La paz empieza en el corazón humano


Para nuestros encuentros de jóvenes


En diciembre celebramos el último encuentro mensual de este «Año de los jóvenes y del triunfo». Con la mirada puesta ya en 2024, en este encuentro queremos dialogar sobre los fundamentos de la filosofía y las actividades de Soka Gakkai para la creación de una cultura de paz.

En el volumen 21 de La nueva revolución humana, Shin’ichi Yamamoto mantiene un interesante diálogo con algunos responsables jóvenes de la Soka Gakkai. Sorprendidos por los lazos que él había creado con pensadores, mandatarios y personalidades de todo tipo de ideologías y lugares del mundo, le preguntan: «¿Qué actitud debemos tener para poder ganarnos la empatía y la buena voluntad de personas con valores e ideologías tan diferentes?». Shin’ichi les responde:

Las personas son distintas de muchas maneras […], pero siempre tienen puntos en común que trascienden cualquier diferencia.
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Primero, todos somos seres humanos que habitamos el mismo planeta Tierra. Segundo, todos nos esforzamos por vivir de la mejor manera posible a la vez que enfrentamos los sufrimientos de nacimiento, envejecimiento, enfermedad y muerte que conlleva la vida, y anhelamos la felicidad personal y la paz. Si partimos de estas realidades, podemos llegar a reconocer los ideales universales que todos deberíamos defender: el respeto por la dignidad del individuo, es decir, el derecho inviolable de la vida y a la felicidad que tiene todo ser humano. Por eso, la guerra es absolutamente inaceptable.
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Esta declaración de que la vida posee un valor supremo es obtenida por la filosofía de Nichiren Daishonin, que enseña que todos los seres vivos poseen el estado inherente de Buda. Por eso, el presidente Toda, como practicante de esta filosofía, defendió la idea de una ciudadanía global y abogó por la abolición de las armas nucleares.[1]

Más adelante, en el mismo volumen, dialogando con representantes del Comité Soviético por la Paz, Shin’ichi explica:

[N]uestra actividad fundamental consiste en expandir en los hogares, las comunidades y los lugares de trabajo una red humanista de individuos que se preocupen por la felicidad ajena, se ayuden mutuamente, se respeten y confíen los unos en los otros. Creemos que la causa fundamental de la guerra es el recelo y la desconfianza. Por eso nuestro movimiento busca alentar a cada persona a emprender la práctica de lo que llamamos revolución humana para superar esa desconfianza y crear un modelo de convivencia, armoniosa no en teoría, sino en la vida real, y expandirlo alrededor del mundo trascendiendo las fronteras nacionales, étnicas e ideológicas.[2]

Ikeda Sensei ha dedicado su vida entera a tender puentes de diálogo y confianza con personas de todo tipo, mientras dentro de Soka Gakkai forjaba una red de jóvenes valores humanos –nosotros– que nos esforzamos por llevar a cabo nuestra revolución humana y contribuir a la creación de una cultura de paz. ¡Hagámoslo con más fuerza y pasión ahora, cuando más falta hace!

¿Cómo consideras que estás contribuyendo a la creación de una cultura de paz? ¿Has experimentado cómo tu revolución humana ayuda a la creación de una sociedad de respeto a la dignidad de la vida?


[1] ↑ IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Vols. 21 y 22, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, págs. 65-66.

[2] ↑ Ib., págs. 201-202.

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