A las personas valientes les espera un futuro magnífico y brillante


Lo que sigue son fragmentos del discurso pronunciado por Daisaku Ikeda en la 68.ª reunión de la sede central para responsables celebrada en el Centro de la Paz de Shibukawa, prefectura de Gumma, el 7 de julio de 1993. El vídeo de este discurso se transmitió en la reunión de la sede central para responsables celebrada el 1 de noviembre de 2023.

Hajime Nakamura, profesor emérito de la Universidad de Tokio, es una autoridad mundialmente reconocida en estudios sobre el budismo. […]

En su libro [Registro comparativo del pensamiento], el profesor Nakamura criticó la producción académica japones en el pasado por haberse reducido a poco más que glosas y comentarios sobre obras de autores extranjeros, y reprobó que los estudiosos japoneses no supieran pensar por sí mismos. En ese sentido –agregó–, carecían de autonomía espiritual y de convicción en sus propias creencias.

«Pero eso no significa que todos los japoneses carecieran de dicha convicción. […] Quienes vivieron con firmes raíces en el pueblo e hicieron frente a la represión mostraron una tremenda convicción», continuó.[1]

Las personas que continúan haciendo causa común y trabajando sin descanso por la gente, sin dejarse vencer por la persecución ni las críticas, son personas de auténtica personalidad y grandeza.

El profesor Nakamura afirma: «Desde mi época de estudiante [a comienzos de la década de 1930], la filosofía japonesa estuvo dominada por el neokantismo, cuyo sistema de valores reconocía la verdad, el bien, la belleza y, a veces, lo sagrado. Esta era la posición de todos los filósofos [en Japón], sin voces discrepantes. […] El único que tuvo el valor de cuestionar esta proposición fue Tsunesaburo Makiguchi. […] En esta fórmula, Makiguchi suprimió la verdad y lo sagrado y agregó, en cambio, el beneficio».

Los valores propuestos por el maestro Makiguchi fueron la belleza, el beneficio y el bien.

El profesor Nakamura observó: «En primera instancia, el beneficio puede hacernos pensar en el rédito material, pero en verdad expresa un concepto clave en la filosofía oriental. El budismo otorga el máximo valor al beneficio, en la forma de servicio y contribución al bienestar de otros seres». […]

Makiguchi Sensei no se limitó a tratar teóricamente el tema del beneficio, sino que, de hecho, vivió beneficiando a los demás e incluso murió defendiendo sus creencias. […] Pero ahora, finalmente, Japón está reconociendo gradualmente la valía de este extraordinario pionero. Hoy me he permitido citar las observaciones del profesor Nakamura para ilustrarlo.

Daisaku Ikeda pronuncia su discurso el 7 de julio de 1993 (Centro de la Paz de Shibukawa, en Gunma) | Foto: Seikyo Shimbun

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¿Por qué la Soka Gakkai ha triunfado? Porque hemos avanzado tal como Nichiren Daishonin enseña.

En sus escritos, el Daishonin siempre alaba a sus discípulos con sinceridad.

Es fundamental valorar a nuestros miembros e infundirles felicidad y alegría. Los miembros de la Soka Gakkai, en su esfuerzo por hacer realidad el kosen-rufu, son los emisarios del Daishonin y son hijos del Buda. Cuando los elogiamos, recibimos beneficios en nuestra propia vida.

El budismo enseña la inseparabilidad entre uno y los otros; según este principio, nuestra vida y las vidas de los demás están profundamente conectadas.

En Sobre la Torre de los Tesoros, un escrito dirigido a Abutsu-bo, el Daishonin señala: «Usted podrá pensar que ha entregado obsequios a la Torre de Muchos Tesoros El Que Así Llega, pero no es así: en realidad, ha hecho estas ofrendas a su propia vida».[2] En otras palabras, afirma que hacer ofrendas a la Torre de los Tesoros –es decir, el Gohonzon– es consagrarlas a nosotros mismos.

Valorar el Gohonzon es en realidad valorar el Gohonzon que existe en nuestro propio ser. Esto es, en suma, el corazón de la fe y la esencia del budismo Nichiren.

Atesorar a los hijos del Buda que trabajan por el kosen-rufu es atesorar y fortalecer nuestra propia budeidad. Cuanto más reconocemos y ensalzamos a quienes más trabajan, más buena fortuna y vitalidad obtenemos, tanto para nosotros como para nuestra organización.

En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente el Daishonin explica con esta analogía el principio de la inseparabilidad entre uno mismo y los demás: «Es como cuando uno mira un espejo y hace una reverencia: la imagen reflejada también se inclina ante uno».[3]

Un firme deseo de elogiar a los hijos del Buda es muestra de un poderoso estado vital de budeidad. Quienes alaban al Gohonzon y a nuestros heroicos miembros que promueven el kosen-rufu son personas cuyo estado de budeidad es fuerte.

Debido a la inseparabilidad entre el yo y los otros, cada concesión que hagamos al mal representado por los «enemigos del kosen-rufu» supone condonar o aceptar al mal en nuestras propias vidas, y esto no hará sino conducirnos en dirección a la desgracia. La lucha por cortar la raíz del mal es la lucha por cortar el mal y la desventura de raíz en nuestra propia existencia.

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Por último, me gustaría compartir una reflexión del gran escritor francés Victor Hugo (1802-1885).[4]

En la vida, hay toda clase de dificultades. Todos, en mayor o menor medida, experimentamos adversidades.

Hugo menciona tres maneras de responder a los desafíos: podemos rendirnos y sucumbir; podemos escondernos o alejarnos, o podemos abordarlos de frente. Nuestro futuro diferirá radicalmente en función de la actitud que adoptemos.

Cuando surge una dificultad, algunos bajan los brazos enseguida; piensan que es demasiado para ellos. Hugo los llama «los débiles» y dice que, para ellos, el futuro es «imposible».

Luego están quienes tratan de esconderse de los problemas, tratando de ignorarlos o negarlos. Hugo los llama «los asustadizos» y sostiene que su futuro es «incierto». Pero la desventura los espera, finalmente.

Por último, están los que enfrentan la realidad con coraje y rehúsan ser vencidos. Hugo los identifica como «los pensadores» y «los valientes» y asevera que, para ellos, el futuro es «ideal». Su porvenir es brillante y bello.

Tres enfoques de la vida y tres futuros diferentes: la observación de Hugo tiene mucho en común con la forma de vida que enseña el budismo Nichiren.

Con este espíritu, arremetamos, esforcémonos al máximo y triunfemos. Esa es la manera de culminar nuestra vida con gloriosa, saboreando la victoria y la felicidad absolutas.

(Traducción del artículo publicado el 11 de noviembre de 2023 en el Seikyo Shimbun).


[1] ↑ Las citas de este libro corresponden a NAKAMURA, Hajime: Hikaku Shiso no Kiseki (Registro comparativo del pensamiento), Tokio: Tokyo Shoseki, 1993, págs. 499-500.

[2] ↑ Sobre la Torre de los Tesoros, en END, págs. 317-318.

[3] ↑ OTT, pág. 165.

[4] ↑ Véase HUGO, Victor: Pendant l’exil: 1852-1870 (Durante el exilio: 1852-1870), en Actes et Paroles (Actos y palabras), París: Albin Michel, 1938, vol. 2, pág. 84.

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