Abrir el telón de una nueva época


Orientación para la SGEs


El pasado 3 de mayo se convirtió en un nuevo punto de partida de la organización de la SGI en nuestro continente, en el 50.º aniversario de su establecimiento con el nombre de «Conferencia Europea de la SGI».[1] Ese día, en el Seikyo Shimbun, periódico de la Soka Gakkai, se anunció una nueva estructura de responsabilidad de la SGI de Europa, con el nombramiento de los nuevos copresidentes, Suzanne Pritchard y Robert Harrap, y secretario general, Daiki Nakamoto. Este anuncio coincidió con la participación en la 13.ª reunión de la sede central para responsables de la década que conduce al centenario de la Soka Gakkai en 2030, realizada en Tokio, de estos nuevos responsables junto con otros treinta representantes europeos, en el marco de un curso que se desarrolló allí a lo largo de esa semana.

Los tres representantes de la SGEs en el curso celebrado en Tokio posaron ante el Auditorio Toda de Sugamo, donde se celebró la reunión de la sede central conmemorativa del 3 de mayo. Cathy Rocher fue nombrada vicepresidenta de la SGI de Europa, responsabilidad que también tiene Enrique Caputo (a la dcha. de la imagen). Juan G. Ito es vicesecretario general europeo.

A partir de entonces, las organizaciones europeas de la SGI celebraron reuniones conmemorativas del Día de la Soka Gakkai –que es también Día de las Madres de la Soka Gakkai–, y del cincuentenario de la Conferencia Europea.[2] Al compartir, al mismo tiempo, una mirada hacia los próximos cincuenta años, estos encuentros abrieron el telón de una nueva época, de acuerdo con la invitación que había hecho a los representantes europeos el presidente de la Soka Gakkai, Minoru Harada.

Uno de los temas clave para el avance a partir de ahora a los que se refirió el presidente Harada en la reunión de la sede central del 3 de mayo fue el fundamento de la práctica del budismo Nichiren en la Soka Gakkai y la necesidad de un entendimiento claro de ella, sobre la base de la orientación de Daisaku Ikeda. Afirmó que, ante todo, tenemos que asegurar la práctica asidua del gongyo en nuestra propia vida y, a través del aliento y el apoyo, en la de nuestros compañeros. Es así porque, siendo nuestro objetivo transformar el karma y llevar a cabo nuestra revolución humana, la causa expuesta por Nichiren Daishonin no es otra que la práctica del gongyo y el daimoku. Esta nos permite no ser vencidos por las circunstancias que nos tocan vivir, como muestran numerosos episodios de la vida de nuestro maestro.

Este mes de junio rememoramos, en su 40.º aniversario, la segunda visita de Ikeda Sensei a España,[3] y la apertura del telón de una nueva época –a la que hemos aludido– se escenificará en las Asambleas de la Alegría Soka que realizaremos a lo largo y ancho de la SGEs. Que el tema que subrayó el presidente Harada este 3 de mayo resuene con una orientación central brindada en 1983, durante la Asamblea General de la Soka Gakkai de España celebrada aquel 14 de junio, es tan significativo como estimulante.

Ikeda Sensei disertó ante los participantes en dicha asamblea sobre la frase de los escritos del Daishonin que dice: «Myo significa “revivir”; es decir, volver a la vida».[4] Se refirió al prodigioso poder de «revivir» como la fuerza que retorna la salud y alivia el espíritu a quien ha padecido una enfermedad; la fuerza que permite a quien sufre estrecheces transformar sus circunstancias para tener una vida próspera; la fuerza que irriga de vitalidad juvenil a quien se siente envejecido y sin incentivos en la vida; la fuerza que imprime un refrescante impulso a la persona que se siente estancada y ve todo gris a su alrededor. La fuente de esa energía vivificante es Nam-myoho-renge-kyo; es decir, el prodigio de la fe. Y esto se aplica tanto al individuo como a la familia, las empresas, la sociedad, las organizaciones o los Estados.

