Ante una crisis y éxodo de personas refugiadas sin precedentes en Europa desde hace más de siete décadas, tanto en su magnitud como en su velocidad, paralelamente a la toma de medidas por parte de gobiernos y administraciones se ha manifestado, también con gran rapidez, la solidaridad ciudadana. A continuación se presenta una sucinta muestra de las iniciativas –muchas más– en las que ha participado la Soka Gakkai, como organización, o sus miembros, a título personal, con una perspectiva desde España.
Tras el anuncio hecho cuatro días antes (véase la pág. 4), el 10 de marzo la Soka Gakkai efectuó una donación de 30 millones de yenes (en torno a 230 000 euros) al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), contribuyendo así a la asistencia humanitaria a los millones de ucranianas y ucranianos que se han visto obligados a abandonar sus hogares desde el 24 de febrero. La representante de ACNUR en Japón, Karen M. Farkas, visitó la sede de la Soka Gakkai en Tokio para mantener con su presidente, Minoru Harada, un encuentro en el que expresó su gratitud por la donación y confirmó el carácter apremiante de la necesidad de muchas formas de asistencia, incluidas mantas, alimentos y apoyo psicológico. Posteriormente, Farkas reiteró públicamente su agradecimiento hacia la Soka Gakkai, afirmando que sin falta su «amor compasivo y solidaridad llegarán a quienes están enfrentando esta trágica situación».
Entre otras iniciativas impulsadas por asociaciones, individuos, empresas… la solidaridad se ha manifestado en multitud de centros de enseñanza, con la implicación de integrantes del conjunto de la comunidad educativa. Personal y familias han contribuido, sobre todo, a recogidas de materiales de ayuda: alimentos, material médico o para la higiene personal, ropa. En algunos centros se han organizado también mercadillos solidarios, cuya recaudación se ha destinado a organismos o entidades que trabajan sobre el terreno: además de ACNUR, UNICEF, Cruz Roja, Save the Chidren, MSF y otros. Por ejemplo, en Rivas-Vaciamadrid, donde se emplaza el Centro Cultural Soka –sede de la SGEs y Ediciones Civilización Global–, miembros locales han participado en varias de estas acciones, como la que se ha coordinado con el Ayuntamiento (en la imagen).
El transporte de los suministros ha representado otro aspecto necesario para contribuir a la asistencia humanitaria desde un país, como España, situado a miles de kilómetros de las fronteras ucranianas. Entre las numerosas iniciativas que se han dado, Alberto Aranda, miembro de la SGEs en Alpedrete y empleado en la terminal de carga de Iberia en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, participó en la donación de alimentos, ropa y medicamentos a través de un canal interno abierto por la compañía. Estos se integraron en un cargamento transportado a capital de Hungría, Budapest, ciudad a la que la aerolínea tiene vuelos directos regularmente. Para ampliar el espacio de carga en respuesta a la necesidad, se tomó la decisión de cambiar el modelo de avión empleado, de uno de fuselaje estrecho –el habitual en la ruta–, a otro de fuselaje ancho.
Como respondiendo al llamamiento de Pau Casals «a todos mis compañeros músicos, para pedirles que pongan la pureza de su arte al servicio de […] la paz que todos anhelamos y aguardamos», intérpretes de las más representativas instituciones musicales de Catalunya se han unido desinteresadamente para formar la Orquesta y Coro por la Paz creadas con motivo del Concierto por la Paz programado para el miércoles 30 de marzo en L’Auditori de Barcelona. Entre ellos se encuentra Olatz Gorrotxategi, miembro de la SGEs en la ciudad y soprano en el Cor del Liceu, quien, en cuanto tuvo noticia de la convocatoria, manifestó su voluntad de participar en el evento, cuya recaudación se destinará íntegramente a Cruz Roja Internacional y su proyecto «Ucrania nos necesita».