Mi mayor ilusión


Por Paloma Espinosa Pelegrín · Madrid


Si permaneces alegre y enérgico, valiente y feliz a pesar de tu dificultad física, les darás esperanza a muchas personas que enfrentan desafíos similares. En otras palabras, tienes una misión que sólo tú puedes cumplir. Cuando descubrimos cuál es nuestra misión, surgen de lo más profundo de nuestro ser una alegría y una fortaleza tremendas. La fe hace posible esto. Por lo tanto, espero que practiques con convicción durante toda tu vida.[1]

En una carta que Nichiren Daishonin dirigió a dos de sus discípulos, los hermanos Ikegami, cuando estaban enfrentando muchos problemas a causa de la oposición del padre a su fe, les escribió: «Sea cual fuere el problema que surja, consideren que es apenas un sueño y piensen sólo en el Sutra del loto».[2]

En noviembre de 2017 me diagnosticaron un cáncer. Me operaron, al mes me volvieron a operar, y seguidamente recibí un tratamiento de seis meses de quimioterapia. Estuve muy grave.

Fue entonces cuando decidí seguir esta orientación del Daishonin: dejar de pensar todo el día en la pesadilla que estaba viviendo, y centrarme en el Sutra del loto. Es decir, me centré en orar –aunque no podía ni sentarme, lo hacía tendida desde la cama–; en leer los escritos de Nichiren Daishonin, la revista Civilización Global y La nueva revolución humana, y en dialogar y alentar a los demás basada en mi práctica budista.

En aquellos momentos tan duros, Ikeda Sensei fue mi más fuerte inspiración. Sin duda, fue el deseo de responder a mi maestro y vencer lo que me hizo extraer una gran fortaleza y valentía, y pude derrotar al demonio de la enfermedad, por eso le estoy tan agradecida.

Durante mi convalecencia tuve la suerte de que me propusieran una responsabilidad en el Departamento de Estadística de la Soka Gakkai de España. Fue una gran oportunidad.

Durante mi convalecencia tuve la suerte de que me propusieran una responsabilidad en el Departamento de Estadística de la Soka Gakkai de España.[3] Fue una gran oportunidad de poder seguir contribuyendo al kosen-rufu en un momento en el que todavía me encontraba muy débil y apenas podía hacer nada. Empecé a trabajar en la participación de las actividades, impulsando el movimiento de recogida y registro del número de asistentes a las reuniones mensuales de diálogo de cada grupo. Mi mayor ilusión, y también mi empeño, era y es poder informar a Sensei cada mes de forma fidedigna de cuántas personas participan en las actividades de la SGEs.

Ahora ya estoy totalmente recuperada y, como dice el pasaje de La nueva revolución humana citado anteriormente, puedo «dar esperanza a muchas personas que enfrentan desafíos similares». Siento una profunda gratitud hacia Sensei por haber escrito esta novela; cada vez que abro un volumen, lo hago con la determinación de encontrar ahí una idea que trasladar a mi vida. Es así como sigo trabajando en mi propia revolución humana. Con este esfuerzo constante y con daimoku, logro tener una vida más plena y valiosa; en definitiva, ser más feliz.

En 2030 celebraremos el centenario de la fundación de la Soka Gakkai, y Sensei nos asegura que esta es una década crucial. Yo he decidido hacer que sea la mejor década de mi vida, junto a mi maestro.


[1]IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, vols. 13 y 14, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2019, pág. 113.

[2]Carta a los hermanos, en END, pág. 52.

[3]Paloma es vicerresponsable nacional del Departamento de Estadística de la SGEs.

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