Reflexionando sobre «La nueva revolución humana»


Volumen 30, capítulo «Juramento» (II)


Este mes concluimos la lectura del capítulo «Juramento», del último del volumen 30 de La nueva revolución humana. Como ya ocurrió en septiembre, dos jóvenes de la SGEs comparten a continuación sus reflexiones y su determinación personal a partir de la lectura de este capítulo.

HUGO MARTÍNEZ · TORREJÓN DE ARDOZ

Practico el budismo Nichiren en la Soka Gakkai desde hace tres años, y puedo decir que la lectura de La nueva revolución humana me ha permitido acercarme más a Ikeda Sensei. A través de sus palabras se puede sentir la energía inagotable con la que trabaja por el kosen-rufu sin descanso, y eso me alienta para luchar a su lado por la felicidad de todas las personas.

Concretamente, en el capítulo «Juramento», me han inspirado estas palabras: «La vida es una lucha permanente contra las adversidades. Lo importante es cómo nos imponemos a los obstáculos y a los padecimientos que pesan sobre nosotros».[1] Esta frase me ha hecho reflexionar, porque tiendo a pensar que la infelicidad es provocada por los problemas, pero en realidad viene provocada por mi actitud ante ellos.

Sensei me hace ver que las dificultades son parte de la vida y que, en lugar de considerarlas como algo negativo, tengo que verlas como una posibilidad de mejora. Esto me da fuerzas para mantener mi propio juramento: me desafiaré y me esforzaré para enfrentar los obstáculos y salir victorioso. Trataré de convertirme en una persona más fuerte, que lucha para alentar a los que me rodean e inspirarlos con mi postura.

GIADA LICASTRO · MÁLAGA

La lectura de este capítulo me ha confirmado una vez más que Ikeda Sensei es un ejemplo a seguir. Ha marcado un antes y un después en la vida de muchas personas con las que se ha encontrado, sembrando olas de esperanza y vientos de humanismo.

Me ha impactado mucho el hecho de que Rosa Parks, paladina de los derechos civiles en Estados Unidos, haya declarado que el momento más significativo en su vida fue cuando se encontró con Sensei. Y si nuestro maestro ha logrado todo esto, nosotros, sus discípulos, ¡podemos también!

A partir de estas reflexiones, mi determinación es seguir en este camino, dialogando con todas las personas de corazón a corazón y aportando valor en sus vidas. Quiero desafiarme en el crecimiento de los jóvenes en mi zona, porque, tal y como dice Sensei en este capítulo: «Tienen que reparar en el gran potencial de estos jóvenes y apoyarlos cálidamente para que cada uno de ellos pueda desarrollarse. Las personas no crecen si nos despreocupamos de ellas».[2]


[1]IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, Vol. 30, Parte 2, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2021, pág. 243.

[2]Ib., pág. 227.

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