«Una historia inigualable»


Mensaje de Kaneko Ikeda para las miembros de los departamentos de Mujeres y Mujeres Jóvenes de la Soka Gakkai

Con mi respeto y mi agradecimiento más profundos, quisiera dedicar este breve mensaje a todas las mujeres Soka del mundo.

Gracias a su sincero daimoku, el 2 de enero mi esposo celebró su 95.º cumpleaños con buena salud. Me comentó cuán felices estarían nuestros dos primeros presidentes, Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda, de ver el surgimiento de tantos nuevos miembros, compañeros Bodisatvas de la Tierra, en las organizaciones de la Soka Gakkai en África y en otras partes del globo desde el inicio de este nuevo año.

Los maestros Makiguchi y Toda comenzaron a practicar el budismo Nichiren, ambos, en 1928, el mismo año en que nació mi marido. En este año de su 95.° natalicio –que coincide con el 95.° «aniversario de la fe» de nuestros dos primeros presidentes–, él sigue manteniendo el espíritu de sus predecesores, esforzándose con valentía y vigor de acuerdo con la orientación del Daishonin de fortalecer nuestra fe «día tras día y mes tras mes».[1]

La autora y su esposo, Daisaku Ikeda, fotografiados en Tokio en abril de 2007 | Foto: Seikyo Shimbun

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El 11 de enero, mi esposo presentó una declaración en la cual llama a todos los habitantes del mundo a unirse y desplegar la fuerza creativa necesaria para cambiar la historia y restablecer la paz.[2]

Su mayor orgullo es saber que nuestros preciados miembros, en medio de las numerosas crisis que hoy enfrenta la humanidad, no solo están alentándose unos a otros y profundizando sus oraciones por la paz, sino que en los lugares donde cumplen su misión también están convocando la fuerza de un creciente número de personas que apoyan nuestra filosofía de esperanza y respeto por la dignidad de la vida.

En una carta dirigida a los hermanos Ikegami y sus esposas, quienes enfrentaban grandes adversidades, Nichiren Daishonin elogia su unión y les escribe: «¿Acaso podría haber una historia más espléndida que la de ustedes?».[3]

A las dos mujeres, específicamente, les indica: «Si ambas se unen para alentar la fe de sus maridos, seguirán el camino de la hija del Rey Dragón y darán el ejemplo como mujeres capaces de manifestar la budeidad en esta era corrupta».[4] En última instancia, la fe inquebrantable y la bondadosa consideración de ellas hacia su suegro –que era un acérrimo opositor a su práctica–, contribuyó a la armonía familiar.

Mi esposo a menudo ha citado estas palabras para elogiar a las integrantes de los departamentos de Mujeres y Mujeres Jóvenes, que se desafían para superar todas las dificultades con la unión de «distintas personas con un mismo propósito».

En junio de 1992, la SGI de Alemania celebró una reunión general en nuestro centro cultural a las afueras de Fráncfort. Mientras esperaba con varios miembros la llegada de los invitados, frente al edificio, mi marido observó unos lirios del valle que crecían a poca distancia. En alabanza a la labor infatigable de los miembros europeos, dijo: «Las plantas que resisten los rigores del invierno florecen con especial belleza».

Los lirios del valle o muguetes –resistentes al frío, las plagas y la acción de los insectos–, soportan las inclemencias del otoño y el invierno para adornar, año tras año, la primavera y el verano con hermosas flores de dulce fragancia. A mi esposo, estas corolas acampanadas –que parecen repicar con el feliz sonido de la victoria de la vida, en digna armonía– le recuerdan la alegre unión de nuestras jóvenes.

Nuestra unión Soka representa a la perfección estas palabras de oro del Daishonin: «Los que creen en el Sutra del loto parecen vivir en invierno, pero el invierno siempre se convierte en primavera».[5]

Lirios del valle, fotografiados en Tokio en abril de 2006 | Foto: Seikyo Shimbun

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El año pasado, el Seikyo Shimbun publicó en entregas sucesivas, y con una gran repercusión, la antología de ensayos Makenai jinsei (Una vida invencible) de Chieko Furukawa, una escritora que tiene la misma edad que yo.[6]

La señora Furukawa es autora de numerosos libros en los que visibiliza la labor antes desconocida de muchas grandes mujeres de la historia, que fueron precursoras en la creación de una nueva época. En esta, su serie más reciente, escribió con franqueza sobre su propia vida, contando cómo su perseverancia en el camino de maestro y discípulo y en la práctica de Nam-myoho-renge-kyo le ha permitido superar incontables obstáculos, desde la infidelidad de su cónyuge hasta graves desafíos de salud, incluido un linfoma maligno.

Su vida es una inspiradora epopeya de victoria, a la altura de las tumultuosas existencias de las heroínas sobre las que escribe. Hasta el día de hoy, continúa alentando a quienes batallan contra la enfermedad y dialogando activamente sobre el budismo con jóvenes, sean o no miembros de la Soka Gakkai.

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Es sumamente importante confiar en los jóvenes, hablar con ellos, alentarlos con sinceridad.

El otro día, una joven que se graduó con honores en la Universidad Soka de América envió a mi marido una maravillosa carta, cuyo contenido él compartió conmigo. Esta joven escribió que, sin importar cuán grandes hubieran sido las dificultades enfrentadas durante sus años de estudio, siempre se sintió apoyada con confianza y amor genuinos por el profesorado y los otros miembros del personal universitario para que fuese capaz de desplegar su potencial; esto le permitió convertirse en una estudiante segura de sí misma, compasiva y valiente. En la carta, expresaba su determinación de seguir esforzándose en vivir una vida de contribución, atesorando el aliento de mi esposo como fundador de la universidad.

Precisamente en esta época en la que la frialdad y la indiferencia han ganado terreno en el corazón de tantas personas, escribamos una historia inigualable y perdurable: una historia en la que nos dediquemos a nuestra revolución humana, en la que ayudemos a otras personas a hacer lo mismo y en la que impulsemos el kosen-rufu basadas en la filosofía del budismo Nichiren, que enseña que «las personas […] sin la más mínima excepción, lograrán la budeidad»![7] Una historia como esta, con toda seguridad, devolverá el calor a los corazones e iluminará las vidas de quienes seguirán nuestros pasos.

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En una oportunidad, mi esposo compuso este poema para la señora Furukawa:

Oro
–y lo hago con
todo mi corazón–
para que tenga salud
y sonría de felicidad.

Con este mismo sentimiento, él y yo estamos enviando daimoku a todos los miembros de nuestra familia Soka del mundo, en este importante «Año de los jóvenes y del triunfo».

¡Cuídense mucho, por favor!

Kaneko Ikeda
Responsable honoraria del Departamento de Mujeres de la SGI


[1] ↑ Sobre las persecuciones acaecidas al venerable, en END, pág. 1043.

[2] ↑ Véase IKEDA, Daisaku: «Declaración sobre la crisis en Ucrania y el principio de “no ser el primero» en usar armas nucleares”».

[3] ↑ Carta a los hermanos, en END, pág. 523.

[4] ↑ Ib., pág. 526.

[5] ↑ El invierno siempre se convierte en primavera, en END, pág. 561.

[6] ↑ Kaneko Ikeda nació el 27 de febrero de 1932.

[7] ↑ El tesoro de la devoción filial, en END, pág. 1088.

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