Exactamente ocho años después de aquella histórica asamblea, el 14 de junio de 1991, representantes de una nueva generación de jóvenes de la SGEs recibieron a Ikeda Sensei en el Centro Cultural Europeo de Trets, en el sur de Francia, en la antesala de una nueva asamblea –esta vez, de ámbito internacional– que se realizaría allí dos días más tarde, el 16 de junio.[5] En esa oportunidad, poniendo en práctica la enseñanza del Daishonin, el maestro abrió[6] el telón de una nueva época para nuestra organización en España. Años después, la fecha sería designada como Día del Departamento de Mujeres de la SGEs.[7]

El budismo Nichiren es una enseñanza que nos permite transformar nuestras circunstancias en la medida en que nos transformamos interiormente como personas, dedicándonos al proceso de la revolución humana y, de este modo, haciendo que se manifieste nuestra naturaleza de buda inherente. Día tras día practicamos vigorosamente el daimoku, sumamos experiencias de la fuerza de nuestra práctica budista, extendemos a otras personas la alegría de la fe y, así, ampliamos la red de personas dedicadas al bien. Nuestro movimiento ciudadano de personas esclarecidas a través de la práctica del budismo sentará las bases para crear una cultura de respeto a la vida y la dignidad humana, así como un enérgico desarrollo de la sociedad y el cultivo de la paz mundial. Como discípulas y discípulos de esta nueva etapa, ¡abramos el telón en cada Asamblea de la Alegría Soka!


Otras fechas conmemorativas de la Soka Gakkai este mes, tratadas en la sección «Jóvenes 2030», son:

  • 4 de junio: Día del Ikeda Kayo-kai.
  • 30 de junio: Día de la fundación del Departamento de Estudiantes.

MYO: «ABRIR», «ESTAR PERFECTAMENTE DOTADO» Y «REVIVIR»
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Los tres significados del caracter myo, de Nam-myoho-renge-kyo, los aborda Nichiren Daishonin en el escrito titulado El daimoku del «Sutra del loto». Se trata de una carta que data de enero de 1266. Aunque no se sabe a quién iba dirigida exactamente, del contenido se desprende que era una mujer que, con anterioridad, había practicado las enseñanzas de la Tierra Pura (Nembutsu) y que se había convertido al budismo del Daishonin recientemente.
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Desde el principio del escrito, el Daishonin afirma que el beneficio de entonar Nam-myoho-renge-kyo es inmenso y supera todo cálculo. Afirma que «es posible, sin entender el significado del Sutra del loto, con solo entonar los cinco o siete ideogramas de Nam-myoho-renge-kyo una vez por día, una vez por mes, o solo una vez por año, o una vez en una década o en toda una existencia, evitar ser arrastrados a cometer malas acciones graves o triviales, salvarse de caer en los cuatro malos caminos y, en cambio, llegar con el tiempo al estado del que no se retrocede».[8]
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Como la Ley Mística tiene el poder enorme e ilimitado del Buda y el poder de la Ley,[9] puede transformar cualquier clase de karma negativo.
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Como escribe el Daishonin en otro texto: «Nam-myoho-renge-kyo es como el rugido de un león».[10] Cuando un león ruge, los demás animales son llamados a silencio. El poder del gran bien que se activa con la recitación del daimoku, aunque sea una vez, puede derrotar todas las expresiones del mal.
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El Daishonin también escribe: «Solo los siete caracteres de Nam-myoho-renge-kyo son la semilla para el logro de la Budeidad».[11] Una sola semilla, al germinar, puede convertirse en una planta, dar muchas hojas y ramas, producir abundantes flores y cuantiosos frutos.
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Nam-myoho-renge-kyo, semilla de la budeidad, contiene las causas de todas las innumerables prácticas que conducen a la iluminación, y los efectos de todos los beneficios y de la máxima buena fortuna que derivan del logro de la iluminación. Por eso, si plantamos la semilla en el campo de nuestro corazón, aunque solo sea una vez, tenemos la seguridad de poder lograr el mismo estado de vida que el Buda.
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La mujer a quien fue dirigida esta carta debe de haberse sentido muy reconfortada al saber que recitar Nam-myoho-renge-kyo una sola vez nos permite entrar en el Camino que lleva a lograr la budeidad. La lectura de estas palabras habrá fortalecido su fe y le habrá permitido entonar daimoku con mucha mayor alegría.
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Seguidamente, el Daishonin analiza el profundo significado del ideograma myo, y expone sus tres significados: abrir, estar plenamente dotado y revivir.
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En primer lugar, el Daishonin afirma: «[E]l ideograma myo significa “abrir”».[12] El Sutra del loto es la escritura que abre el camino a la iluminación de todos los seres, propósito supremo del budismo.
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La Ley Mística tiene el poder de abrir el arca de tesoros que existe en la vida de todos los seres vivos, es decir el estado de budeidad latente en la realidad de los nueve estados, y de revitalizar con vigor la existencia humana.
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Con respecto a estar «plenamente dotado», el Daishonin se vale de dos analogías: «una gota del gran océano contiene en sí misma las aguas de todos los ríos que confluyen en él» y «las plantas y los árboles se marchitan y pierden sus hojas en otoño e invierno, pero cuando el sol los entibia en primavera y verano, asoman brotes y hojas nuevas en sus ramas, y luego, flores y frutos».[13] De la misma manera, el solo ideograma myo contiene dentro de sí todas las enseñanzas y todos los beneficios, que se manifiestan en respuesta a las causas y condiciones.
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Finalmente, el Daishonin hace la declaración: «Myo significa “revivir”; es decir, volver a la vida».[14] Esta cristaliza la convicción en el beneficio incalculable e ilimitado de la Ley Mística, que tiene el poder de revivir a todos los seres y permitirles lograr la budeidad.
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(Texto basado en una disertación de Daisaku Ikeda sobre El daimoku del «Sutra del loto» publicada en Daibyakurenge, julio de 2014).
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(Haz clic para volver a la mención en el texto principal del artículo).


