Transformar nuestro entorno a través de los lazos humanos


Recursos para la introducción de las reuniones de diálogo de la SGEs


Si se cruza circunstancialmente con alguien, no rehúya el encuentro con esa persona, aunque no le entusiasme. Salúdela con una sonrisa, incluso si no se siente inclinado a sonreír.

↳ Traducción tentativa al castellano de un pasaje de Respuesta a Kawai, en GZ, nueva edición, pág. 1693. Se cree que este texto, hasta ahora inédito, fue escrito el 19 de abril de 1280. Sería la parte final de una carta más larga, el resto de la cual se ha perdido, o bien un escrito independiente de corta extensión.

En otro escrito de Nichiren Daishonin, la expresión «un amigo en un salón perfumado de orquídeas»[1] asimila la influencia positiva que puede ejercer un vínculo humano basado en la Ley Mística con la fragancia que emanan esas admiradas flores | Foto: Mattia Verga en Pixabay

A la mayoría de nosotros nos ocurre que hay personas con quienes congeniamos naturalmente y otras con las que nos cuesta más relacionarnos. En este escrito, el Daishonin reconoce este hecho, pero agrega que cuando vemos acercarse a alguien con quien no simpatizamos tanto, debemos tener la valentía de aceptar el encuentro. […]
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No sabemos en qué situación se hallaba Kawai [el destinatario de la carta citada arriba] en ese momento, pero podemos inferir que el Daishonin lo instaba a crear un medio ambiente más positivo en cualquier caso, y a superar el apuro que enfrentaba a través de transformar su actitud hacia los demás.
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Que nuestra situación cambie para mejor o para peor depende de nuestras acciones, y estas derivan de nuestra actitud y determinación. En especial, cuando valoramos y apreciamos los lazos con quienes nos rodean, ellos actúan en nuestro apoyo y nos brindan protección. El Daishonin enseña que debemos interactuar de manera sabia y abierta con los demás, incluso con quienes hacerlo nos supone un reto.
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Esto, que concuerda con la razón, es un factor clave para entablar buenas relaciones humanas. […] A través de nuestros esfuerzos sostenidos por permitir a cada persona conectar con la enseñanza de la Ley Mística, podemos transformar nuestro medio ambiente en una tierra de buda. De acuerdo con el principio budista de la inseparabilidad entre el sujeto y su ambiente, cada uno de nosotros es un agente de cambio –es decir, una persona responsable de esa transformación–.[2]

En la disertación de la cual se han extraído la cita y los párrafos de comentario reproducidos antes, Daisaku Ikeda profundiza más en nuestra condición de «agentes de cambio»:

El budismo Nichiren no es una religión de magia ni de milagros, donde las cosas suceden sin requerirnos esfuerzo. Por el contrario, enseña la estricta ley de causa y efecto que rige todos los fenómenos de la vida. Cada una de nuestras experiencias y beneficios en la fe es el resultado de nuestros esfuerzos cotidianos.
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La única forma de gestar un gran cambio es hacer y dar siempre lo mejor basados en nuestra práctica budista. Por eso es tan importante vivir de acuerdo con la ley suprema de la vida y actuar con sabiduría.
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El Sutra del loto enseña que todos los seres poseen la naturaleza de buda. Es una filosofía de respeto al valor y la dignidad de todos. Así pues, la práctica suprema de un budista es respetar la naturaleza de buda de los demás, tal como hacía el bodisatva Jamás Despreciar, quien reverenciaba a cada persona con la cual se encontraba.
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En Las tres clases de tesoros, carta dirigida a Shijo Kingo, el Daishonin escribe: «El propósito con el cual nació en este mundo el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, yace en su comportamiento como ser humano».[3]

Grupo Málaga Centro | Foto enviada por Juliet Collins

Una de las metáforas que nos regala el Sutra del loto, y que Daisaku Ikeda cita en varios escritos recientes, es la de las «flores humanas».[4] Esta imagen del grupo de diálogo del centro de Málaga la corporeiza: se diría que las personas que aparecen en ella, junto con las seis que –según nos han transmitido– participaron en esta reunión de diálogo de febrero desde otra casa, conforman la más hermosa y fragante biznaga. ¡Enhorabuena!

Envío de imágenes a: prensa@ediciones-civilizacionglobal.com


[1]Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, en END, pág. 24.

[2]Extraído de la disertación publicada en este número, sección «Estudio».

[3]Ib.

[4]Véase, p. ej., ib.

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