Cuatro miembros de la SGEs que participaron en el histórico curso de verano celebrado en el Centro Cultural Europeo de la Soka Gakkai en Trets a partir del 6 de junio de 1981, fecha de la que conmemoramos este año el 40.º aniversario, recuerdan su experiencia y comparten renovadas determinaciones.
SUMIKO SOGA
En el encuentro con Ikeda Sensei en Trets, yo estaba tan emocionada que no fui del todo consciente de la trascendencia del momento. Pero lo que Sensei me dijo en ese curso me ha acompañado todo este tiempo. Recuerdo que, hasta en tres ocasiones, me instó a no dejar de practicar nunca, a no abandonar nunca la Soka Gakkai, a estudiar mucho y a cuidar de mi madre. En ese momento, no lo entendía: yo llevaba 15 años practicando y nunca había pensado en dejarlo. Me pregunté: «¿Por qué Sensei me dice esto?». Más tarde, atravesé tantas dificultades en mi vida que lo comprendí. El año 1991 fue muy duro para los miembros de la SGEs. Hubo momentos en los que fui incapaz de mantener un buen ánimo; pero entonces siempre recordaba las palabras de Sensei. Tomé conciencia de que, en aquel curso, me había estado orientando para los momentos que llegarían. Atesorando sus palabras pude continuar adelante.
ALAIN GONZÁLEZ
En aquella etapa inicial de mi práctica, grabé una orientación de Ikeda Sensei sobre la importancia de mantener un juramento. Expresar un juramento siempre me ha dado mucho respeto, pero me esfuerzo cada día en manifestar agradecimiento por todo lo que me ha aportado mi maestro en todos estos años, y lo hago difundiendo esta práctica a través de palabras y acciones en mi vida diaria. ¡Esto significa, para mí, no bajar la guardia! Al inicio de este año, renové mi decisión de hacer cada día gongyo como si este «cada día» fuera mi primera vez, y comparto cotidianamente la práctica con antiguos colegas educadores, familiares lejanos y otras personas, a quienes he determinado dar a conocer a Daisaku Ikeda. ¡Muchos de ellos ya están recitando Nam-myoho-renge-kyo!
TOMOE HASHIMOTO
Para el 2030 tendré 84 años, y quiero estar muy activa cuando llegue ese momento. Por eso, tengo tres objetivos bien claros hacia el centenario de la Soka Gakkai. El primero está relacionado con mi salud, y es conseguir estar en forma a pesar de la escoliosis que padezco. En segundo lugar, quiero desarrollar mis estudios de educación para poder entablar conversaciones con los docentes para que conozcan la pedagogía de Makiguchi Sensei –cuyo natalicio celebramos con Ikeda Sensei en 1981– y así contribuir a la sociedad y al kosen-rufu de España. El tercero es transmitir la Ley a los jóvenes, de quienes depende el futuro. El hecho de desafiar el logro de estos objetivos a través de la práctica me llena de ánimo y fuerza, y de agradecimiento.
SEBASTIÀ VILANOVA
He construido mi propia relación con Ikeda Sensei a través de los años. Al principio era un poco escéptico y me llevó un tiempo llamarle «Sensei». Pero, participando a lo largo de estos años en múltiples actividades, he podido descubrir la figura del maestro a través del comportamiento de sus discípulos, viendo cómo respondían a su maestro. Al mismo tiempo, su propio comportamiento hacia Josei Toda me inspira a esforzarme en ser un buen discípulo. Creo que hacer un juramento requiere valor y fuerza. Para mí, conmemorar el 6 de junio cada año es la oportunidad de renovar el juramento con mi maestro de realizar el kosen-rufu.