[1] ↑ Para profundizar en el significado de este cincuentenario, véase el número anterior de esta revista.

[2] ↑ Ib. La fecha de referencia de esa efeméride es el 13 de mayo.[3] ↑ Al respecto, véase tb., en este número, la sección «40.º aniversario».

[4] ↑ END, pág. 151.

[5] ↑ Puede leerse más sobre el encuentro mencionado aquí en Civilización Global, n.º 194, junio 2021, sección «Para dialogar».

[6] ↑ Como puede leerse en el texto complementario del recuadro, «abrir» es otro de los significados de myo.

[7] ↑ Esta conmemoración ha motivado, en este número, la elección de las experiencias presentadas en la sección «Mi historia».

[8] ↑ END, pág. 148.

[9] ↑ Aquí se alude a dos de las cuatro fuerzas o poderes de la Ley Mística (los otros dos son el poder de la fe y el poder de la práctica), cuya conjunción nos permite lograr la budeidad y concretar las metas por las cuales oramos. La fuerza del Buda se refiere al poder inherente a la vida de los budas, mientras que la fuerza de la Ley denota el poder ilimitado de la Ley Mística.

[10] ↑ Respuesta a Kyo’o, en END, pág. 433.

[11] ↑ WND-2, pág. 804.

[12] ↑ END, pág. 152.

[13] ↑ Ib., pág. 153. Seguidamente, el Daishonin escribe: «Antes de que se predicara el Sutra del loto, las personas de los nueve estados eran como plantas y árboles en otoño e invierno. Pero cuando el ideograma myo del Sutra del loto brilló sobre ellas, como el sol vernal y estival, se abrió en ellas la flor del deseo de la iluminación, y brotó el fruto de la Budeidad o del renacimiento en la tierra pura».

[14] ↑ Ib., pág. 156.

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