para ver de qué se trataba, y le gustó tanto que nos habló sobre ello a toda la familia. Así, a la primera reunión a la que asistí, fuimos mi madre, mi hermana mayor, mi hermana gemela y yo, y todas tenemos la buena fortuna de seguir practicando actualmente.
Recibí el Gohonzon un año después de empezar a practicar, en 2016, y a medida que iba haciendo daimoku, participando en las actividades y estudiando, me di cuenta de que estaba transformando positivamente muchos aspectos de mí, haciendo que surgiese la fuerza para afrontar todas las situaciones que se presentaban en mi vida. Por ejemplo, comencé a cambiar mi tendencia a querer tener todo bajo control y a querer hacer las cosas siempre a mi manera; fui aprendiendo a escuchar más y a pensar más antes de hablar, a no juzgar y no ser muy impulsiva. Y cuando, en un momento dado, tuvimos problemas económicos en la familia, lejos de desesperarme, me mantuve tranquila y confiada en que se iban a resolver. En realidad, fueron las personas a mi alrededor quienes me hicieron notar el cambio que estaba experimentando.
A medida que iba haciendo daimoku, participando en las actividades y estudiando, me di cuenta de que estaba transformando positivamente muchos aspectos de mí […]. En realidad, fueron las personas a mi alrededor quienes me hicieron notar el cambio.
Trabajo como vigilante de seguridad en el aeropuerto de Madrid-Barajas, lugar donde conocí a mi marido Juanma, con quien este mes cumplimos veinte años de matrimonio.[1] Paralelamente a mi trabajo, desde hace varios años estoy activa en el movimiento sindical, con el propósito de mejorar las condiciones laborales y defender los derechos de los trabajadores de seguridad. Comencé porque me lo pidieron mis compañeros, llegando a ser secretaria general. Lo cierto es que, al no estar liberada, esto ha traído consigo muchas horas de trabajo extra.
Uno de los mayores desafíos que tuve que superar como secretaria general en el sindicato fue enfrentar las consecuencias dañinas del comportamiento de un compañero, quien comenzó a manipular la información, tergiversar lo hablado con las empresas, firmar afiliaciones falsas, apropiarse de dinero de forma indebida, y un largo etcétera. Era mi mano derecha, y sufrí porque me costó mucho darme cuenta de ello: su actitud manipuladora hacía que me preguntara continuamente si la que estaba equivocada era yo. Pero, cuando por fin lo vi y entendí claramente, decidí renunciar a ese sindicato, ya que quise realizar una asamblea para explicar la verdad a mis compañeros, pero no me dejaron. Tras un breve parón, otros siete compañeros que habían renunciado junto a mí y yo tomamos la iniciativa de fundar otro sindicato, del que de nuevo soy secretaria general.
La creación de esta nueva organización sindical, hace ahora dos años y medio, no sentó bien a quienes seguían en la anterior. Empezaron a hablar mal de nosotros, a difundir mentiras sobre el motivo de nuestra dimisión, y a desprestigiarnos. Además, no nos apoyaban en ninguna de las iniciativas de mejora que proponíamos, aunque tuvieran la meta de afectarnos positivamente a todos.
Es tal como dice Daisaku Ikeda: «Para hacer realidad cualquier iniciativa hay que enfrentar dificultades, reveses y circunstancias aparentemente imposibles de superar. Se necesita el compromiso inamovible de triunfar y de alcanzar la meta sin importar los obstáculos que puedan surgir».[2]
Es tal como dice Daisaku Ikeda: «Para hacer realidad cualquier iniciativa hay que enfrentar dificultades, reveses y circunstancias aparentemente imposibles de superar. Se necesita el compromiso inamovible de triunfar».
Oré y sigo orando por la felicidad de aquel excompañero del sindicato. Antes de que sucediese todo esto, había surgido en mí el deseo de acercarle a la práctica, así como a su pareja, e incluso había estado con ellos en el Centro Cultural Soka.
Después de tanto daimoku por esa situación, me he dado cuenta de que he podido transformar el sufrimiento: ya puedo participar en las reuniones del comité de empresa sin que me afecte su presencia, y lo ocurrido me ha permitido aprender a sacar la voz de verdad.
Como ha enseñado y demostrado Ikeda Sensei con su vida, no tener todo a tu favor no impide seguir para que se haga justicia. De hecho, hemos logrado varias victorias sindicales.
A lo largo de estos años de lucha, a menudo he compartido con mis compañeros palabras de aliento de Sensei. Varios de ellos han empezado a practicar, y algunos han recibido el Gohonzon. Otros vinieron por primera vez al Centro Cultural Soka para asistir a la Asamblea de la Alegría Soka de nuestra zona y ahora están practicando.
Me he dado cuenta de que, cada vez que digo «sí» a una propuesta de la Soka Gakkai, inevitablemente avanzo.
Mi marido también ha empezado a practicar. Estoy viendo un gran cambio positivo en él, y la alegría que transmite mientras se desafía en las actividades de la SGEs es increíble. Nuestro hijo de catorce años, Gonzalo, siempre asiste a las reuniones de diálogo, que muchas veces han sido en nuestra casa. Cuando era más pequeño era mi mochilita y lo llevaba a todas las actividades a las que iba. Le encantaba el ambiente tan cariñoso que encontraba y algunas veces ha participado activamente. También asiste a las reuniones del Departamento Futuro. Tiene sus propios desafíos y metas, y estoy segura de que está grabando valiosos recuerdos y enseñanzas que le ayudarán en su vida.
Como vicerresponsable de distrito general, tengo el gran beneficio de apoyar a varios grupos de diálogo. Me he dado cuenta de que, cada vez que digo «sí» a una propuesta de la Soka Gakkai, inevitablemente avanzo. Eso no significa que deje de tener problemas, pero cada vez que acepto una nueva responsabilidad trasciendo mis dificultades en lugar de dejarme derrumbar por ellas.
Además, al estar con más personas y escuchar más experiencias, me enriquezco más y renuevo la determinación de seguir adelante con mi lucha personal y mis desafíos para que otras personas se fortalezcan también. Así que solo quiero añadir: ¡muchas gracias!
[1] ↑ N. de E.: Juanma Medina firma una experiencia en esta misma sección, a continuación.
[2] ↑ IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Volúmenes 25 y 26, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2022, pág. 262.