Nuestro comportamiento como seres humanos es el corazón del budismo (1/3)


Expandir nuestro movimiento con sinceridad, sabiduría y alegría


Nueva entrega de la serie de disertaciones de Daisaku Ikeda Iluminando el mundo con el budismo del sol.

A lo largo de su vida, mi maestro Josei Toda apreció a la juventud con todo su corazón. Siempre cumplía las promesas que hacía a los jóvenes, por difícil que esto resultara. Y cuando surgía algún problema, decía con una sonrisa: «Esto es difícil de verdad…»; y entonces trabajaba discretamente, entre bastidores, para resolverlo.

Después de lograr la meta que se había trazado –elevar a 750 000 el número de familias miembros de la Soka Gakkai durante el transcurso de su vida–, y a pesar de su frágil salud, el 16 de marzo de 1958[1] el maestro Toda llevó a cabo una gran ceremonia en la cual confió cada aspecto del kosen-rufu a sus amados jóvenes discípulos y sucesores.

Unos seis mil jóvenes, impulsados por un ardiente espíritu de búsqueda, comenzaron a llegar desde las frías horas de la madrugada para participar. Toda Sensei quiso agradecérselo y alentarlos ofreciéndoles algo caliente para comer, así que dispuso que se les sirviera un humeante tazón de sopa de cerdo.

LA INMORTAL CEREMONIA DEL 16 DE MARZO

El profundo amor compasivo y la atenta consideración del maestro envolvieron como un abrazo a los jóvenes discípulos con la apertura de la inmortal ceremonia del 16 de marzo. Embargado de emoción, Toda Sensei contempló la juventud exuberante que construiría el futuro.

Dijo: «Tenemos la misión de lograr el kosen-rufu, sin falta. Hoy, os confío esa misión a vosotros, los jóvenes. Os confío el futuro. ¡Cuento con vosotros para lograr el kosen-rufu!».

E hizo la poderosa declaración: «¡La Soka Gakkai es la soberana del mundo religioso!». Con ese rugido de león, hizo que la juventud reunida tomara conciencia de su responsabilidad de sostener el futuro del kosen-rufu.

EL GRAN VIAJE HACIA EL LOGRO DE UNA NOBLE REVOLUCIÓN RELIGIOSA

El kosen-rufu es un gran viaje hacia el logro de una noble revolución religiosa, que va más allá de las fronteras de un único país para extenderse al mundo entero, y que trasciende el presente para expandirse al eterno futuro. Es la sagrada tarea de enriquecer la sociedad con la fuerza de la Ley Mística y de hacer que magníficas flores de paz y de felicidad broten en la vida de las personas.

Quienes asumirán el gran trabajo del kosen-rufu son los jóvenes. Cuando la juventud se pone en acción, el testigo espiritual de nuestro movimiento puede pasar de una generación a la siguiente.

Esta vez, comencemos estudiando una carta que Nichiren Daishonin escribió a su joven discípulo Nanjo Tokimitsu, en la cual le instruyó sobre el comportamiento sincero, confiable y respetuoso.

(Continuar leyendo la parte 2/3).


[1] A principios de marzo de 1958, el segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, propuso a su discípulo Daisaku Ikeda organizar una ceremonia que obrase como un ensayo general del kosen-rufu en preparación para el futuro. El 16 de marzo, unos seis mil hombres y mujeres jóvenes se dieron cita en esa ceremonia, moderada por Daisaku Ikeda. Durante la misma, el maestro Toda entregó el testigo del kosen-rufu a sus jóvenes sucesores. Tiempo después, el 16 de marzo pasó a conocerse como el «Día del Kosen-rufu».

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