Entrevistamos a Glòria Puig Kowerdowicz, presidenta de la Coordinadora Catalana d’Entitats Budistes, cuando se cumple un año de su elección.
Revista CG: Muchas gracias por aceptar nuestra invitación con tanta calidez. Si bien en nuestra revista se han publicado noticias ligadas a la actividad de la Coordinadora Catalana d’Entitats Budistes (CCEB) desde su establecimiento,[1] esta es la primera vez que abordamos un diálogo con su presidencia.
Preparando esta entrevista nos hemos dado cuenta del tiempo transcurrido desde los orígenes de la Coordinadora, con eventos que en nuestra mente seguíamos imaginando como recientes: el acto de presentación en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, en 2008, hace ya quince años; la primera celebración conjunta del Vesak, en 2009; la I Jornada sobre el Budisme a Catalunya, al final de ese mismo año… Por otro lado, al considerar actividades como la primera edición del Festival de Cinema Budista de Catalunya, celebrada en octubre pasado (2022), resulta evidente cuánto se ha desarrollado en estos años aquella iniciativa germinal.
Sabiendo que en el sitio web de la CCEB hay disponible documentación relativa a la larga lista de pasos dados hasta hoy, y sin necesidad de exhaustividad por tanto, ¿qué aspectos de la actividad de la Coordinadora y de su repercusión social destacaría?
Glòria Puig: La actividad de la Coordinadora Catalana d’Entitats Budistes, tal como la entendemos desde la Junta actual, se fundamenta en cultivar los vínculos entre las entidades que forman parte de la Coordinadora. En este sentido, estamos promoviendo el diálogo y el intercambio de opiniones respecto a diferentes cuestiones desde el punto de vista del budismo.
Por ejemplo, este mes de mayo iniciamos unas tertulias –unos encuentros informales, alrededor de un café o un té– para abordar la elaboración de un código ético adaptado a cada entidad. Tenemos otros temas que algunos centros han propuesto y que iremos abordando en próximas tertulias.
También coordinamos la celebración de la Jornada anual, donde se tratan temas sociales de actualidad. Lo hacemos de manera que puedan participar el máximo de personas, tanto practicantes como maestros como gente de la calle. Invitamos a las entidades interesadas y colaboramos en los aspectos prácticos. Tenemos mucha confianza en la importancia de sentir que formamos parte de una gran sangha que engloba las distintas visiones del budismo.
La actividad de la Coordinadora Catalana d’Entitats Budistes, tal como la entendemos desde la Junta actual, se fundamenta en cultivar los vínculos.
En otro ámbito, la Junta actual mantiene una buena relación con las autoridades locales y con representantes de otras confesiones para tener más visibilidad en la sociedad. Últimamente, por ejemplo, el Departament d’Afers Religiosos de la Generalitat está publicando distintas guías, siendo la más reciente una para distribuir a los medios de comunicación para que puedan informar sobre las distintas confesiones con rigor, y nos han pedido la supervisión, y corrección en caso necesario, de conceptos, denominaciones, etc. Esto hará que las noticias relacionadas con el budismo se puedan comunicar con fidelidad.
Y otra actividad reciente, que también tiene una repercusión social: este año hemos iniciado una colaboración con un centro penitenciario; las entidades que lo desean aportan libros para que en la biblioteca de la prisión haya presencia de libros sobre el budismo.
También tenemos el proyecto de colaborar más estrechamente con la Unión Budista de España.
Como reto de futuro, la prioridad es crecer, llegar a tener un espacio que esté a la disposición de las entidades miembro y abierto al público en general. Para ello estamos impulsando una campaña para facilitar hacerse «amigo de la Coordinadora».
Revista CG: Asumir la presidencia de la CCEB en 2022 debe de haber significado aceptar, implícitamente, el desafío de coordinar el budismo en un escenario nuevo, atendiendo a los cambios sociales experimentados durante la crisis sanitaria y a otras realidades marcadamente contemporáneas, como la inquietud con respecto al futuro que generan el complejo escenario socioeconómico, la intensificación de la amenaza nuclear, la aceleración del cambio climático o el desarrollo de la Inteligencia Artificial Generativa.
Estos fenómenos parecen estar alentando en numerosas personas un acercamiento a la espiritualidad; al mismo tiempo, en no pocos casos se recurre a prácticas o enfoques sobre cuyas limitaciones usted ha llamado la atención anteriormente como estudiosa y practicante. Desde la Coordinadora, ¿se contribuye a la distinción entre las prácticas religiosas o espirituales y otras actividades con un alcance más acotado, pero que a menudo –en medios de comunicación, etc.– se asimilan a ellas?
