La inseparabilidad de maestro y discípulo y el camino hacia la paz


Orientación para la SGEs


Junto con el establecimiento del Departamento de Jóvenes,[1] en la Soka Gakkai en julio se conmemoran otras dos series de acontecimientos importantes, que abordamos y relacionamos en este artículo: el 3 de julio es el Día de la Inseparabilidad de Maestro y Discípulo[2] y el 16 de julio es la fecha en la que Nichiren Daishonin presentó el tratado titulado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, en 1260.

En el cuarto capítulo del volumen 4 de La nueva revolución humana, Daisaku Ikeda pone de relieve el nexo entre los temas simbolizados por ambas fechas. Llevando el título «Rissho Ankoku» (Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra es la traducción de Rissho Ankoku Ron), empieza tratando el significado del 3 de julio. Ese día, en 1945, la liberación de Josei Toda como prisionero de conciencia representó un momento clave en la labor de la Soka Gakkai de restaurar en tiempos modernos aquel propósito original del budismo: asegurar la paz y la felicidad de la gente (véase la cita en el recuadro complementario).

Tras el fin de la guerra, en Japón se estableció un sistema democrático. No obstante, el conjunto de medidas implementadas a ese fin no implicaron de por sí un cambio en la tendencia profunda de la autoridad –a buscar un dominio absoluto e inhumano– que había motivado la detención y reclusión de los dos primeros presidentes fundadores de la Soka Gakkai. De hecho, durante el episodio conocido como Inci­dente de Osaka, esa tendencia volvió a manifestarse, y el propio Daisaku Ikeda fue acusado injustamente de infringir la ley. Por una mística coincidencia, el 3 de julio de 1957, justo en la fecha en que el maestro Toda había sido liberado doce años antes, su joven sucesor fue arrestado.[3]

En el capítulo citado, el maestro Ikeda reflexiona:

Si la Soka Gakkai hubiera cedido a los deseos de quienes estaban en el poder, si hubiese cerrado los ojos ante el sufrimiento y la injusticia social, si se hubiera convertido en una «religión muerta», preocupada solo por el solaz espiritual en esta Tierra y una vida pacífica en el más allá, jamás habría entra­do en conflicto con el Gobierno.

Pero una religión así no puede realizar su propósito esencial: llevar felicidad a las personas y paz a la comuni­dad. La religión que se dedica a construir una sociedad dedicada a la felicidad y el bienestar de las personas debe estar preparada para enfrentar el ataque de autoridades corruptas e inescrupulosas, propensas a someter al pueblo a su antojo.[4]

En un diálogo con responsables del Departamento de Estudio de la Soka Gakkai, Ikeda Sensei resume la relación entre los términos que componen el título de la tesis Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra afirmando que establecer la enseñanza correcta es la condición básica para asegurar la paz en la tierra y que, a su vez, la paz de la tierra es el objetivo fundamental de establecer la enseñanza correcta:

La «enseñanza correcta» a la cual se refiere Nichiren Daishonin […] es la enseñanza del Sutra del loto, que brinda a todas las personas la posibilidad de abrir el poder fundamental de la naturaleza de Buda latente en su vida, y así desplegar la budeidad. En el orden individual, «establecer la enseñanza correcta» es desarrollar una firme fe en el Sutra del loto. Significa que cada persona aspire a concretar la felicidad para su propia vida y para los demás. […] [C]onsolidar firmemente los conceptos de dignidad humana y de la dignidad suprema de la vida, que son la esencia del Sutra del loto, como filosofía conductora de todos los asuntos sociales es «establecer la enseñanza correcta» en el orden social.

Concretar la «paz de la tierra» (lo cual constituye el propósito de «establecer la enseñanza correcta») es crear una sociedad pacífica en la cual las personas puedan disfrutar de felicidad y de seguridad, y desarrollar su humanismo al máximo.[5]

A lo largo de junio hemos celebrado por toda España vibrantes y significativas Asambleas de la Alegría Soka, en las que hemos festejado el 40.º aniversario de la segunda visita de Daisaku Ikeda a España y hemos reflexionado sobre cómo seguir haciendo florecer el camino abierto por el maestro. El mensaje que él mismo envió para la ocasión nos alienta a continuar esforzándonos juntos con fe valiente y espíritu juvenil, conduciendo una vida dedicada a la noble misión del kosen-rufu y la paz mundial. También nos insta a construir una «capital de la armonía de la vida» en nuestra comunidad y en la sociedad donde vivimos, en respuesta a nuestro propio juramento, a la vez que mostramos pruebas reales de la grandeza de la fe y expandimos una red solidaria de esperanza y felicidad.

Con este espíritu, ¡partamos ahora hacia la segunda mitad de este año, con la mirada puesta en el 10.º aniversario de la inauguración de la Sede del Gran Juramento del Kosen-rufu el próximo 18 de noviembre, Día de la Fundación de la Soka Gakkai!

«El 3 de julio de 1945 –solo algunas semanas antes de finalizar la Segunda Guerra Mundial–, Toda había abandonado la prisión y había asumido el compromiso de su maestro, Tsunesaburo Makiguchi, de difundir el budismo Nichiren. Dos años de encarcelamiento, por orden del Gobierno militar, habían dañado su salud. Se encon­traba lastimosamente delgado e inseguro en el andar. Sin embargo, debajo de sus salientes costillas ardía la llama de un feroz compromiso con el kosen-rufu; una llama alimentada por la vehemente ira que le producía el poder demoníaco que había matado a su amado maestro[6] y sometido al pueblo japonés a un sufrimiento extremo.
.

Bajo la presión de las autoridades, la mayoría de sus compañeros había renunciado a la fe; no había a quien recu­rrir. El futuro del kosen-rufu descansaba únicamente sobre sus hombros. Había decidido levantarse solo y llevar en alto el estandarte del budismo de Nichiren Daishonin, sin esperar ayuda alguna. A partir de ese día, el manantial de la Ley había fluido abundantemente, como si una corriente subterránea comenzara a brotar de la tierra para nutrir el reseco suelo del Japón de posguerra. El 3 de julio, la Soka Gakkai había renacido. Ese día, el rey león del kosen-rufu se había libera­do de las cadenas de la dictadura militar y, una vez más, había empezado a luchar con orgullo».
.

(Fragmento de IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Volúmenes 3 y 4, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2010, pág. 324; adaptado)..
.

(Haz clic para volver al texto principal del artículo).


[1]Véanse, en este número, las secciones «Para dialogar», «Jóvenes 2030» y «Estudio».

[2]La relación de maestro y discípulo, de importancia capital para el budismo Nichiren, se celebra también el 6 de junio, a nivel europeo, y el 15 de octubre, en la SGEs. El 3 de julio es una fecha conmemorativa de ámbito global.

[3]El arresto, justificado por una supuesta conculcación de la ley electoral, se prolongó durante dos semanas, hasta el 17 de julio. A ello siguió un juicio que duró casi cuatro años, al cabo de los cuales Daisaku Ikeda fue exonerado de todos los cargos, el 25 de enero de 1962.

[4]IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Volúmenes 3 y 4, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2010, pág. 322.

[5]IKEDA, Daisaku et. al.: Diálogo sobre la religión humanística: El mundo de los escritos de Nichiren Daishonin. Volumen 1, págs. 119 y 120 (adaptado).

[6]El presidente fundador de la Soka Gakkai Tsunesaburo Makiguchi, arrestado junto con su discípulo Josei Toda, murió en prisión como resultado del efecto que las duras condiciones del encierro tuvieron sobre su avanzada edad, 73 años, el 18 de noviembre de 1944.

Scroll al inicio