Una vida guiada por el altruismo


Recursos para la introducción de las reuniones de diálogo de la SGEs


En el estudio del budismo, el camino supremo es dedicar la propia vida, voluntariamente, a saldar la deuda de gratitud que uno tiene con su tierra. Por lo tanto, lo que hago no es para obtener beneficio personal.

↳ Traducción tentativa de GZ (nueva ed.), pág. 853. Como la parte final de la carta no se ha conservado, no se sabe con certeza quién fue su destinatario. Sin embargo, a partir del contexto, se cree que está relacionada con Letter to the Lay Priest Yadoya (Carta al sacerdote laico Yadoya), en WND-2, pág. 312, escrita en agosto de 1268. Por este motivo, se considera que podría tratarse de un escrito dirigido a Yadoya Mitsunori.

Estas palabras expresan la permanente convicción que el Daishonin sostuvo durante toda su vida. En otros escritos, declara: «Mi único propósito al hablar así es el bienestar de la nación, de la Ley y de los demás, no mi propio beneficio»,[1] y «No hablo por mí, sino en bien de las deidades, del soberano, de la nación y de todos los seres».[2]
.
El Daishonin fue una persona de grandeza, cuya vida estuvo guiada por el altruismo.
.
En su vehemente confrontación con las autoridades, arriesgó su vida; no lo hizo por un impulso personal, sino como fruto de su compromiso con la seguridad y la felicidad de la gente, y con el fin de construir una sociedad pacífica. Al mismo tiempo, […] forjó a cada uno de sus discípulos con la máxima calidez y consideración.
.
Ambas actitudes son expresión de su amor compasivo. Encarnan el espíritu del Sutra del loto y la lucha por establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz de la tierra. Además, en su afán de proteger al pueblo, el Daishonin rebatió las enseñanzas distorsionadas que contradecían el verdadero propósito del budismo; entabló una gran batalla de palabras mediante la cual criticó agudamente a los líderes de la nación, que ignoraban el sufrimiento de la población. En esa gran causa, el Daishonin perseveró sin descanso, siempre basado en las enseñanzas budistas. […]
.
En el budismo, la relación de maestro y discípulo significa abrazar los mismos grandes ideales y tomar acción juntos mientras se recorre el mismo camino. […] Y, al compartir ese compromiso con otras personas, ampliamos jubilosamente nuestro círculo de amistad, entablamos lazos de confianza y hacemos brillar la dignidad en nosotros mismos y en los demás.
.
[…] [P]erseverar en la práctica del bodisatva nos permite romper la coraza de nuestro ego, nuestro yo inferior. Así, construimos una vida basada en una identidad auténtica, fuerte y amplia, sin temer a nada. Podemos acumular ilimitados tesoros del corazón y conducir existencias plenas y triunfantes, con tranquilidad y alegría.[3]

En la misma disertación de la cual se han extraído la cita y los párrafos de comentario antes reproducidos, Daisaku Ikeda alude a la trasdencencia del compromiso juvenil:

Nanjo Tokimitsu, quien se puso de pie como discípulo del Daishonin, tiempo después fue presionado por algunos familiares a abandonar la fe en el Sutra del loto. En Las funciones de Brahma y de Shakra, texto fechado en mayo de 1277, el Daishonin le recuerda a Tokimitsu –mientras protagonizaba esa lucha– que el destino ineludible de quienes practican el Sutra del loto en el Último Día de la Ley es enfrentar persecuciones mayores aún que la «feroz oposición a dicha enseñanza [que hubo] durante la existencia del Buda».[4] Y lo exhorta a mantenerse firme ante el asedio de las funciones negativas.
.
Tokimitsu, con la orientación del Daishonin, se fortaleció año tras año, y luchó como digno sucesor juvenil de su maestro. […]
.
Los jóvenes que aprenden sobre este camino certero hacia la felicidad indestructible pueden contribuir a la mejora de la sociedad. Pueden vivir su juventud con un rumbo claro, con sentido de propósito y con confianza. No hay mejor fortuna que esta.
.
Al abrazar una magnífica visión y no escatimar esfuerzos para hacerla realidad, los jóvenes de la Soka son tesoros; cumplirán un papel decisivo en la conformación del futuro de la humanidad. Las esperanzas que el mundo deposita en nuestros jóvenes son más grandes que nunca.[5]

Grupo Victoria

¿Cuál ha sido la victoria de este grupo de diálogo tinerfeño? Sin duda, una respuesta cabal a la pregunta mostraría que no ha sido una sola, sino un cúmulo de victorias cuya sola enumeración rebasaría el espacio disponible aquí. Pero aprovechemos este espacio para destacar al menos una, que constituye un hermoso y gran logro colectivo: de una manera acorde con uno de los temas centrales expuestos en el número anterior de esta revista, este grupo ha dado un ejemplo de que «Myo significa “revivir”; es decir, volver a la vida».[6] ¡Enhorabuena!

Envío de imágenes a: prensa@ediciones-civilizacionglobal.com


[1] ↑ Razones por las cuales escribí «Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra», en END, pág. 173.

[2] ↑ Letter to Hojo Tokimune (Carta a Hojo Tokimune), en WND-2, pág. 315.

[3] ↑ Extraído de este número, sección «Estudio».

[4] ↑ SL, cap. 10, pág. 163.

[5] ↑ Extraído de este número, sección «Estudio».

[6] ↑ El daimoku del «Sutra del loto», en END, pág. 151.

Scroll al inicio