Glòria Puig: Creo que se refiere a un artículo mío que publicó la revista Pelle Maha en el número 6, donde denunciaba lo que a mi parecer se entiende a menudo por meditación actualmente, como una práctica banal, desacralizada, alejada de la espiritualidad. En algunos casos, la meditación ha pasado a ser absorbida por el sistema, bajo la etiqueta de mindfulness.
A mí, personalmente, el concepto de mindfulness me merece un gran respeto. Tiene su origen en las enseñanzas de Buda, en dos de sus sutras, Satipana y Anapanasati. Y me consta que así se enseña en algunos centros pertenecientes a la Coordinadora.
Quizás en algún momento, como Coordinadora, podremos tratar de reflexionar sobre esta asimilación de la que usted habla, del mismo modo que tenemos intención de reflexionar sobre otro fenómeno que ha citado, la Inteligencia Artificial Generativa, y sobre los descubrimientos de la neurociencia y su relación con la meditación; y también sobre los otros fenómenos que ha mencionado, preocupantes y urgentes para nuestra sociedad.
Revista CG: La XII Jornada de Budisme a Catalunya, que tuvo lugar el 22 de diciembre pasado, tuvo por lema «Maestros en el budismo». La relación maestro-discípulo es un aspecto de la fe cuya importancia se remarca en la Soka Gakkai; por esta razón, entre otras cosas, el número de este mes de nuestra revista trata el significado de la segunda visita de Daisaku Ikeda a España, en su 40.º aniversario.[2]
Entendemos que como representante del budismo usted habrá hablado acerca de este vínculo humano con interlocutores no necesariamente acostumbrados o receptivos al mismo. ¿Cuál es su experiencia de este esfuerzo comunicativo?
Glòria Puig: Personalmente, la relación maestro-discípulo me inspira una enorme curiosidad. ¿Es suficiente que un/una maestro/a conozca muy bien los aspectos teóricos del budismo? ¿Se confunde a veces el rol del maestro/a con el de un terapeuta? ¿Podemos confiar en un maestro que tiene defectos evidentes? ¿Es imprescindible tener a un/a maestro/a para avanzar en el camino? El vínculo maestro-discípulo se interpreta de formas muy distintas según las tradiciones, y con la llegada del budismo a Occidente está sufriendo unos cambios notables.
Por ejemplo, en algunos países de Oriente se trata de una relación de obediencia, de sumisión, y eso es difícil de traspasar a nuestra cultura. A veces los discípulos otorgan un gran poder a su maestro, quizás por sus propios condicionamientos, y algunos maestros utilizan ese poder en su favor, también condicionados por su personalidad. En cambio, en otras tradiciones el maestro o maestra es un compañero en el camino que ayuda a acortarlo, a avanzar más rápidamente, basándose en la compasión. Hay muchísimos matices en este vínculo que creo que hay que analizar. Me gustará leer el número de este mes de la revista de su organización.
Revista CG: Nuestra última pregunta la motiva su pertenencia a Sakyadhita Spain.[3] Si a lo largo de esta conversación hemos aludido a algunas dificultades que afrontamos actualmente como sociedad, también existen avances esperanzadores, y entre estos se encuentran los concernientes a la igualdad de género. En sus cerca de cuatro décadas de práctica budista, ¿ha presenciado un empoderamiento de las mujeres en este ámbito?
Glòria Puig: Me hace mucha ilusión pertenecer a Sakyadhita Spain. Sin ser feminista (actualmente este término implica unas cosas con las que no me siento cómoda), siempre he sido sensible a la injusticia que representa la discriminación por razón de género. Como dijo Buda, en esencia todos somos Buda, sin distinción por razón de raza, de género, de extracción social, etc. Así, desde la experiencia de ser todos y cada uno la manifestación del Dharma, podemos apreciar las diferencias que hay entre mujeres y hombres.
Efectivamente, en estas cuatro décadas he presenciado un empoderamiento de las mujeres en el budismo muy notable. Recuerdo que, hace unos 30 años, en algunos centros de meditación las mujeres debíamos sentarnos a un lado y los hombres a otro. También recuerdo que en algún centro los cantos los realizaba un hombre «porque la voz masculina tiene más fuerza»; ahora creo que ya no es así. Y había muy pocas mujeres enseñando.
