Un juramento solo es verdadero si nos esforzamos continuamente por cumplirlo


Abrimos esta sección con una reciente y significativa entrega de la serie Aliento de las cuatro estaciones. Como es habitual en ella, presenta unos versos escritos por Daisaku Ikeda, junto con una fotografía tomada en su día por él mismo –que en esta ocasión nos permite viajar a un lugar que ha tenido una presencia especial en esta revista durante la primera mitad del año– y comentada por un editor del Seikyo Shimbun.

Foto: Seikyo

Una cresta de roca caliza destaca sobre el cielo azul. Se conoce como el Monte Sainte-Victoire. Daisaku Ikeda tomó esta fotografía en Trets, en el sur de Francia, en junio de 1991.

En la cercanía del 3 de julio, reflexionamos sobre este día en 1945, cuando al término de la Segunda Guerra Mundial el segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, fue liberado del encarcelamiento al que había sido sometido a causa de sus convicciones. El mismo día 12 años después, en 1957, Ikeda Sensei fue arrestado por cargos falsos relativos a la legislación electoral. De este modo, el 3 de julio –Día de Maestro y Discípulo– se convirtió en una solemne fecha conmemorativa en la que reafirmar nuestro juramento inquebrantable de esforzarnos por la victoria de las personas comunes, tal como lo han hecho los maestros.

Ikeda Sensei escribió:

Jamás olvidaremos
el 3 de julio,
el día que simboliza
la invencibilidad del maestro y el discípulo.

La cima de la victoria a la que aspiramos se encuentra ante nosotros. ¡Avancemos y luchemos, una y otra vez, junto con nuestro maestro y las compañeras y compañeros!


¿Cuál es el requisito más indispensable
para conducir una vida dedicada al juramento por el kosen-rufu?
Es el espíritu de jamás retroceder.
Un juramento se puede considerar verdadero únicamente
si nos esforzamos continuamente en concretarlo a lo largo de nuestra vida.
·
El verdadero valor de una persona queda determinado
por la capacidad de ponerse de pie y actuar en el momento crucial.
Los cargos y títulos no son importantes.
Lo que vale es tener el coraje de levantarse
con el mismo espíritu que el maestro,
sin temer a los problemas y desafíos.
·
En el instante en que toca reunir coraje,
es normal que cualquiera se sienta asustado, y con el corazón latiendo rápidamente.
Ser valiente no significa no sentir miedo.
Quien da un paso adelante aun temblando de miedo
es una persona de verdadera bravura.
·
Todo depende de nuestro corazón y postura,
y no de los demás ni de las circunstancias.
Antes de quejarse o protestar,
empecemos por dar, aunque sea, un paso.
Decidan resueltamente escoger su propio camino,
y avancen por él con paso seguro y alegre,
hacia la cima más elevada.
Entréguense al cien por cien,
de manera que puedan declarar sin remordimiento:
«¡He dado lo mejor de mí!».
·
Mi más sincero deseo es que
mis preciados compañeros de fe
se dediquen con alegría y valentía
en pos del kosen-rufu.
Estoy orando con todo mi ser
para que todos, sin ninguna excepción,
¡logren vidas victoriosas de felicidad absoluta
sin ningún arrepentimiento!
·
El kosen-rufu es la gran empresa de
construir la paz y conducir a toda la humanidad a la felicidad.
¿No sería este el mayor y más noble objetivo
al que dedicar la vida, sin nada que lamentar?
¡Avancemos por la noble senda de la inseparabilidad de maestro y discípulo!
¡Escalemos la majestuosa montaña inexplorada del kosen-rufu!

(Traducción tentativa desde la edición del Seikyo Shimbun del 27 de junio de 2021).

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