Un «inmenso júbilo»


Marly Gomes de Oliveira y Maite Vitoria Daneris · Madrid


Maite, Marly y Patricia

MARLY: El día de Año Nuevo de 2019 hice un juramento: compartir el budismo –que empecé a practicar hace más de treinta años en Brasil– con personas jóvenes, y apoyar de todas las formas posibles a las que ya lo practican en el Departamento de Mujeres Jóvenes de la Soka Gakkai, basándome en el daimoku y en la lectura de La nueva revolución humana.

En junio de aquel mismo año mi determinación floreció en el diálogo con dos jóvenes. Fue justo en un mes en el que en la SGEs profundizamos en la propuesta de luchar juntas las mujeres y las mujeres jóvenes formando una «Alianza Brillante». Decidí asumirla y me puse manos a la obra con Maite, una joven compañera muy dedicada a su misión. Juntas, apoyamos y alentamos a Patricia –una de las dos jóvenes que se había interesado por nuestra filosofía– en sus primeros pasos en la práctica, determinadas a que fuera feliz sin falta.

Este fragmento de un mensaje de Kaneko Ikeda a mujeres y mujeres jóvenes me ha inspirado:

El corazón de la familia Soka es atesorar a cada individuo y forjar el potencial de jóvenes mientras avanzamos en armonía y con actitud positiva por el gran camino que nos conducirá al logro del kosen-rufu […]. Tener una fe invencible comienza por entonar Nam-myoho-renge-kyo, con absoluta sinceridad y convicción, decididas a atravesar todos los obstáculos sin falta».[1]

MAITE: Aunque hacía poco que Patricia había comenzado a practicar, su determinación era muy grande. Junto con Marly, basadas en el daimoku y una buena comunicación, pudimos apoyarla en esos primeros pasos y en hacer realidad su deseo de recibir el Gohonzon, en marzo de este año.

Siento que nada habría sido lo mismo sin Marly, porque la confianza que inspira desde su experiencia ha sido fundamental para poder superar juntas cada obstáculo en este camino. En la Soka Gakkai siempre hay algún compañero o compañera de fe preparado para dar apoyo. Yo misma conocí la práctica a través de una mujer y desde esos comienzos, en Italia en 2013, siempre he tenido la buena fortuna de compartir muchas actividades con compañeras del Departamento de Mujeres. Por ejemplo, cuando llegué de vuelta a España, uní fuerzas con otra practicante que vivía en mi pueblo, que es también una mujer. Y ahora lucho de la mano de mis compañeras responsables de zona del Departamento de Mujeres.

MARLY: Para mí, lo más valioso de esta vivencia es el compañerismo, el compromiso y la dedicación que nos ha unido a Maite y a mí. No siempre es fácil, pero con determinación y amor compasivo logramos superar todas las diferencias y, lo más importante, llegar al corazón de otra persona.

MAITE: En El juramento de Ikeda Kayo-kai hay una orientación que siempre me ha alentado mucho:

En el Sutra del loto, la hija del Rey Dragón, inmersa en un entorno de prejuicios y de discriminación hacia las mujeres, logra la iluminación y de ese modo da por tierra con los valores tradicionalmente sostenidos en su época. Como logra la Budeidad tal como es, demuestra que todos los seres pueden hacer lo mismo. De acuerdo con el Sutra del loto, cuando esto sucede los corazones de la asamblea se colman «de inmenso jubilo».[2]

Creo que la expresión «inmenso júbilo» resume bien lo que hemos experimentado Marly y yo a través de nuestra alianza brillante. |


[1]En Civilización Global, n.º 179, marzo 2020, «Un jardín cada vez más exuberante».

[2]IKEDA, Daisaku: El juramento de Ikeda Kayo-Kai, suplemento especial de Civilización Global, pág. 42.

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