Tengo la sensación de ser testigo de un cambio profundo y muy importante. Creo que la visión que tenemos las mujeres del budismo, que durante siglos se ha obviado, complementa la visión más habitual, la patriarcal, y por tanto nos beneficia a todos, a hombres y a mujeres.
Como dijo Buda, en esencia todos somos Buda, sin distinción por razón de raza, de género, de extracción social, etc. […] Creo que la visión que tenemos las mujeres del budismo, que durante siglos se ha obviado, complementa la visión más habitual, la patriarcal, y por tanto nos beneficia a todos, a hombres y a mujeres.
En mi opinión, el hecho de que las maestras budistas empiecen a ser más conocidas comportará una gran revolución en el budismo. Pienso que no hay prisa, pero llegará. Igual que el budismo todavía es muy joven en Occidente (unos 60 años), la presencia de maestras todavía es más reciente. Desde Sakyadhita estamos abriendo un camino que estamos empezando a explorar; es un camino que está surgiendo por sí solo, está en proceso, no sabemos a dónde lleva ni cómo se desarrollará. Sabemos que vamos hacia un funcionamiento más horizontal, sin dejar de lado la verticalidad, la jerarquía; hay el deseo de empoderarnos a todas para entrar en lo más profundo de cada una y poder ser quienes somos; queremos funcionar desde la apertura, a través de debates entre nosotras, desde la confianza y el apoyo mutuo; sabemos que el patriarcado está presente y queremos descubrir cómo nos influiremos mutuamente. No se nos escapa que tenemos que hacer frente a las microagresiones que las mujeres también infligimos a otras mujeres. Al fin y al cabo, estamos hablando de lo femenino, que también está presente en muchos hombres.
Eso sí, en Sakyadhita tenemos muchísimo trabajo por delante para divulgar las enseñanzas de maestras, investigar, debatir… Y lo queremos hacer desde la claridad que nos aporta la práctica. Sentir que estamos participando activamente de un cambio de paradigma radical es apasionante.
Glòria Puig es profesora de yoga y meditación, lingüista y traductora, y desarrolla su actividad principalmente en el área de Barcelona..
ACERCA DE LA MEDITACIÓN · Una perspectiva desde la práctica del budismo Nichiren en la Soka Gakkai
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Generalmente se postula que Shakyamuni, el buda Gautama, inmediatamente después de su iluminación predicó la doctrina de las «cuatro nobles verdades» –la cuarta de las cuales es la verdad sobre el camino que conduce al cese del sufrimiento– y la doctrina del «óctuple sendero» –que viene a detallar cuál es aquel camino–. Los elementos séptimo y octavo de este último se pueden traducir, respectivamente, como «atención correcta» (en sánscrito, sati; en inglés, right mindfulness) y «meditación correcta» (en sánscrito, samadhi, a través de la práctica del dhyana).
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La meditación constituye también el quinto de los seis paramitas o «perfecciones» requeridas a los bodisatvas del Mahayana para lograr la budeidad. Si bien en la Soka Gakkai se emplea más a menudo el término «oración» (probablemente, a causa de la importancia que se otorga a la palabra y la voz), Daisaku Ikeda apunta: «“Meditar” […] significa establecer un estado mental firme y sereno mientras abordamos las dificultades de la vida. Los miembros de la Soka Gakkai, con su sincera práctica de entonar daimoku al Gohonzon en cada situación, construyen ese estado firme e inamovible que les permite afrontar toda adversidad».[4] Desde este punto de vista, se puede afirmar que la recitación de Nam-myoho-renge-kyo representa la expresión del dhyana –la meditación– en la práctica del budismo Nichiren en la Soka Gakkai.
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[1] ↑ La Coordinadora Catalana d’Entitats Budistes nació en 2007 en respuesta a la necesidad de coordinar y crear sinergias entre las entidades y centros budistas de Catalunya e Illes Balears, con la voluntad de presentar y representar el budismo en una sociedad donde tenía ya un arraigo de décadas.
[2] ↑ Daisaku Ikeda visitó España del 12 al 15 de junio de 1983. Véase la sección «40.º aniversario».
[3] ↑ Sakyadhita Spain es una filial de Sakyadhita International Association of Buddhist Women, un movimiento que ofrece una plataforma participativa de comunicación entre mujeres practicantes de las diversas tradiciones budistas del mundo. Glòria Puig es vocal en dicha filial.
[4] ↑ Véase Civilización Global, n.º 208, agosto 2022, sección «Estudio mensual».