En este número…


«Las gotas de rocío, al acumularse, forman un arroyo; los arroyos se unen para formar un océano».[1]

Quizás influidos por el transcurso del verano, también este mes –como el anterior– encontramos en una imagen que tiene al agua por protagonista una metáfora que, de alguna manera, condensa la temática de este número de Civilización Global.

Y es que en la sección «Para dialogar» leemos: «Alentar a la persona que tenemos delante […]: esto es algo que cualquiera puede hacer». Y, en efecto, cabe calificar este acto de pequeño. Pero, en el mismo texto del cual proviene esta cita, Daisaku lkeda observa que impulsar algo tan grande como «el kosen-rufu no significa hacer algo grandioso o especial. / Se trata de llevar a cabo, con constancia y tenacidad, / cada acción pequeña que podemos tomar en estos momentos». Lo pequeño, pues, da lugar a lo grande; el rocío llega a formar un océano…

Sin embargo, nos parece preciso señalar aquí lo siguiente: que el valor de lo pequeño es intrínseco; que, tanto como un medio para sumar algo mayor, es un fin en sí mismo; que no hay nada más encomiable que alentar sinceramente a esa persona que está frente a nosotros en un momento dado. De hecho, del mismo modo que el Daishonin redactó la frase con la que hemos abierto este artículo introductorio, escribió también que «una gota del gran océano contiene en sí misma las aguas de todos los ríos que confluyen en él».[2]

Una gota contiene, en sí, el océano: de ahí no solo su valor, sino también su peso. Porque, en realidad, ¡cuán difícil puede llegar a ser alentar a una sola persona! E incluso, como se expone en «Este mes», ¡cuánta oposición puede despertar un intento de hacerlo! Pero el intento, sea cual sea el resultado aparente, es de por sí aliento. Y si perseveramos en nuestras tentativas, el kosen-rufu ya estará avanzando. De hecho, no hace falta decirlo, ya está avanzando.

En línea con esto, en «Punto de partida» encontramos una memorable frase (que se reproduce también en «Para dialogar»): «Si accidentalmente se cruza con alguien a quien habría preferido no tener que ver, de todas formas […] sonría, aunque no encuentre motivos para hacerlo». En «La nueva revolución humana y yo» la autora del artículo, una nueva integrante de la SGEs, destaca que al leer una novela de tanta difusión como la que inspira la sección siente que el autor la ha escrito solo para ella. En «NRH 30» se aborda el relato, en la misma obra, de un viaje cuyo propósito no fue sino alentar a una persona y luego a otra, y otra, en un período en el que esto era verdaderamente necesario. «De pie y de paz», con un formato especial con motivo del 70.º aniversario de la fundación de los departamentos juveniles, se desborda en pruebas reales del poder del aliento, en la forma de experiencias de protagonistas del presente y del futuro, a quienes también va dirigida la entrega del «Estudio mensual». Y en esta sección encontramos un pasaje, rotundo en su sencillez, que resuena en el contenido de la conmovedora entrevista que recoge «En sociedad»: «Nos ayudamos y respetamos mutuamente, y aprendemos unos de otros. No toleramos ninguna forma de acoso o actitud discriminatoria que lesione la dignidad o el valor de nadie». Cerrando la edición, en una sección de «Actualidad» más extensa de lo habitual encontramos, entre otras tantas noticias y anuncios inspiradores, una presentación del mural «Diálogos de esperanza» –destacado también en portada–, con el que a lo largo de los próximos meses se visibilizará el modo en que las preciosas gotas de rocío van formando un océano…

¡Buena lectura! ¡Buenos diálogos de esperanza!


[1]El cuerpo y la mente de los seres, en END, pág. 1179.

[2]El daimoku del Sutra del loto, en END, pág. 153.

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