Que en nuestros distritos resuenen cantos de victoria


Por Daisaku Ikeda · Octubre de 2023


En la base del altar budista de la Sede del Gran Juramento del Kosen-rufu hay piedras procedentes de 192 países y territorios del mundo, y de cada una de las 47 prefecturas del Japón.

Este preciado recinto pronto cumplirá su décimo aniversario. Nichiren Daishonin escribe: «[P]ara que las oraciones sean eficaces y los desastres desaparezcan de la tierra, también hacen falta tres cosas: un buen maestro, un buen creyente y una buena enseñanza».[1] En estos últimos diez años, abrigando estas palabras en el corazón, los miembros de la Soka Gakkai hemos impulsado a pasos agigantados la propagación compasiva de la Ley Mística en la tierra de la misión donde vivimos, a la vez que hemos cumplido nuestras oraciones personales, recorriendo el camino de maestro y discípulo, y siguiendo fielmente las enseñanzas del Buda del Último Día de la Ley.

Y la fuerza motriz de este avance han sido, incuestionablemente, nuestros distritos[2] de la Soka Gakkai. Estoy entonando daimoku con infinito respeto y agradecimiento a nuestros compañeros de la familia Soka de cada distrito de Japón y del mundo, liderados por nuestros admirables responsables de los departamentos de Mujeres y de Hombres. Me gustaría celebrar con ustedes la década de logros brillantes que ha logrado cada uno de ellos.

En una de sus cartas, el Daishonin expresa sus grandes expectativas de reencontrarse con los hermanos Ikegami: «[En esa ocasión], mi alegría será tan inmensa que me dejará sin palabras».[3] Esto muestra cuánto valoraba cada intercambio con sus discípulos. El mismo espíritu del Daishonin de cuidar y atesorar a los practicantes palpita en cada distrito, en todas nuestras reuniones de diálogo.

Durante los años pioneros de nuestro movimiento, en Kansai, una responsable de distrito recién designada me preguntó francamente cómo debía acometer la nueva labor.

La elogié por su sinceridad y su trabajo incansable, y le dije que no tenía que hacer nada extraordinario o especial: solo entonar daimoku, orar por la felicidad de cada miembro y alentar a todos con consideración y amabilidad. Si obraba así –le expliqué –, ese mismo espíritu se extendería a todo su distrito. A eso se refiere la frase «…que nuestro cuerpo y nuestra mente, a cada instante, impregnen todo el mundo de los fenómenos».[4] La insté a promover el kosen-rufu con valentía y convicción, empezando por cultivar el aliento y el diálogo con las personas de su entorno inmediato.

La parte en verso del capítulo «La duración de la vida» del Sutra del loto, que recitamos durante el gongyo, finaliza con esta estrofa que condensa el deseo perpetuo del Buda:

Mi pensamiento constante es
cómo hacer para que los seres vivos
accedan al Camino insuperable
y adquieran rápidamente el cuerpo de un buda.[5]

En referencia a este pasaje, mi maestro Josei Toda decía que el deseo de guiar a todas las personas a la felicidad era el pensamiento permanente que los miembros de la Soka Gakkai compartíamos con Nichiren Daishonin, el Buda del Último Día de la Ley.

Hagamos el gongyo cada día con la postura de estar renovando nuestra decisión en la Sede del Gran Juramento del Kosen-rufu. Entonemos daimoku por la felicidad de todos los miembros de nuestros distritos y de toda la humanidad, y oremos para generar paz y florecimiento en los lugares donde vivimos, a través de difundir la filosofía revitalizante del budismo Nichiren.

Profiriendo el rugido de Nam-myoho-renge-kyo, imbuido del gran juramento de lograr el kosen-rufu, ¡iluminemos nuestro planeta y el futuro con la brillante luz de la Ley Mística!

Nuestros nobles miembros bailan y se regocijan
sabiendo que el principio de
«irrumpir de la tierra»[6]
está vivo en sus distritos
y produce un jardín florido de beneficios.

(Traducción del artículo publicado en la edición de octubre de 2023 del Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai).


[1] La forma de lograr la budeidad mediante el «Sutra del loto» para aquellos que aspiran al Camino por primera vez, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 922.

[2] En la Soka Gakkai de Japón, chiku o distrito corresponde al nivel que sigue al grupo, la estructura organizativa más pequeña.

[3] Gosho zenshu, nueva ed., pág. 1498.

[4] Palabras del gran maestro Miao-lo en Comentario sobre «Gran concentración e introspección», citadas en El objeto de devoción para observar la vida, en END, pág. 386.

[5] En el gongyo, el pasaje es el siguiente: «Mai ji sa ze nen. I ga rio shuyo. Toku nyu mu-jo do. Soku joju busshin». La versión en español aparece en El Sutra del loto, Tokio: Soka Gakkai, 2014, cap. 16, pág. 230.

[6] En El verdadero aspecto de todos los fenómenos, en END, pág. 406, el Daishonin declara: «Al principio, solo Nichiren recitó Nam-myoho-renge-kyo, pero luego lo siguieron dos, tres y cien más, que lo entonaron y enseñaron a otros. Así, de este mismo modo, se llevará a cabo la propagación en el futuro. ¿Acaso no es lo que significa “irrumpir de la tierra”?».

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