Propagar la esperanzadora brisa de la eternidad, la felicidad, la verdadera identidad y la pureza


Por Daisaku Ikeda · Junio de 2023


En 1981 –para la Soka Gakkai, el «Año de la juventud»–, viajé por todo Japón y por el mundo, dedicando numerosos poemas a nuestros jóvenes Bodisatvas de la Tierra. Recuerdo con afecto haber escrito estos versos para mis amigos de los Estados Unidos:

La fe es el motor que nos impulsa
en el excitante viaje de la vida,
una existencia trascendente y victoriosa.[1]

Me enorgullece especialmente ver que, en estos más de cuarenta años, nuestros jóvenes han avanzado con paso firme en el viaje de la vida con fe inquebrantable, abriéndose camino por mares tempestuosos de retos y adversidades.

Todos estamos entregados a una intensa y noble lucha para cumplir nuestra misión en bien del kosen-rufu. Con el paso de los años, encontramos desafíos importantes; entre ellos, tener que afrontar enfermedades propias o de nuestros seres queridos, o vernos en la necesidad de cuidar a familiares postrados o ancianos. Hasta Nichiren Daishonin reflexionaba en los meses que precedieron a su muerte: «Mi cuerpo está debilitado y mi espíritu sufre a causa de debates diarios, persecuciones mensuales y dos exilios».[2]

Mi maestro, Josei Toda, alentaba con calidez a los miembros que lidiaban con la enfermedad, citando pasajes de los escritos del Daishonin, como: «[Y]a que [los sutras] enseñan que las personas enfermas sin falta lograrán la budeidad, ¿no podría ser la dolencia de su esposo un designio del Buda? Las enfermedades hacen surgir en nosotros la determinación de entrar en el Camino».[3] Les aseguraba que su lucha contra la mala salud era parte de la misión que habían asumido en el budismo y que debían ver en ello una oportunidad para disminuir su retribución kármica.[4] Para Toda Sensei, esa confrontación indicaba que había llegado para ellos el momento de transformar su karma radicalmente mediante la fe y la práctica budistas.

La Ley Mística es la ley subyacente y eterna del universo. Cuando creemos en esta Ley, podemos retornar cada día a nuestra vida original desde el tiempo sin comienzo, tomar contacto con una ilimitada fuerza revitalizadora, y consolidar en nuestro interior el grandioso e indestructible estado de vida de la budeidad. Todos los sufrimientos del nacimiento, el envejecimiento, la enfermedad y la muerte son retos que debemos afrontar para llegar exitosos a la cumbre del logro de la budeidad en esta existencia. No hay obstáculo que no podamos superar.

Nuestra sociedad está envejeciendo a un ritmo sin precedentes. En este contexto, los miembros de la familia Soka están apoyándose y alentándose cálidamente unos a otros mientras afrontan juntos «las aflicciones que padecen todos los seres».[5] Su ejemplo irradia «la brisa de la eternidad, la felicidad, la verdadera identidad y la pureza[6]»,[7] imbuida de fragante esperanza.

El Daishonin refutó con vehemencia las funciones negativas que causaban sufrimiento a su querido joven discípulo Nanjo Tokimitsu: «¿[N]o deberían curar de inmediato la dolencia de este hombre, brindarle toda su protección y, de esa forma, salvarse del sufrimiento espantoso que suelen padecer los demonios?».[8]

Tomando como referencia el espíritu del Daishonin, entonemos el potente rugido de león de Nam-myoho-renge-kyo que nos permite triunfar sobre cualquier enfermedad. Demos prioridad a la salud, avanzando con sabiduría y buen criterio.

¡Creando una espléndida sinfonía de esperanza y revitalización, prosigamos juntos nuestro «excitante viaje de la vida»!

Transmitamos a nuestros amigos
el gran remedio benéfico de la vida,
con el acompañamiento de la hermosa música
de la eternidad, la felicidad,
la verdadera identidad y la pureza.

(Traducción del artículo publicado en la edición de junio de 2023 de Daibyakurenge).


[1] IKEDA, Daisaku: «To My Beloved Young American Friends–Youthful Bodhisattvas of the Earth» (A mis queridos jóvenes amigos de los Estados Unidos, jóvenes Bodisatvas de la Tierra), en The Sun of Youth: Selected Poems of Daisaku Ikeda (El sol de la juventud: Poemas selectos de Daisaku Ikeda), Santa Mónica, California: World Tribune Press, 2016, pág. 72.

[2] On reprimanding Hachiman (Sobre la advertencia a Hachiman), en The Writings of Nichiren Daishonin (WND), Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, pág. 949.

[3] El buen remedio para todos los males, en Los escritos de Nichiren Daishoinin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 981.

[4] Disminuir la retribución kármica: También llamado «disminuir los efectos del karma adverso». Este término, cuya traducción literal del japonés es «transformar lo pesado y recibirlo en forma ligera», se menciona en el Sutra del nirvana. «Pesado» se refiere al karma negativo acumulado en el transcurso de incontables existencias pasadas. Como un beneficio derivado de proteger la enseñanza budista correcta, podemos experimentar una retribución kármica relativamente atenuada en esta existencia, pudiendo así expiar en el transcurso de una vida un karma muy pesado cuyos efectos, normalmente, no solo afectarían esta, sino muchas futuras existencias.

[5] On reprimanding Hachiman» (Sobre la advertencia a Hachiman), en WND, vol. 2, pág. 934.

[6] La eternidad, felicidad, verdadera identidad y pureza constituyen lo que se conoce como «cuatro virtudes». Describen las nobles cualidades de la vida de los budas, que se explican del siguiente modo: «Eternidad» alude a lo invariable y eterno; «felicidad» indica una tranquilidad que trasciende todos los sufrimientos; «verdadera identidad» alude a la naturaleza intrínseca verdadera, y «pureza» significa libre de ilusiones o de conducta errónea.

[7] Las catorce acciones contra la Ley, en END, pág. 798.

[8] La prueba del «Sutra del loto», en END, pág. 1154.

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